Este jueves 11 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Obesidad, una enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1975 se ha casi triplicado en todo el mundo. Una cifra alarmante, que lo es aún más, si se traslada a los niños, ya que la obesidad infantil se ha multiplicado por diez en los cuatro últimos decenios.
Así lo advierte, desde la Universidad de Málaga, el profesor de Actividad Física y Salud José Carlos Fernández, quien pone en la ‘diana’ este problema que investiga desde hace más de dos décadas.
20 años de retroceso
“La condición física de los niños ha disminuido en los últimos veinte años”, asegura Fernández, que coordina un estudio en el que ha analizado a más de 600 niños de ambos sexos, primero en 1996 y, después, en 2016.
Se trata de un trabajo pionero, que fue seleccionado por el Congreso Europeo de la Obesidad, celebrado en Viena en el mes de mayo. En el mismo, se evaluó la condición física, así como factores antropométricos, de niños de once años de Málaga y provincia.
Igualmente, se examinó la recuperación de la frecuencia cardiaca en los niños a los tres minutos del esfuerzo físico, evidenciando también resultados más lentos en aquellos con un índice de masa corporal (IMC) más alto, un hecho, que, según este profesor, puede trasladarse a la sociedad en general.
España, a la cabeza en crecimiento de obesidad infantil
“Nos encontramos ante un ‘coctel’ perfecto para que el número de obesos continúe en aumento”, afirma. “De hecho, España es uno de los países en los que más ha crecido la obesidad infantil”.
José Carlos Fernández, en el marco del Grupo de I+D+i que coordina, investiga cómo combatir esta lacra desde la psicología, la nutrición y la actividad física. “Es necesario abordar la obesidad desde estas tres vertientes, a partir de un enfoque multidisciplinar”, añade.
Así, desde hace dos años, trabaja en una nueva línea, en la que también estudia a jóvenes adultos, donde analiza cómo la actividad deportiva influye en el rendimiento académico.
“En los colegios ya se ha detectado una tendencia positiva en este sentido, sin embargo, todavía hace falta tiempo y nuevas iniciativas que promuevan un cambio de enfoque hacia la condición física de los niños, más allá de la cuestión del peso”, concluye Fernández.