Seis artistas de la UMA exponen los proyectos creados como residentes

Las tres salas de La Coracha del Museo del Patrimonio de Málaga albergan hasta el día 15 de octubre la exposición Dentro del Leviatán que muestra al público el resultado del trabajo durante un año de seis jóvenes graduados de la Facultad de Bellas Artes.

Anaís Angulo, Paloma de la Cruz, Sabina Huber, Juan Antonio Pérez, Alberto Rico y Javier Bermúdez fueron los ganadores de las seis becas Artista Residente de Postgrado (ARP) en su cuarta edición.

Los cinco primeros desarrollaron la beca en los talleres de la facultad creando las obras que ahora se exponen, mientras que Javier Bermúdez lo hizo en las instalaciones del Link by UMA, en el edifico The Green Ray en la ampliación del campus, preparando una propuesta de comisariado de la exposición de los trabajos de sus compañeros.

Durante los últimos meses han contado con “un espacio propio en la Facultad de Bellas Artes o en el edifico de Link y un seguimiento, asesoramiento y tutorización personalizados”, en palabras de José María Alonso, impulsor y coordinador de la Beca ARP y que comparte con Javier Bermúdez las tareas de comisariado en esta edición.

“Estas becas –continuó Alonso- surgieron por iniciativa de la Facultad y gracias al apoyo entusiasta del actual rector que, en aquellos momentos era vicerrector de Coordinación; y en la actualidad dependen del Vicerrectorado de Innovación y Emprendimiento, con la colaboración de la Facultad que es quien cede los espacios y facilita el asesoramiento personalizado y del Ayuntamiento que nos cede las salas y asume los gastos de edición de un magnífico catálogo que permitirá que el trabajo perdure más allá del tiempo de la muestra”.

La presentación de la exposición a los medios ha tenido lugar esta mañana, presidida por la teniente de alcalde y concejala de Cultura de Málaga, Gema del Corral, con la presencia del decano de la Facultad, Salvador Haro, José María Alonso; el director del MUPAM, Elías de Mateo y los seis jóvenes becados. Javier Bermúdez, explicó los retos que ha supuesto esta exposición desde el punto de vista del comisario “tanto por la gran superficie a cubrir como por el reto de buscar un hilo conductor que diera cuerpo al trabajo de los cinco compañeros” y, en nombre de los seis becados, mostró “nuestro agradecimiento a quienes sostienen este tipo de becas que nos facilitan un espacio y una financiación que nos permiten desarrollar nuestros primeros proyectos como profesionales en las mejores condiciones posibles”. Previamente, el decano anunció que las bases de la quinta edición de la beca se publicarán en los próximos días y que los alumnos tendrán hasta el 15 de octubre, para presentar sus proyectos de trabajo.

Con la elección del concepto Dentro del Leviatán como título de la exposición, los comisarios de la muestra tratan de abarcar los dos significados del término elegido por Thomas Hobbes para titular su obra de 1651 en la que trató de sentar las bases de la convivencia social en la Modernidad. Por un lado está ese espíritu social, de intervenir en el exterior, de influir en la realidad de nuestro tiempo y, por otro, está el lado orgánico o animal que acecha tras la concepción de monstruo bíblico capaz de engullir cualquier cosa, en la acepción más común del término.

“Lo que encontraremos dentro de este espacio –apuntan los comisarios en el catálogo de la muestra- será una suerte de puesta en escena, donde las distintas formas artísticas ideadas por Anaís Angulo, Paloma de la Cruz, Sabina Huber, Juan Antonio Pérez y Alberto Rico, quedarán definidas por la luz de un afuera que los llama, y por la evolución de los materiales que tienden a lo orgánico, tratando de apuntar a ciertos problemas de la contemporaneidad”.

Javier Bermúdez explica que las obras seleccionadas son “cinco interpretaciones diferentes del mundo que contienen un modo de estar en él. Las piezas alojadas están dispuestas de modo que cada parte del espacio expositivo sea entendido como un fragmento correspondiente a una totalidad interconectada, que exigen de un recorrido vivencial al espectador. Proponemos pues una nueva forma de recorrer el propio espacio del museo, incitando al espectador a que sea capaz de encontrar las diferentes lecturas que el recorrido expositivo le suscite”.

