Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA), ambos del CSIC, acaban de evaluar la efectividad la Red Natura 2000 sobre el estado de conservación de la cubierta terrestre. Este entramado de espacios protegidos, compartido a nivel europeo, busca proteger el entorno, promover el desarrollo sostenible frenando el declive de la biodiversidad. Los resultados de esta investigación, que incluye el análisis de casi 600 muestras, demuestran que, en general, la condición del suelo muestra un mejor estado dentro de esta red en comparación con otros lugares no protegidos.

Sin embargo, el análisis también revela variaciones en dicha eficacia, atendiendo a la región en la que nos encontremos. La investigación propone medidas que se concretan en promover medidas de manejo sostenible y conservación también en los territorios no protegidos que circundan la Red Natura 2000.
El análisis, realizado mediante el índice de severidad relativa normalizada (SER), permite cuantificar el estado del suelo y comparar áreas protegidas con aquellas que no lo están. Para este trabajo han utilizado 596 Lugares de Importancia Comunitaria de la Red Natura 2000 y los han comparado con zonas similares que no forman parte de la Red.
“Para obtener una visión completa de la situación hemos desagregado el análisis en las unidades de gestión, las comunidades autónomas. Esto ha permitido explorar las diferencias considerado tanto factores biofísicos, por ejemplo, la elevación o la cobertura arbórea, como el efecto de la presencia humana a través de su huella”, explica el investigador del MNCN Mario Mingarro.
La protección de la Red Natura 2000 es efectiva y cumple los objetivos de conservación
A nivel nacional, la Red Natura 2000 parece cumplir los objetivos de conservación, pero esta capacidad protectora difiere en cada comunidad autónoma, alcanzando puntuaciones muy bajas del índice SER en algunos casos. Además, apunta directamente a las unidades de gestión y los resultados sugieren que la Red Natura 2000 es mucho más eficiente en la Región de Murcia o La Rioja que en Asturias o Andalucía.
Estas diferencias autonómicas pueden deberse a las características intrínsecas de cada unidad o a la capacidad de gestión de dicha Red. Por ejemplo, en la región atlántica, en comunidades como Galicia, Asturias y Cantabria, las condiciones del suelo fuera de la red muestran en algunos casos una mejor condición. “La gestión tradicional de los pastizales, que han tratado de protegerse con la Red Natura 2000, podría tener un efecto negativo en la calidad de la tierra, y más cuando dicha evaluación se realiza con productos derivados de la teledetección”, comenta el investigador de la EEZA Gabriel del Barrio.
La península ibérica es un territorio diverso, por lo que las estrategias de conservación deben adaptarse a las particularidades y amenazas de cada comunidad autónoma. “Sin duda, la Red Natura 2000 desempeña un papel clave en la conservación del suelo y la protección de la biodiversidad, pero, para garantizar la eficacia de sus medidas, es esencial que la gestión considere las especificidades de cada región. Es curioso que la Región de Murcia, una comunidad donde la degradación lleva abordándose tiempo muestre menos deterioro que otras comunidades como Cantabria”, afirma Mingarro.
Qué acciones se proponen tras este análisis de los espacios protegidos
El estudio propone diversas acciones, como la restauración ecológica en zonas degradadas del Mediterráneo, la gestión sostenible de los pastizales en el norte y el fortalecimiento de prácticas agroambientales acordes a las condiciones regionales.
Sin embargo, el verdadero desafío a largo plazo radica en que la efectividad de la Red Natura 2000 -al igual que cualquier sistema de áreas protegidas- se verá comprometida si no se promueve un manejo sostenible y de carácter conservacionista en los territorios no protegidos.
“Es crucial reconocer que el manejo en las áreas protegidas debe responder a las amenazas ambientales específicas de cada región. Por ejemplo, en la zona mediterránea, la degradación del territorio es más pronunciada debido a factores como la aridez extrema y la mayor presión humana.”, concluye Mingarro.
La metodología utilizada
La metodología utilizada, llamada 2dRUE mide variables de teledetección, precipitación y aridez y obtiene como resultado el estado en el que se encuentra el suelo respecto al estado de referencia que debería albergar. Esta metodología de bajo coste, desarrollada en la EEZA-CSIC, se basa en el uso de datos públicos como las imágenes de satélite y las mediciones de las estaciones meteorológicas que, tras una maquinaria computacional compleja, ofrece al usuario mapas contrastables sobre la degradación de la tierra.
De esta manera, es posible comprender cómo los estados de condición de la tierra, referidos a la madurez ecológica en términos de flujo de energía a través de los ecosistemas, distan de su estado de referencia.
El primer ensayo fue realizado en la Península Ibérica y, tras los resultados, ha sido adoptada por los gobiernos español y portugués para vigilar y mejorar la condición de los ecosistemas. También se ha utilizado en el Magreb, Sahel, Mozambique y el Nordeste brasileño, y en la actualidad se está utilizando en toda China, además de haber sido incluido en el atlas mundial de desertificación.