El “Vivencias de mujeres que han sufrido mutilación genital femenina (MGF) como factor sensibilizador de la función preventiva de los profesionales de salud en la provincia de Alicante”, liderado por el catedrático de Enfermería de la Universidad de Alicante, José Siles, está analizando el fenómeno de la mutilación genital femenina. Los testimonios de las mujeres participantes dejan claro que detrás de la ablación está sobre todo la presión social, ya que solo alguna de las participantes menciona el tema religioso como un indicativo del Corán.
Desde principios de año pasado, el Grupo de Enfermería y Cultura de los Cuidados “EYCC” de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Alicante trabaja en este estudio para contribuir a la erradicación de la MGF. Uno de los ejes de este proyecto es conocer la propia experiencia y percepción acerca de la mutilación genital femenina en mujeres del África subsahariana asentadas en la provincia de Alicante, así como realizar un programa de formación y sensibilización para profesionales de la salud.
“Es importante poner de manifiesto la dificultad que las mujeres tienen para abordar este tema”, indica una de las integrantes del grupo de investigación, la profesora de Enfermería de la UA Carmen Solano. “Lo consideran algo muy íntimo y personal y les da vergüenza hablar del mismo, agachan la cabeza y miran hacia otro lado para no cruzar la mirada con su interlocutor”. En este sentido, la labor de los expertos de la UA es muy clara desde el comienzo del proyecto: “nuestra labor principal se centra en no sancionar ciertas conductas, si no estar a su lado ofreciendo conocimiento y apoyo para cualquier problema tanto de tipo físico o psicológico derivado de dicha práctica”, añade Solano.
Palabra tabú
Para algunas mujeres la palabra mutilación es tabú y solo la han escuchado cuando han llegado a España. Según la investigadora, durante los dos talleres realizados con mujeres del África subsahariana, “no mencionan en ningún momento la palabra mutilación o ablación utilizando vocablos como ‘la práctica’ o ‘el rito’. La mayoría de ellas no recuerda bien su experiencia personal ni a qué edad se le practicó, comentan que eran demasiado pequeñas, pero si recuerdan, que fueron llevadas a ‘la vieja’ junto con otras niñas, presenciando algunas escenificaciones de hermanas”. Las edades varían entre los pocos meses después del nacimiento a los 4-9 años. La principal fundamentación de la práctica es la realización de un rito de transición cargada de simbolismo que implica el paso de niña a mujer.
En líneas generales, han detectado los investigadores de la UA, no suelen reconocer consecuencias negativas derivadas de la práctica. Manifiestan no haber tenido dificultades para poder quedarse embarazadas o problemas en las relaciones de pareja, pero cuando los investigadores inciden en conocer la incidencia de patologías como infecciones, hemorragias o incluso molestias durante el coito, casi todas expresan haber padecido algún tipo de problema. “Son muy pocas las mujeres -sólo dos- las que han llegado al momento transcultural tomando conciencia de lo que implica la mutilación genital femenina para su vida como mujer con una actividad sexual plena y satisfactoria”, señala Carmen Solano.
Por otro lado, a pesar de conocer que esta práctica está prohibida tanto en España como en sus países de origen, aseguran que saben que se sigue practicando porque las madres y abuelas necesitan que sus hijas o nietas sean reconocidas como mujeres por la comunidad. “Algunas refieren que ahora son los médicos o sanitarios en hospitales o centros asistenciales donde realizan la MGF”, detalla la investigadora de la UA.
Medidas de control: sensibilización e información
En España, y concretamente en la Comunitat Valenciana, los pediatras de centros de atención primaria realizan un seguimiento a las niñas cuyas madres proceden de países donde se realiza esta práctica y que van a viajar durante los meses de vacaciones. En este marco, parte del trabajo de los investigadores de la Universidad de Alicante se centra en proporcionar información y sensibilizar a los profesionales de salud -sanitarios y no sanitarios- que trabajan con mujeres procedentes de países donde se realiza la ablación genital.
“Entendemos la necesidad de adquirir conocimientos sobre esta práctica para que los profesionales sean capaces de detectar posibles mujeres o niñas en riesgo de sufrir MGF y sepan actuar ante ellos. La educación específica para los profesionales de la salud es crucial y se plantea como reto por parte de las instituciones sociales y de la administración pública”, destaca Carmen Solano.
Según los primeros resultados del estudio de la UA, “a pesar de que los profesionales de la salud son conocedores de esta práctica, desconocen los protocolos de actuación y manifiestan dificultades en el sistema a la hora de realizar un seguimiento de la mujer afectada”. Dentro de los profesionales de la salud, las enfermeras y las matronas desempeñan un papel clave en la prevención, sensibilización e intervención de la MGF, ya que son profesionales cercanas a las mujeres y aptas para abordar el fenómeno durante el proceso de atención de enfermería.Acciones
Desde el proyecto liderado por la Facultad Ciencias de Salud de la UA, además de varias acciones de concienciación celebradas durante 2018, tienen programados varios cursos de sensibilización sobre la MGF para profesionales sanitarios de los hospitales generales universitarios de Alicante y Elche. Además, las VII Jornadas Internacionales de Cultura de los Cuidados, previstas los días 13 y 14 de junio en la UA, estarán dedicadas a violencia de género, mutilación genital femenina y cuidados de salud.