Cae la esperanza de vida y no precisamente en los países en vías de desarrollo: expertos explican por qué

Que el desarrollo no siempre implica progreso se demuestra en una investigación recientemente publicada, hoy, en la revista internacional Nature Aging, en la que un equipo internacional ha demostrado que cae la esperanza de vida en todo el mundo. En el estudio se llama la atención sobre cómo, especialmente después de 2010, los niños y niñas nacidos en los últimos años tienen una probabilidad relativamente baja de alcanzar los 100 años. Los autores sugieren que no hay evidencias de que haya ocurrido o vaya a ocurrir una extensión radical de la esperanza de vida en el siglo XXI. 

Los investigadores han llegado a una conclusión tras un profundo análisis de datos de nueve regiones de todo el mundo, con registros de mortalidad y longevidad de las últimas tres décadas.

El estudio es de buena calidad, y las personas que lo escriben son referentes en el campo. Las conclusiones están respaldadas por datos de la base de datos de mortalidad humana (Human Mortality Database), que son sólidos y usados como referencia en muchos trabajos sobre mortalidad», opina el director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC, Diego Ramiro. 

Con este trabajo se demuestra «el proceso de desaceleración del crecimiento de la esperanza de vida experimentado por muchos países en los últimos años», afirma Diego Ramiro. La aceleración descrita es generalizada en todas las regiones analizadas, y se puede hablar de «caída» en casos como Estados Unidos. «Ante la visión más optimista de un crecimiento continuo de la esperanza de vida al nacimiento, con un crecimiento a 0,3 meses por año, los autores muestran que ese proceso no tendrá ese ritmo, y que la evidencia muestra que ese ritmo se ha desacelerado«, continúa el experto del CSIC. 

Por qué se ha desacelerado el crecimiento de la esperanza de vida

Aunque se puede pensar que detrás de la desaceleración del crecimiento de la esperanza de vida pueden estar los hábitos poco saludables, así como la exposición a tóxicos y contaminantes, los autores de la investigación no ahondan en los motivos que explican el freno a la esperanza de vida.

«Las estimaciones actuariales basadas en previsiones más optimistas de crecimientos de 0,3 años de esperanza de vida por año deberían revisarse, ya que no es esperable que haya unos crecimientos tan importantes en la esperanza de vida”, concluye Diego Ramiro.