Un nuevo registro de aerosoles de la atmósfera ayudará a enfrentar los desafíos medioambientales

La atmósfera está llena de aerosoles, partículas en suspensión, de procedencia diversa que influyen sobre el clima y la dinámica del planeta. Hasta ahora se tenía un idea de cómo se distribuían, pero no con mucho detalle. Un equipo internacional acaba de firmar un nuevo registro global de aerosoles, realizado mediante imágenes tomadas por satélite entre 1995 y 2022.

Imagen de la atmósfera tomada por la NASA.

El grupo de investigación, en el que participa el científico del Instituto de Agricultura Sostenible del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IAS-CSIC) de Córdoba, Alberto Hornero, ha dado a conocer los resultados de su nuevo registro en el artículo Mediciones de aerosoles atmosféricos de la serie ATSR-SLSTR de instrumentos satelitales de doble vista 1995-2022 que acaba de publicarse en la revista Nature.

Qué permite entender el nuevo registro de aerosoles de la atmósfera

“Los datos brutos fueron tomados desde diferentes satélites (ATSR-2, AATSR y SLSTR) y tras ser procesados con un algoritmo desarrollado adhoc, nos permiten entender mejor cómo influyen estas partículas en el clima y en nuestra calidad de vida”, señala Hornero quien explica que el estudio presenta un registro de datos de la profundidad óptica total de aerosoles atmosféricos globales y también de la profundidad óptica de aerosoles debida a constituyentes de modo fino, típicamente de origen antropogénico (derivados de la actividad humana)”.

El investigador del IAS-CSIC comenzó a colaborar en este estudio desde su etapa postdoctoral en Reino Unido, vinculado a la Universidad de Swansea, y pudo continuar colaborando en el mismo al incorporarse al Instituto en 2022. Su labor ha sido la de desarrollar parte de la metodología y extraer los datos desde estaciones marítimas globales para validar el modelo.

Registros de los aerosoles atmosféricos.

En concreto, se apoyó en mediciones de la red marítima de aerosoles (MAN-AERONET), comparando los valores de espesor óptico con los datos inferidos desde satélite, lo que permitió evaluar la precisión del algoritmo, así como identificar posibles sesgos. “Esta validación ha reforzado la robustez del modelo, lo que se traduce en que las estimaciones desde satélite respondan adecuadamente a entornos de alta de dinámica atmosférica”, señala Hornero.

Esta base de datos, disponible públicamente, agrupa información diaria y mensual a nivel global, y “no solo ayuda a mejorar los modelos climáticos y monitorear la contaminación del aire, sino que en cierta medida abre, además, la puerta a nuevas formas de enfrentar los desafíos medioambientales que nos afectan a todos”, resalta el investigador del IAS-CSIC quien apunta que “la disponibilidad de esta información nos permite ver cómo varían las partículas del aire a lo largo del tiempo, lo que nos ayuda a identificar patrones de contaminación y a mejorar los modelos climáticos existentes”.