Los Viernes Científicos de la Universidad de Almería regresarán tras la Semana Santa con el conocido naturalista, campesino y divulgador Joaquín Araújo, con una conferencia para la toma de conciencia de que el trabajo de conservación se hace para trascender en el tiempo.
Araújo se define como ‘campesino’ porque dedica la mayor parte de su tiempo a la agricultura ecológica. De hecho, ha plantado aproximadamente un árbol por cada día que ha vivido, siendo aproximadamente unos 24.500 por ahora. Además de eso, la actividad de Joaquín Araújo Ponciano es incansable respecto a la divulgación. En ese sentido, escribe, hace radio y cine documental, da conferencias, realiza exposiciones y es activista ecológico y cultural desde hace 49 años. Este autor de más de un centenar de libros en solitario, más de dos centenares si se contabilizan sus participaciones como coautor o publicaciones colectivas, ofrecerá el próximo día 6 de abril, desde las 12:15 horas y en la Sala de Grados del Aulario IV, una conferencia que ha titulado ‘Ética ecológica’.
Su alta capacitación para disertar sobre el fondo de la cuestión se sustenta en parte en 34 carnets de otras tantas ONGs, siendo fundador y presidente de algunas a lo largo de su trayectoria, en la que también es obligado hacer referencia a que ha dirigido y en parte escrito 8 enciclopedias. El curriculum de este ponente es imponente, con 2.516 artículos publicados y siendo guionista en nada menos que 340 programas de televisión. En relación a ello, y teniendo en cuenta su prolija producción radiofónica, con unos 5.700 programas, en ambos medios hizo historia realizando los primeros directos de naturaleza. Se trata, por tanto, de un muy contrastado ponente con más de 2.500 conferencias pronunciadas en una decena de países, que además es reconocido, como deja clara la cifra de 49 premios concedidos en su vida, el único español dos veces galardonado con el Premio Nacional de Medio Ambiente.
El final de su presentación podría ser el principio de su intervención en los Viernes Científicos de la UAL, ya que se asegura que “sobre todo pretende, aunque seguramente es imposible, salvar a lo que le salva: la Natura”. En el resumen de su intervención, el propio Araújo comienza con un clarificador “nada ha creado la inteligencia mejor que la ética”. El matiz al respecto es que “nunca debe ser considerado ético lo que solo beneficia a una parte de los sujetos, y en cualquier caso, siempre merece la pena todo esfuerzo que evite o intente evitar que la ignorancia y su ‘hija’, la violencia, sean dueñas de los empeños humanos”. En el lado contrario, “ese pensar y actuar con respeto no solo hacia los demás sino también hacia lo demás, ha encontrado una estimulante y coherente ampliación en lo que hoy consideramos ética ecológica”.
Joaquín Araújo se fija en conceptos básicos para el desarrollo de la vida dentro de la misma: “No solo somos pacifistas, sino también pacíficos, es decir, además de evitar la guerra como solución de cualquier conflicto, no menos descartamos la violencia en todas sus formas, incluido el desprecio a los que piensan de otra forma”. Introduce un mensaje rotundo de género: “El respeto a la condición femenina en plano de total igualdad informa todo el proyecto ecologista”. El autor ve obligado el prisma de considerarse “pertenecientes no solo a una civilización, sino también a una biosfera”, para concluir con “lo más sobresaliente de la ética ecológica”, que es el trascender en el tiempo: “Cuando conseguimos que el aire respire un poco más de transparencia, que el agua beba limpidez, que crezcan árboles y cosechas no contaminadas, no lo estamos haciendo para nosotros exclusivamente, (…) estamos trabajando para que dentro de cien o mil años quede algo de este fascinante e imprescindible espectáculo que es la vida en el planeta Tierra”.