Estas rocas ya estaban ahí cuando el primer dinosaurio pisó el Planeta

En las montañas de Santa María y Floresta (Boyacá-Colombia) se estudió un grupo de rocas que datan de hace unos 400 millones de años. Las secuencias de estas piedras narran una historia de transición entre ríos y océanos en el Devónico inferior, periodo específico dentro de la era paleozoica, mucho más antigua que la mesozoica y conocida como la era de los dinosaurios.

Actividad geoturística en la cordillera oriental colombiana donde se encuentran las rocas.

Debido a su rica y diversa geología, el estudio de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) se enfocó en la cordillera Oriental colombiana, específicamente en el macizo de Quetame, zona estratégica para estudiar el período Devónico, ocurrido hace entre 419 y 359 millones de años atrás y conocido como la “era de los peces”.

En aquel tiempo los océanos eran muy diferentes a los actuales y la vida marina estaba en plena expansión primitiva; se dice que en esta época hubo una gran explosión de seres vivos –especialmente en los mares–, como moluscos, artrópodos marinos como los crustáceos, esponjas calcáreas, braquiópodos y peces acorazados.

“En el territorio boyacense se identificaron rocas sedimentarias, las cuales se agruparon según sus rasgos visibles por medio de litofacies, es decir características específicas como la textura o la mineralogía”, explica la geocientífica Luisa Fernanda Rengifo, magíster en Geología de la UNAL, líder del estudio.

Estos grupos rocosos muestran cómo cambiaron los paisajes de hace millones de años y ayudan a entender cómo y en qué tipo de ambiente se formaron.

“Las capas de estas rocas son como páginas de un libro: cada una cuenta una historia de cómo era el ambiente en su tiempo. Por ejemplo, proporcionan evidencia de antiguos ríos trenzados que transportaban sedimentos hacia zona costera; a medida que avanzamos, muestran una transición hacia un entorno de inundación significativa, dando paso a ambientes marinos predominantes durante el Devónico medio”, precisa la magíster.

En esencia, las formaciones rocosas estudiadas, de más de 400 años, revelan cómo la zona pasó gradualmente de ser un paisaje dominado por ríos, en tierra firme, a convertirse en el lecho de un mar. “Cabe resaltar que esta transición ambiental ocurrió durante millones de años, desde ríos hasta ambientes marinos profundos”, destaca la investigadora.

Además se compararon las rocas de Santa María y de Floresta, que aunque están separadas por kilómetros muestran características similares que confirman la influencia del mar durante el Devónico medio.

Geología al servicio del turismo educativo

El estudio de la UNAL es relevante no solo para la comunidad científica sino también para las comunidades locales. Con el objetivo de conectar a los habitantes del municipio de Santa María con la historia geológica de su territorio, la geocientífica Rengifo organizó talleres en colegios y con guías de turismo.

“En estas actividades los participantes aprendieron cómo incluir el discurso geológico en sus recorridos, potenciando el turismo con un enfoque educativo. Por ejemplo, se les enseñó a interpretar las formas y texturas de las rocas para contar historias sobre el ecosistema y sobre fósiles únicos de la región”, añade.

La región de Santa María es un tesoro geológico poco conocido, sus ríos exponen capas de roca del Devónico junto con otros más recientes, como las del Cretácico, donde incluso se han identificado huellas de dinosaurios. Esto hace que la zona sea especialmente atractiva para el turismo ecológico y educativo.

“Queríamos que los guías pudieran incluir estas maravillas en sus narrativas durante sus recorridos de aviturismo, entre otros, para enriquecer la experiencia de los visitantes”, comenta la magíster.

Estas rocas fueron formadas bajo condiciones ambientales extremas.

También se realizaron salidas de campo en las cuales se identificaron puntos esenciales donde las rocas muestran características notables como cortes y capas únicas. Esto les permitió a los guías turísticos visualizar cómo integrar esta información en sus actividades y ofrecer algo más que avistamiento de aves, que hasta ahora es uno de los principales atractivos de la zona, por lo que la riqueza geológica de Boyacá ahora se convierte en un aliado para diversificar el turismo.

La investigación también representa un esfuerzo por actualizar el conocimiento sobre el Devónico en Colombia, ya que los últimos estudios detallados sobre estas rocas datan de 1997. “Fue emocionante retomar estas investigaciones y aportar algo nuevo”, señala la investigadora. Los resultados obtenidos no solo complementan trabajos anteriores, sino que además plantean preguntas sobre otros lugares del país donde se podrían encontrar rocas similares.