Ginés Morata ha recibido el escudo de Rioja tras presentar su primera biografía

El científico galardonado con el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, Ginés Morata, ha presentado esta mañana la biografía, escrita por la periodista almeriense Miriam Buil. En la mañana de hoy, Morata ha tenido una agenda muy apretada, ya que tras la firma en el libro de honor de la Diputación de Almería y presidir la inauguración, en la capital, del colegio que lleva su nombre, ha regresado a Rioja, su localidad natal, donde ha recibo el Escudo de Oro y ha inaugurado el centro de día para personas mayores que también lleva su nombre.

La biografía de Morata ha sido editada por la Diputación de Almería, dentro de la colección ‘Almerienses de palabra’, y bajo el título ‘Ginés Morata. El explorador de los espacios’, ha sido redactado por la biógrafa y periodista Míriam Buil.

La obra es el resultado de dos años de trabajo en los que, por un lado, ha realizado entrevistas tanto al propio Morata como a su círculo personal, y por otro, ha adquirido nociones de genética tanto para comprender la magnitud de los descubrimientos del científico, como para poder ponerlos al alcance de un público no especializado.

Así, de las tres partes en las que se divide el texto, la primera trata sobre la juventud de Morata, desde su nacimiento hasta que finalizó sus estudios de bachillerato en la Universidad Laboral de Sevilla. “Es un retrato de la vida cotidiana de Rioja y de Almería en los años 40 y 50, por donde desfilan personajes como José ‘El boticario’, abuelo de Ginés, quien era un hombre muy querido en el pueblo porque ejercía de ‘partero de guardia’ y ayudó a traer al mundo a más de un riojeño”, explica la autora. En este capítulo, se muestran estampas típicas de la Almería de la época desde el recuerdo de Morata como los partidos de fútbol en la calle con un balón fabricado con trapos o papeles, las visitas a los cine de verano, y la imitación de ídolos del boxeo, “deporte que estaba de moda”, apunta la escritora.

La segunda parte del libro explica la relación de Ginés con la ciencia y arranca con su llegada a Madrid para estudiar Ciencias Biológicas, de forma que repasa su trayectoria científica hasta el día de hoy. Ahí se relata su estancia en el Reino Unido, una etapa “muy importante porque le abrió los ojos a lo que se estaba haciendo fuera de España, y su posterior regreso a Madrid, donde se incorpora al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)”. Con breves paréntesis en distintas universidades extranjeras, es en el centro del CSIC donde comienza su ascenso profesional. “Morata pasa de colaborar en los laboratorios de otros genetistas a dirigir el suyo propio, y a partir de ahí llega la lluvia de premios que culminó con el Príncipe de Asturias”, indica Buil.

En este sentido, el texto recoge una anécdota sucedida después de recibir el premio Príncipe de Asturias en la que Morata, acompañado por el científico Peter Lawrence volvía a su hotel y fue sorprendido por una banda de gaiteros que tocaron en honor a los científicos, un hecho por el que confesó “no estar acostumbrado”, lo que, según la autora, denota su condición de persona “sabia y humilde”.

El retrato personal de Morata llega con la tercera parte de la obra en la que se habla de su día a día, de sus aficiones —es corredor de fondo, montañero y pescador de río, entre otros aspectos— sus creencias religiosas, su visión de la ciencia, la política y otras acepciones de la vida. 

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