La Universidad de Jaén cuenta con un sistema de seguimiento continuo de los niveles de polen, una información de gran utilidad para las personas alérgicas que podrán seguir por primera vez esta primavera, gracias a una nueva aplicación y una página web.
Los alérgicos al olivo viven rodeados por el enemigo. Prácticamente desde sus casas pueden ver cientos de hectáreas de olivos, esos mismos árboles que, al tiempo que suponen su principal fuente de recursos, se han convertido en su principal pesadilla cada primavera.
Las personas alérgicas al olivo ven con temor la llegada de la floración de los árboles cada primavera. Este año, tan seco y tan atípico, no van a tener un leve respiro. Si bien la previsión que manejan los expertos es que la floración de los olivos, la principal fuente de polen en del Sureste, va a ser menos intensa que la de otros años, el ambiente seco por la falta de lluvias favorecerá su concentración en el ambiente.
La Universidad de Jaén cuenta con una estación de seguimiento continuo de los niveles de polen, de la que se encarga el profesor del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Jaén, Luis Ruiz Valenzuela, y que intensifica su actividad de evaluación del aire entre los meses de abril y junio, coincidiendo con la etapa de mayor intensidad de la polinización.
Los datos se envían a la base de datos de la Red Española de Aerobiología, con sede en la Universidad de Córdoba, donde también llega información de otras muchas estaciones distribuidas por todo el país. Es este centro el que se encarga de difundir la información de los niveles de polen mediante mapas de isolíneas.
Este año, la Universidad de Jaén va a dar un salto de calidad en la información que ofrece a sus vecinos sobre los niveles de concentración de polen en el ambiente, y va a poner en marcha una aplicación para teléfonos inteligentes y una página web. Desde ellas, el equipo de investigadores centrados en esta tarea de seguimiento ofrecerán datos en tiempo real, que serán de mucha utilidad para las personas alérgicas al polen, que según se estima, puede ser un 25 por ciento de la población. Con estos datos, las personas afectadas por alergia pueden planificar mejor su vida, así como tomar medidas para evitar la exposición al polen.
Luis Ruiz Valenzuela explica que las condiciones de sequía que hemos tenido durante estos meses pueden favorecer que los niveles de concentración de polen sean menos elevados que en años anteriores. Por ejemplo, para el caso del olivo, que es “el árbol con mayor contribución de polen a la atmósfera en nuestra región”, se prevé una floración menos intensa que en años anteriores. “En general y debido a unos meses previos (otoño-invierno) de escasez de lluvia es previsible que la cantidad de polen proveniente de plantas herbáceas sea sensiblemente inferior generada otros años, así como la duración de sus periodos de floración”, explica este experto de la Universidad de Jaén.
Además, Ruiz Valenzuela comenta que el polen de gramíneas y llantenes que normalmente contribuyen a incrementar los niveles de polen en el aire durante la primavera serán los mas afectados por la escasez de lluvias.
En los procesos de polinización contribuye de manera determinante el régimen de lluvias, más que las temperaturas. “Generalmente, un invierno de temperaturas suaves ayuda a que la floración de algunas plantas se adelante y dilate en el tiempo, aunque este efecto no suele representar más de una semana con respecto a años de climatología mas normalizada”.
Sin embargo, el volumen de agua caída condiciona la intensidad de la polinización y la escasez de lluvias contribuye “a una reducción de la producción de flores y por tanto una disminución de la fuente productora de polen que puede verse reflejada posteriormente en las concentraciones de polen en aire, aunque esto último siempre puede estar amortiguado por la climatología (temperatura y precipitación) que acontezca en el momento de la floración”, dice el investigador de la Universidad de Jaén.
En cualquier caso, aunque las pocas precipitaciones contribuyen a que la floración y la producción de polen sea menor, si durante la primavera continúa la sequía la situación para los alérgicos se agrava, ya que la lluvia limpia el ambiente y contribuye a que las partículas de polen se depositen en el suelo.
“La ausencia de lluvia también facilita la dispersión del polen al reducirse la humedad relativa en el aire. En menor medida y de forma más puntual los días con viento fuerte y constante también favorecen mayor liberación de polen, no solo desde la flores sino que provocan la suspensión de pólenes que ya se encontraban depositados en el suelo u otras superficies”, argumenta Luis Ruiz Valenzuela.
En Andalucía y especialmente en Jaén, el polen de olivo es el que más problemas ocasiona, debido a las grandes extensiones de olivar. Sin embargo, no es el único tipo de polen que preocupa a los expertos. En las ciudades hay grandes focos de emisión de polen, como son los árboles ornamentales y que tienen mucha incidencia en la población alérgica.
“Especies de floración invernal como los cipreses registran niveles en el aire elevados en menor medida parietaria. También muchas plantas primaverales como el plátano de sombra con periodo de floración corto pero intenso, normalmente en la segunda quincena de marzo, así como gramíneas y llantenes, que además suelen tener un periodo de floración muy coincidente con el de olivo. En menor medida y ya durante el periodo estival cenizos, quenopodios y artemisa, aunque estas últimas suelen producir problemas de carácter muy puntual”, explica este experto de la Universidad de Jaén.
Las medidas para sobrellevar las alergias pasan por evitar en la medida de lo posible la exposición al polen. Luis Ruiz Valenzuela recomienda limitar “la libre circulación de aire, especialmente desde el exterior”. En interiores conviene imitar las condiciones ambientales que reduzcan la circulación libre del polen, “aumentando en lo posible la humedad relativa del aire en la estancia para provocar la sedimentación del mismo que pueda estar suspendido y no conducir con las ventanillas bajadas del vehículo”.
En los últimos años, se ha popularizado el uso de mascarillas clínicas. Aunque no las desaconseja, este experto advierte de que “no esta probada su eficiencia”. En cualquier caso, “sí se ha podido constatar que presenta una importante componente psicológica en las personas que la utilizan ayudando a afrontar, desde un punto de vista fisiológico, mejor la enfermedad”.
Las alergias son un gran problema para un cuarto de la población y atacarán más a las que vivan en zonas urbanas, porque a la concentración de polen se le unen factores como la contaminación y el estrés al que están sometidos los árboles urbanos, responsable de episodios de polinización más violentos.
Esta primavera tendrá menos polen, pero si es igual de seca que el invierno, será bastante dura para los alérgicos.