Antonio Pascual Acosta ya es Doctor Honoris Causa por la UJA

El catedrático de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Sevilla y director del Centro Andaluz de Prospectiva, Antonio Pascual Acosta, fue hoy investido como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Jaén (UJA), en un acto en el que manifestó su apuesta por un proyecto educativo “con perspectiva de futuro”, que integre en la sociedad a alumnos y alumnos, como miembros “activos, responsables, útiles y creativos”

El Claustro de la Universidad de Jaén aprobó el pasado 2 de octubre la concesión del Doctorado Honoris Causa al estadístico Antonio Pascual. El acto de investidura fue presidido por el rector de la UJA, Juan Gómez Ortega, que estuvo acompañado por el rector de la Universidad de Almería, Carmelo Rodríguez Torreblanca; el rector de la Universidad Internacional de Andalucía, José Sánchez Maldonado; el rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro Arroyo, y el rector de la Universidad de Cádiz, Eduardo González Mazo.

Antonio Pascual, que comenzó su discurso con una cita de la obra ‘La Regenta de Clarín’, de Benito Pérez Galdós, dijo sentirse en su tierra, ya que, “a lo largo de mi vida, Jaén ha sido una referencia esencial y determinante de mi biografía más personal e íntima”. El nuevo Doctor Honoris Causa de la UJA recordó la puesta en marcha de la Universidad de Jaén, en 1993, que no hubiese sido posible “sin la calidad docente e investigadora, el empuje y el tesón de tantos profesores del Colegio Universitario de Jaén. Sin el apoyo y colaboración de tantas personas que, ya sea desde la Junta de Andalucía, desde la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Jaén, desde los partidos políticos, desde las organizaciones empresariales y sindicales, o desde los medios de comunicación, ayudaron a hacer realidad un instrumento que ha transformado social, cultural y económicamente, a la ciudad de Jaén y a toda su provincia, y que ha ayudado a abrir en Jaén una ventana al mundo”.

Antonio Pascual rechazó cualquier proyecto educativo “sometido a las demandas perentorias del mercado, y apostó por uno, con perspectiva de futuro, que considere “a cada alumno y alumna como persona, aún en fase de formación, y a los que, por tanto, hay que ofrecerles medios humanos y materiales, conocimientos científicos y culturales, así como sólidos principios éticos y valores cívicos que les permitan, una vez interiorizado todo este bagaje, crecer en madurez, en autonomía y criterio propio, para juzgar o actuar”, de esta forma, añadió, avanzarán en el dominio de los procedimientos y destrezas “que han de servirles a lo largo de su vida, para integrarse en la sociedad como miembros activos, responsables, útiles y creativos”.

A su juicio, educar es, ante todo, abrir horizontes, “impulsar el acceso al mayor número de oportunidades, promover la capacidad de elección, facilitar la resolución de los problemas y de las necesidades que se planteen ahora o en el porvenir y es también, lógicamente, motivar e ilusionar a los jóvenes, ayudarles a ser ellos mismos y a estar preparados para analizar el entorno en el que cada cual se mueve, con el fin de intervenir en él como un factor de cambio y transformación”.

Antonio Pascual defendió, asimismo, “la tarea pública”, el trabajo de hombres y mujeres que se dedican a la política. “Pienso que aún siguen vigentes, al menos para mí lo están, aquellas características que el filósofo e historiador alemán, considerado por muchos como uno de los padres de la sociología moderna, Max Weber, señalaba como esenciales para el ejercicio de una tarea pública en una sociedad democrática: pasión, sentido de la responsabilidad y mesura”.

Durante su intervención, Antonio Pascual hizo un reconocimiento “profundo y sincero” a la que considera la mayor y más noble aventura de la historia. “La humanidad no sería la que es, ni habríamos alcanzado el nivel de bienestar y el grado de autonomía del que hoy gozamos, sin las sucesivas aportaciones de estudiosos, científicos e investigadores, de miles de hombres y mujeres que, a contracorriente muchas veces y en frecuente conflicto con dogmas, directrices o inercias, probaron intuiciones, fundamentaron conocimientos y aplicaron técnicas innovadoras que, poco a poco, han ido abriendo y despejando el camino del futuro”.

Laudatio

El padrino de Antonio Pascual fue el profesor titular del Área de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Jaén, Emilio Damián Lozano Aguilera, que se encargó de pronunciar la Laudatio, en la que enumeró los méritos de Antonio Pascual, destacando su capacidad para transmitir “proyectos e ilusiones, su cercanía, su compromiso y su solidaridad con los colectivos que en el ámbito académico, e incluso personal, se le acercan”. Para Lozano, “hoy es un día grande, gozoso y festivo, al agregar la Universidad de Jaén a tan ilustre persona a su Claustro de Doctores”.

Asimismo, añadió que Pascual Acosta alcanzó el máximo nivel académico en la Universidad, lo que junto “a su trayectoria dilatada en los aspectos investigadores, le permite tener una visión consolidada y amplia del mundo universitario”. A ello, sumó el hecho de haber vivido durante un periodo de profundos cambios experimentados en la sociedad española, en general, y en la universidad, en particular, donde se pasó “de un patrón monolítico y elitista, a una estructura participativa y más próxima a la sociedad, no estando reservado ya el acceso a la universidad a un sector específico de esta, y, por último, a experimentar la creación de las autonomías y, en primera persona, la transferencia a las comunidades autónomas de competencias en materia de universidades”.

