Según el libro «La certificación en español: un universo valioso. Cartografía y valor económico», investigación realizada por el Instituto y el Observatorio Nebrija del Español, Cada euro invertido por el Instituto Cervantes para sostener el diploma de español DELE genera casi cinco euros de actividad económica. La valoración subjetiva por parte de los candidatos del DELE y el SIELE suma 72 millones de euros al año
La certificación en español va ligada a una rentabilidad social «clara y muy notable». Cada euro invertido por el Instituto Cervantes para sostener el examen para la obtención del DELE (Diploma de Español como Lengua Extranjera) en todo el mundo genera casi cinco euros (4,7) de actividad económica ligada a la certificación (libros, clases, profesores, turismo idiomático…).
Esta es una de las conclusiones del libro La certificación en español: un universo valioso. Cartografía y valor económico, una ambiciosa investigación desarrollada por el Instituto Cervantes y la Fundación Nebrija, e impulsada por el Observatorio Nebrija del Español, que se ha presentado hoy en la sede central del Instituto en Madrid.
En el acto han participado su director, Luis García Montero; Gregorio Martínez, director de la Fundación Nebrija; Inés Soria, responsable de la Unidad de Certificación Lingüística del Área Académica del Cervantes, y los autores: Susana Martín Leralta, decana de la Facultad de Lenguas y Educación de la Universidad Nebrija; Juan Carlos Jiménez, profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá, y Miguel Carrera Troyano, profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad de Salamanca.
La certificación del español en Europa
Los sistemas de certificación de dominio de español tienen un mayor peso en el continente europeo (más variedad de exámenes y demanda de títulos oficiales de español). El DELE es el de mayor presencia en el ámbito internacional: el más implantado en Asia y el que principalmente convive con los sistemas americanos en Estados Unidos, por delante del Sistema Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE). No obstante, en cuanto al número de candidatos evaluados, la certificación más popular es la del Consejo Americano de Enseñanza de Lenguas Extranjeras (ACTFL) de Estados Unidos.
Un mercado de 72 millones de euros
El libro, en sus casi doscientas páginas, no solo revela el citado retorno social, sino que, a través de una metodología novedosa, mide con precisión el valor económico de la certificación lingüística.
Sobre la valoración que resulta de las respuestas a una encuesta respondida por cerca de 16.000 candidatos, por la vía de los costes incurridos —primera de las empleadas— se obtiene una cifra anual de 53 millones de euros en DELE y 14 millones en SIELE (Sistema Internacional de Evaluación de la Lengua Española), que suman 67 millones de euros. En términos individuales, esto supone un gasto medio de 520 euros por persona en DELE y 952 euros en SIELE (Sistema Internacional de Evaluación de la Lengua Española), con una media ponderada de 575 euros.
La valoración contingente —o subjetiva por parte de los candidatos, segunda vía metodológica, complementaria de la anterior—, muestra resultados similares: 51 millones de euros anuales en DELE (sumando valoración de los aprobados y disposición a pagar de los suspensos) y 21 millones en SIELE, que suman 72 millones de euros. En términos de valoración por persona, la media ponderada de ambos exámenes es de 623 euros. Aquí también los resultados son muy cercanos —en torno a los 600 euros por candidato— a los obtenidos a través de los costes incurridos.
Beneficios en el trabajo gracias a los certificados
Según el libro los trabajadores que se certifican para mejorar laboralmente obtienen del mercado unos beneficios «muy superiores» a otros que no buscan esa finalidad primordial. Estos beneficios marcan al menos un valor «mínimo» que casi dobla al del resto de los candidatos, y que se sitúa en Europa, Brasil, Norteamérica y Asia Oriental por encima de los 800 euros por candidato.
La presencia de entidades certificadoras se concentra en ocho países: España, Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, México, Argentina y Corea del Sur. No obstante, la oferta es accesible desde cualquier lugar del mundo gracias a los exámenes en remoto.
De acuerdo con el estudio del Instituto Cervantes y la Fundación Nebrija, las certificaciones aspiran a atender las demandas lingüísticas de cada región geográfica, lo que da como resultado una oferta diversa en públicos destinatarios, modalidades de examen y validez de los certificados. Aunque se trata de un beneficio repartido universalmente, tiene una clara potencialidad de aprovechamiento por parte de España y los países hispanohablantes