El uso de animales en experimentación científica es una práctica generalizada. A pesar de que se trata de un método cruel, resulta fundamental para el desarrollo de fármacos, estudio de enfermedades y otros muchos fines en el cambio de las ciencias de la vida. Sin embargo, un conjunto de métodos alternativos podrían permitir prescindir de los animales y abrir un horizonte nuevo en el panorama de la investigación.
La mayor parte de países tratan de restringir el uso de animales a experimentos en los que resulten indispensables. Por ejemplo, en algunos se prohíbe el uso de animales para la experimentación en la producción, investigación, elaboración y comercialización de productos cosméticos, de aseo y absorbentes. Además imponen restricciones y sanciones sobre la importación y exportación de productos vinculados a la experimentación con animales.
Qué alternativas existen al uso de animales en experimentación científica
En la actualidad, los avances científicos y tecnológicos permiten manipular células para crear tejidos en laboratorio, organoides y cerebroides, que revolucionarían los experimentos científicos y que se presentan como métodos alternativos al uso de animales en laboratorio.
La profesora María Constanza Lozano Álvarez, del Departamento de Farmacia en el área de Toxicología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) explica que estas alternativas conocidas como las “Tres R” (reemplazo, reducción y refinamiento), surgieron en los años 60 a partir del libro El principio de la técnica experimental humana (The Principle of Humane Experimental Technique), de W. M. S. Russell y R. L. Burch.
La reducción se refiere a la disminución del uso de animales en la experimentación; el refinamiento implica no solo usar el animal, sino hacerlo de manera apropiada, refiriéndose a la adopción de técnicas que garanticen el bienestar de los animales de manera ética en los procesos científicos, y el reemplazo es el enfoque central de este Congreso, y se refiere a la eliminación del uso de animales en investigaciones.
Las alternativas son:
- Los sistemas in vitro, que permiten realizar experimentos fuera de un organismo vivo utilizando células o tejidos aislados para detectar compuestos y estudiar procesos biológicos en etapas tempranas del desarrollo sin recurrir a modelos animales.
- Exvivo son estudios o procedimientos realizados en tejidos u órganos extraídos de un organismo vivo, en vez de hacerlo dentro del cuerpo.
- In silico son métodos computacionales que permiten simular procesos biológicos y predecir resultados, así como los métodos computacionales avanzados.
Qué herramientas sustituirán a los animales en los laboratorios
Una de las herramientas más prometedoras presentadas son los organoides, pequeñas estructuras creadas a partir de células madre pluripotenciales, las cuales pueden transformarse en cualquier tipo de tejido, y mediante señales específicas se les guía para que se conviertan en células de un tejido concreto. Estas células “recuerdan” cómo deben formar un órgano, y con una pequeña ayuda comienzan a construir algo muy similar a él.
Por ejemplo el cerebroide es un modelo del cerebro que permite realizar pruebas y obtener resultados sin necesidad de utilizar animales. Estos avances permiten que los científicos puedan experimentar y observar el comportamiento de tejidos específicos en entornos controlados.
Otro enfoque innovador son los sistemas microfluídicos, que son tecnologías avanzadas que permiten manipular pequeñas cantidades de líquidos a través de diminutos canales, lo que facilita un control preciso. Estos sistemas suelen utilizar líquidos corporales o soluciones para realizar diagnósticos médicos y replicar funciones de órganos. Por medio de una placa con microcanales se cultivan células que luego se exponen a una sustancia específica. Las células reaccionan emitiendo señales a través de los fluidos, las cuales se recogen y analizan, y proporcionan información valiosa sobre el comportamiento celular sin necesidad de usar animales en la experimentación.
También están las herramientas ómicas, que permiten obtener información a gran escala sobre genes, proteínas, metabolitos y otras moléculas cuya expresión aumenta o disminuye como consecuencia de la exposición a una sustancia. Un ejemplo es la transcriptómica, que mide si el ácido ribonucleico (RNA), una molécula intermediaria entre genes y proteínas, modifica su expresión ante un estímulo. Esta técnica resulta muy útil para entender los efectos de los compuestos sobre los genes, y contribuiría al reemplazo del uso de animales.
El desafío: extrapolar los datos a seres humanos
A pesar de los avances, la profesora Lozano reconoce que existen desafíos pendientes: “por ejemplo en toxicología la dificultad radica en que, aunque tenemos herramientas prometedoras, la información que brindan aún debe ser extrapolada a exposiciones reales en organismos completos”.
En este campo, la información requerida de un animal se ha empleado para valorar el riesgo de una sustancia química para la salud humana. No obstante, continúan los esfuerzos por desarrollar técnicas que se acerquen a las respuestas obtenidas en humanos, y los estudios sobre efectividad en cáncer o el desarrollo neurológico han demostrado resultados alentadores.