La Almería del siglo XIX era una tierra con cierto poder económico. La actividad mercantil y la minería propiciaron el nacimiento de una clase burguesa amante de las buenas costumbres y del arte; una burguesía que imitaba las costumbres de la corte, que quería trasladar a las provincias la actividad artística y cultural de la metrópoli madrileña. Así, esta clase pudiente dio pie al desarrollo de un arte conservador, rayado en el realismo, que trabajó para satisfacer las necesidades de esta clase privilegiada. Una muestra recoge medio centenar de cuadros de esta época, pinturas que representan a uno de los periodos históricos más convulsos y que representan fielmente el sentir de esta época, y que se puede visitar hasta el 15 de mayo en la Diputación.
Agrupada bajo el título de ‘El impulso creador de la burguesía almeriense. La pintura de la modernidad 1850-1936’, esta muestra marca un antes y un después en la historia expositiva de la provincia, ya que es la primera vez que se pueden ver juntos cuadros de este nivel en Almería. Se trata de una exposición que se ha alimentado de los fondos pictóricos de la ciudad de Almería, Gádor y Pulpí, que han cedido las obras para esta muestra comisariada por el profesor de la Universidad de Almería José Jaime Capel.
A lo largo de la exposición se puede disfrutar de la pintura de los 16 artistas más destacados de la época y que fueron los artífices de esta pintura conformista y apegada al poder. Cuadros de autores como Carlos López Redondo, Antonio Bedmar, José Díaz Molina, Pedro Antonio Martínez, Andrés Giuliani, Emiliano Godoy, Francisco Prats y Velasco, Manuel Luque, Rosario López Quesada, José María Tamayo, Carmen Rodríguez Batiste o Miguel Salmerón.
Entre todos ellos presentan la evolución de la pintura almeriense, desde un concepto de arte ligado a la realidad hasta las primeras expresiones de impresionismo, incluso con algunas ilustraciones implicadas en los movimientos de vanguardia.
Una muestra pictórica que recoge retratos tan impresionantes como el de Alfonso XIII Joven, de José Días Molina, o el retrato de Nicolás Salmerón, también de Díaz Molina; un impresionante retrato de la Reina María Mercedes, de Andrés Giuliano; o la Conquista de Almería, realizado por Juan Fernández Corredor y Cruz. Todos ellos, muestras de un arte que bebe de la tradición pictórica española y que cuenta con hitos tan destacados como el San Jerónimo, de Días Molina, que hereda el claroscuro de Ribera.
Toda esta producción artística nació bajo la influencia de la Escuela de Dibujo, fundada en 1938 por la Diputación de Almería; la Escuela de Artes de Almería y, la Escuela de Artes y Oficios, instituciones que contaron con docentes de la talla de Manuel Berruezo, Andrés Giuliani y José Gómez Abad, entre otros.