Emilio Lozano recordó que en 1986 recayó sobre él la responsabilidad de la gestión de la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía, momento en el que surgió la oportunidad de aplicar su proyecto político “que afectó a las universidades andaluzas, tanto en los aspectos docentes, como investigadores”. Entre sus logros destacó la construcción de una imagen unitaria y de cohesión de la enseñanza universitaria andaluza hacia el exterior. “El efecto institucional también es observable desde el interior de Andalucía al crear el Consejo Andaluz de Universidades, que con el respeto a la autonomía de cada Universidad, ha contribuido a construir la identidad universitaria andaluza”, subrayó.

Asimismo, valoró el aspecto investigador de Antonio Pascual, “con el programa político universitario que desarrolla en la Consejería de Educación y Ciencia afronta, muy acertadamente, la mejora y respaldo de la investigación con la puesta en marcha y el desarrollo del Plan Andaluz de Investigación, que sigue siendo un referente en la actualidad, denominado hoy PAIDI y que ha permitido contar con un conocimiento real de la potencialidad investigadora de Andalucía, gracias a acciones como la destinada a inventariar los grupos de investigación y su posterior jerarquización, con la creación de grupos y centros de excelencia.

Por último valoró su trabajo como director del Centro Andaluz de Prospectiva. “Su amplia experiencia en el uso de técnicas de muestreo, lo sitúan como referente en la aplicación de estas y en las de encuestas por muestreo, herramienta de uso imprescindible hoy en día para ayudar en procesos de toma de decisiones”.

Nuevo Doctor Honoris Causa

Tras la toma de sus atributos (anillo; guantes blancos y libro de la Ciencia y de la Sabiduría) y ser nombrado Doctor Honoris Causa por la UJA, Antonio Pascual Acosta pronunció su discurso de ingreso en este claustro. El acto de investidura del nuevo Doctor Honoris Causa fue cerrado por el rector de la Universidad de Jaén, que pronunció su discurso de bienvenida al Claustro.

El rector de la UJA comenzó su intervención haciendo hincapié en el reconocimiento del Claustro de doctores de la UJA a la “extraordinaria trayectoria como científico en el campo de la Estadística y de la Investigación Operativa, trayectoria que ha sido capaz de compatibilizar con maestría con una actividad política efervescente, desarrollada fundamentalmente en los ámbitos de la gestión del conocimiento, la promoción de la ciencia y el desarrollo de la universidad y de la educación en Andalucía”.

Juan Gómez subrayó, además de la trayectoria científica de Pascual, su dedicación al servicio público a través de la política, “particularmente de la política relacionada con el desarrollo de la ciencia y de la universidad, y su estrecha relación con la creación de nuestra querida Universidad de Jaén”. Así, destacó que esta prolija actividad le ha hecho acreedor de un buen número de distinciones a su labor, como la concesión de la Medalla de Oro de la Universidad de Jaén en el año 2002 por “su voluntad política de decidido apoyo a la Ciencia y la Cultura reflejada en la creación de la Universidad”.

También, el rector afirmó que durante la más de una década que dedicó Antonio Pascual a la política, vivió para ésta “y para la política educativa y universitaria principalmente”. Cuando su periodo político terminó, regresó a la Universidad de Sevilla y retomó su carrera académica e investigadora con naturalidad. “Esta capacidad de reintegrarse y retomar una deslumbrante carrera académica, tras haber desarrollado una intensa actividad política, es, desde mi punto de vista, uno de los aspectos que evidencia más claramente la valía personal y la reconocida capacidad del doctor Antonio Pascual Acosta”

Juan Gómez hizo referencia a la sociedad del conocimiento, donde “todas las regiones deben poder desarrollarse con unas estrategias que se basen en la investigación, la innovación y la generación y la transmisión del conocimiento”. Esto constituye, a su juicio, “una apuesta estratégica importante y trascendente para muchos territorios. La competitividad basada en la innovación tiende a provocar concentraciones de conocimiento, con flujos de talento entre regiones, creando polos de conocimiento cada vez más localizados alrededor de las grandes poblaciones y aglomeraciones urbanas y de actividad económica, normalmente las grandes capitales”. Esta tendencia sólo puede ser compensada- dijo- con una actuación estratégica decidida, “que permita generar conocimiento y atraer también a los mejor cualificados hacia regiones que no cumplen con las características anteriores. Y las universidades se convierten así en instrumentos clave para conseguir este propósito”. Ésta era la percepción de Antonio Pascual Acosta hace 25 años, “y como consecuencia impulsó el nacimiento de la Universidad de Jaén, al mismo tiempo que las Universidades de Almería y Huelva, y sus veinticinco años de historia muestran que su visión no era utópica, al contrario, nuestra universidad ha sido fundamental en el desarrollo y transformación de la provincia de Jaén.

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