La exposición

La muestra se extiende por tres salas a distintos niveles del Museo, Casi 3000 metros cuadrados de espacio expositivo que ha supuesto todo un reto para los comisarios y que da un resultado brillante. En la planta baja se presentan la Erótica inversa de Paloma de la Cruz y la video instalación Panóptico de Alberto Rico. En la primera planta se extiende el Genius loci, título que agrupa los trabajos de Juan A. Pérez o Juan Oto, seudónimo con el que firma sus obras y la planta superior se divide entre la Cartografía de un Instante de Sabina Huber y El Urbanismo existe de Anais Angulo

El trabajo de Paloma de la Cruz persigue subvertir el carácter patriarcal de lo social. Sus piezas, con un alto componente arquitectónico, hunden sus raíces en una crítica que también incluye a la propia historia del arte, y proponen la conversión del espacio expositivo, históricamente masculinizado, en un lugar que reivindica lo cóncavo; el cuerpo que genera el vacío de su propia sexualidad. En palabras de la artista: “Disponer el alicatado, los bidés y el resto de piezas en sala nos remite a un espacio íntimo expuesto en un espacio público. Y es real porque es algo que género en mi intimidad, a solas, tranquilamente yo conmigo misma, con mi vagina y finalmente lo exhibo. Sacar lo de dentro afuera, lo interno y lo externo”.

Alberto Rico, por su parte, sigue manteniendo ese interés en la dualidad público-privado y hace énfasis en la aparición de una segunda realidad, que surge en la actualidad debido al desarrollo tecnológico, denominada “aumentada”. El panóptico habla de una sociedad hipervigilada, que ha encontrado en los avances técnicos a su mayor aliada. Ideado por Jeremy Bentham, la arquitectura del panóptico, tiene como objetivo permitir a su guardián, situado en el centro, observar a todos los prisioneros recluidos en las celdas. Es un gran ojo que desde lo alto del cuerpo social vigila los comportamientos de la masa informe sin que ésta se percate. Aquí, la pieza de Alberto Rico se vuelve contra el espectador que es mirado por ella.

El planteamiento de Juan A. Pérez –Juan Oto- en torno a lo Barroco en Genius Loci, es de un eterno retorno. La forma barroca vuelve del pasado como modo de ejemplificación de la complejidad que entraña el constructo social contemporáneo. Lo barroco también sugiere nexos de unión, desde lo espiritual hasta lo material, en un pliegue que permite una lectura del mundo. Todo depende del punto de vista con que se mire, inserto en la totalidad de esta línea mágica invisible. El trabajo con las manos, artesanal, no hace sino ahondar en la complejidad actual que en las piezas se hacen patente en el exceso de formas que las recubren y que generan un espacio dentro de otro espacio.

Sabina Huber propone un juego escultórico partiendo de la recolección de materiales desechados por la sociedad. Lo que se generan son una serie de construcciones geométricas que llevan insertas ciertas claves que las hacen funcionar cercanas a la idea de refugio o cobijo. Son plásticos que anteriormente han sido utilizados como cubierta de invernaderos y que manipulados mediante pliegues, o como si fueran corazas de una estructura de metal, introducen en la obra conceptos en torno a lo topográfico o el lugar. También un fuerte componente social, pues la vinculación de estas “arquitecturas” con problemáticas derivadas de los flujos migracionales queda presente en las distintas piezas.

Finalmente, el trabajo de Anaís Angulo, plantea la creación de una “utópica” ciudad de Málaga dentro del espacio expositivo, redundando en las interconexiones exterior-interior y de espacios dentro de otros espacios también visibles en otros planteamientos. En este caso, el trabajo de Anáis Angulo parte de una intuición acerca de lo urbano como una imposición ajena a gran parte de la ciudadanía. En contraposición, su utópica ciudad plantea un lugar abierto a distintas interpretaciones, que conlleva pensar que el urbanismo es algo que construimos entre todos y todas.

La exposición se acompaña de un interesante catálogo con todas las obras y textos del alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre; del decano de Bellas Artes, Salvador Haro; de los comisarios de la muestra, José María Alonso y Javier Bermúdez y de los cinco becarios que exponen sus trabajos.

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