Cosméticos de vino y pirólisis de residuos urbanos gracias a las microondas

Antonio José Lozano, Ángel Menéndez Cristina Leonelli y Rafael Mato.
Antonio José Lozano, Ángel Menéndez Cristina Leonelli y Rafael Mato.

El congreso global de aplicaciones de la energía de microondas concluye esta tarde en la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), en la que se han presentado investigaciones para utilizar esta tecnología en múltiples campos y para usos tan llamativos como la estimulación del crecimiento de las plantas, la extracción de principios activos para fabricar eficaces repelentes antimosquitos, la preparación de materiales cerámicos resistentes a altísimas temperaturas para viajes espaciales y la separación de minerales rompiendo rocas.
Entre los usos novedosos de la tecnología microondas que se han expuesto en la Politécnica se encuentra la extracción de polifenoles a partir de los residuos del vino para generar antioxidantes para la piel y aditivos para el sector agroalimentario. “Utilizamos los residuos de la uva tras la fermentación y en tan solo diez minutos podemos extraer los polifenoles, en lugar de las tres horas que tarda actualmente la industria”, explica Rafael Mato, de la Universidad de Valladolid. “Con microondas la extracción es de mayor calidad, porque no da tiempo a que el producto se degrade, y más concentrada, al tiempo que ahorramos energía y utilizamos menos cantidad de disolvente”, argumenta el investigador.

Otra de las conferencias impartidas en el congreso ha mostrado como con la pirólisis del microondas se pueden valorizar residuos orgánicos para convertirlos en gas de síntesis, la materia prima con la que se fabrican multitud de compuestos químicos, evitando el consumo de energías contaminantes y finitas, como el carbón, el gas natural y los hidrocarburos. “Reaprovechamos los residuos, cuyo volumen final se reduce hasta cien veces, y generamos un producto valioso”, explica J. Ángel Menéndez,  que calcula que con cada kilo de residuo orgánico se generan entre dos y tres metros cúbicos de gas.

“En total, más de 150 investigadores han aportado contribuciones científicas al congreso”, resume Cristina Leonelli, presidenta de la asociación europea por el desarrollo de la tecnología de microondas y radiofrecuencia, quien agradece el patrocinio de veinte empresas e instituciones y habla maravillas del edificio de la Facultad de Ciencias de la Empresa donde se ha celebrado el congreso. “Entre toda Europa, elegimos Cartagena por su atractivo turístico para las familias de nuestros investigadores”, remarca.

La investigadora de la universidad de Modena e Reggio Emilia ha señalado que el congreso ha dedicado también una jornada a la salud y seguridad de la nueva generación de microondas domésticos, que pueden triplicar la potencia de los actuales y que también se están diseñando en tamaños muy pequeños, no más grandes que una jarra, y portátiles, alimentados con baterías. “Nos preocupa mucho que sean seguros para los niños que los puedan utilizar”, reconoce.

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