Francisco Javier Saura, ingeniero industrial por la Escuela de Industriales de la Universidad Politécnica de Cartagena, trabaja como investigador en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales que se encuentra del Centro Europeo para la Investigación Nuclear (CERN) en la ciudad suiza de Ginebra. Desde la vanguardia de la I+D europea, Saura recomienda estudiar ingeniería industrial en la UPCT y engrosar sus equipos de competición.
“Hace poco más de nueve años que comencé la carrera de Ingeniería Técnica Industrial con Especialidad en Mecánica y a continuación cursé el segundo ciclo de la titulación de Ingeniero Industrial, todo ello en la UPCT y participando en el equipo de competición UPCT Racing Team”, rememora Francisco Javier Saura. “Tras titularme, he estado trabajando en varias empresas y desarrollando proyectos de ingeniería por mi cuenta hasta que finalmente he podido disfrutar de la experiencia de formar parte del equipo investigador del CERN (Centro Europeo para la Investigación Nuclear)”.
La trayectoria profesional de Francisco Javier Saura se inició en empresas de maquinaria, prosiguió participando en un proyecto de aerogenerador de eje vertical y realizando servicios de ingeniería por su cuenta. “En abril de 2017 recibí un correo electrónico del CERN en relación con un puesto al que me había presentado meses antes y que ya no recordaba. Fue tan sencillo que no me lo creía. Una llamada al día siguiente en la que sólo querían confirmar mi nivel de inglés y francés y si sabía usar tal o cual programa, y a la semana siguiente me dieron la noticia de mi contratación”, resume.
Fue asignado al departamento de radiofrecuencia, trabajando en los componentes del acelerador previo por el que pasan las partículas para alcanzar la velocidad de la luz antes de ser colisionadas. “La radiofrecuencia es al acelerador de partículas como la gasolina a un motor de combustión”, ejemplifica Saura. “Mi día a día en el CERN es muy variado: paso la mitad del tiempo diseñando utillaje para montajes, realizando tests, desarrollando nuevos dispositivos, planificando tareas, contactando con proveedores…. y la otra mitad manchándome las manos, montando, desmontando, pintando… porque es como en realidad se aprende”.
Francisco Javier resalta como las claves de su éxito profesional “la excelente formación académica de la Escuela de Industriales de la UPCT e iniciativas como los equipos de competición y asociaciones tecnológicas en los que podemos enrrolarnos para desarrollar al máximo nuestras capacidades”, resalta.
“Francisco Javier fue un estudiante ejemplar tanto por su rendimiento académico como en su paso por el UPCT Racing Team con el que competimos en las pruebas Formula Student”, cuenta Patricio Franco, director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial (ETSII). “Estoy seguro de que tendrá un brillante futuro profesional, como otros muchos estudiantes que se han involucrado en las actividades formativas complementarias como los equipos de competición, las asociaciones tecnológicas, las becas de colaboración, las prácticas externas y otras diversas iniciativas”, añade.
“Conseguí sacar la carrera a curso por año esforzándome a muerte durante mis estudios, pero no me importaba ya que la mayoría de asignaturas me gustaban bastante y palos con gusto no duelen”, reconoce el exalumno, subrayando el “prestigio internacional” de la Escuela de Industriales de la UPCT. “Participar en Formula Student me supuso un esfuerzo extra, realizando desde el primer año análisis de costes de fabricación de nuestros prototipos, con informes de más de doscientas páginas que tuve que presentar ante los jueces de la competición”, recuerda. “Todavía no sé cómo compaginé clases, prácticas y exámenes con noches en el taller, reuniones, visitas a proveedores… pero sin lugar a dudas repetiría esta experiencia, tanto por la gente increíble que conocí y que todavía son mis amigos, como por la enorme cantidad de ingeniería que se aprende”, asevera Saura, que también fue el responsable de diseñar el sistema de admisión para la mejora del rendimiento del motor.
“Desde fuera puede parecer un grupo de jóvenes jugando a fabricar un coche, pero es ingeniería con mayúsculas. En la competición te cuestionan todo y tienes que defender hasta el más mínimo detalle de tu diseño. Y aprendes bastante de la realidad de la industria, lo cual supone un complemento ideal para los contenidos de las asignaturas que estudiamos en las aulas”, argumenta el exalumno. “Es una muy buena carta de presentación de cara a conseguir tu primer trabajo”, apunta.
“En un mundo tan complejo como es el de la ingeniería, si quieres ser competente debes saber mucho sobre aquello en lo que seas especialista y también un poco del resto de disciplinas”, añade Francisco Javier Saura. “Sin darte cuenta un día tirarás de algo de química cuando tengas que diseñar un depósito de químicos y ver las propiedades del material que vas a usar, otro día tirarás de algo de electrónica para ver cómo controlar unos motores eléctricos, al día siguiente estarás viendo cómo mejorar el funcionamiento de una determinada bomba hidráulica y por la tarde viendo por qué se calienta demasiado un motor. Por ello, los ingenieros industriales somos muy apreciados en todo tipo de empresas”, concluye.
Saura recomienda a los futuros estudiantes que “elijan alguna de las titulaciones del campo de la ingeniería industrial en la UPCT, como hice yo, que intenten aprender al máximo de las diferentes asignaturas de la carrera, porque, tarde o temprano, esos conocimientos resultan muy útiles, que se involucren en los equipos de competición y que realicen los cursos que se ofertan en la Escuela de Industriales sobre las herramientas que necesitamos los ingenieros industriales en nuestro día a día”.