Los sistemas de concentración solar representan una línea de futuro en la incorporación de la energía del sol a procesos industriales y otras aplicaciones para las que se necesiten temperaturas extremadamente elevadas, así como para la producción de energía renovable. Sin embargo, necesitan de unos materiales capaces de soportar las altísimas temperaturas que se alcanzan en estos procesos, que se mueven en torno a los 1.500 grados.
Ahora, un equipo del Instituto de Tecnología Química (ITQ), centro de investigación mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), participa en el proyecto SOMMER (Reactor de membrana de base solar para producción de gas de síntesis), en el que se desarrollarán reactores para sistemas de concentración solar, capaces de operar a temperaturas extremas, que se emplearán en la producción de combustibles renovables y productos químicos a través del uso de luz solar como fuente de energía utilizando únicamente CO2 y agua como materia prima.
“La energía solar de concentración empleada en el proyecto SOMMER se basa en sistemas de concentración ópticos para obtener altas temperaturas usando únicamente la radiación solar. Estas altas temperaturas producen vapor de agua que luego es turbinado en las centrales termosolares para obtener electricidad. Alternativamente, el calor generado en los receptores de las centrales termosolares de tipo torre puede también ser usado para llevar a cabo reacciones que requieren alta temperatura”, explica María Balaguer, investigadora del CSIC en el ITQ (CSIC-UPV) y responsable del proyecto en el centro.
Qué material para general energía limpia se investiga en este proyecto
En el proyecto SOMMER, de cuatro años de duración, se desarrollarán reactores de membrana cerámicos avanzados, capaces de operar a 1.500 grados. En estos reactores se llevarán a cabo las reacciones de disociación de H2O y CO2 usando como único aporte energético la energía solar de concentración. Estas reacciones dan como producto una mezcla llamada gas de síntesis que se utiliza como precursor en la producción sintética de productos químicos de alto valor añadido y combustibles para transporte.
“El proyecto SOMMER es una oportunidad única para aplicar nuestra experiencia en materiales y reactores catalíticos de membrana a procesos termosolares, una tecnología clave para producir combustibles renovables a partir de agua y CO2 de forma sostenible”, destaca Balaguer.