Los animales carroñeros, percibidos negativamente por su hábito de alimentarse de cadáveres, desempeñan un papel ecológico crucial que va más allá de su función como “limpiadores”. El profesor Hugo López, del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), explica cómo estas especies contribuyen a mantener la salud de los ecosistemas, previniendo la propagación de enfermedades.
Los cadáveres de animales pueden ser foco de enfermedades y patógenos que afectan tanto a los animales como a los seres humanos. Aunque dejar restos orgánicos sin tratarlos contamina tanto el suelo como los cuerpos de agua y el aire, estos organismos en descomposición –que se han convertido en una posible amenaza para el ecosistema– son alimentos para buitres, zorros, hienas, o incluso insectos, especies conocidas como carroñeras.
Qué papel desempeñan los carroñeros en el medio ambiente
“Los animales que consumen individuos muertos evitan epidemias a mediano plazo y además prestan un servicio ambiental que es aprovechar esa proteína que queda disponible y reincorporarla a todas las redes ecosistémicas”, explica el profesor López. Los carroñeros no solo eliminan cadáveres, sino que además desempeñan un papel esencial en el reciclaje de nutrientes. Los restos orgánicos que no son consumidos por carroñeros son descompuestos por bacterias y hongos liberando nutrientes esenciales al suelo, lo que contribuye a la fertilización natural de los ecosistemas.
“Los animales carroñeros que se dividen en tres tipos básicos: los especialistas, que necesitan consumir la carroña; los facultativos, que pueden completar su dieta con animales muertos; y los oportunistas, que aunque no buscan el animal muerto, si lo encuentran lo consumen, es decir que guardan una plena intención”.
Especies carroñeras para tratamientos médicos
Asimismo, algunas especies carroñeras se usan en diferentes procedimientos médicos, práctica que aunque no es común sí deja diferentes ejemplos en los que se emplean estos animales en la curación de heridas, el reciclaje de tejidos y la investigación biomédica.
“Se pueden usar cuando las heridas se están pudriendo y los antibióticos no están dando resultados. Se han ensayado larvas que se comen solo la carne muerta, entonces esta alternativa se transforma en una limpieza quirúrgica muy localizada”, precisa el profesor López.
El trabajo de los carroñeros ayuda a mantener la biodiversidad, evitando que los cadáveres se conviertan en recursos inactivos que no beneficiarían a ningún otro organismo en el ecosistema. Además, la eliminación eficiente de cadáveres puede evitar que las especies carnívoras o carroñeras rivales entren en competencia por los restos.
“Entre estas especies hay una competencia interesante por estos cuerpos, que aunque a las personas nos resulte desagradable, es un papel importante que cumplen estos animales, ya que tiene que hacer esa tarea de reciclaje y obtención de esa nueva energía”.
Sin los carroñeros, los restos de animales muertos se acumularían, lo que llevaría a la saturación del ecosistema con materia orgánica en descomposición. Este exceso de cadáveres alteraría las dinámicas ecológicas afectando especies vegetales, animales e insectos que dependen de un entorno limpio y equilibrado.