De nuevo la bioinformática y los modelos matemáticos han permitido hallar una relación prácticamente insospechada. Un equipo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) estudiaban datos genéticos alterados en los cánceres de pulmón, colon y estómago, y ha encontrado que en todos estos tumores había un mismo conjunto de genes alterados, lo que hace sospechar de una cierta función en el desarrollo de la enermedad.
“Nuestra investigación nos permitió identificar genes que están alterados en común entre diferentes tipos de cáncer. Esto significa que, aunque estas patologías afectan distintas partes del cuerpo, pueden compartir la alteración de ciertos genes que juegan un importante papel en su desarrollo”, explica la estudiante Natalia Belén Pedroza, de Ingeniería Biológica de la UNAL.
Qué puntos en común comparten los cánceres de pulmón, colon y estómago
Según el profesor César Payán, médico genetista de la UNAL, uno de los hallazgos es que en los cánceres de pulmón, colon y estómago comparten la alteración de algunos genes, lo que sugiere que en el desarrollo y establecimiento de estos tipos de cáncer habría procesos comunes relacionados con su crecimiento y propagación.
“Además, que los mecanismos celulares activados por ciertos virus como los de la hepatitis B y C, el de Epstein-Barr, el virus del papiloma humano (VPH), el virus de la leucemia de células T humanas tipo 1, y el SARS-CoV-2 también se encuentran activados en estos tipos de cáncer. Esto nos hace pensar que existiría una relación entre el comportamiento de las células que constituyen el cáncer y el microbioma (las bacterias y otros microorganismos que viven en el cuerpo)”, sostiene.
Influencia de los virus en las células cancerosas
El experto explica que los resultados de la investigación sugieren que los virus mencionados activarían ‘vías de señalización’ en las células tumorales, que son rutas dentro de las células que controlan su comportamiento como crecer, dividirse o morir, conocidas genéticamente como factores de transcripción.
“Nuestra hipótesis es que, ya sea durante el desarrollo o en el establecimiento del cáncer, existiría una comunicación entre estas células anormales y ciertos componentes del microbioma. Esta interacción tomaría la forma de una red cáncer-microbioma, la cual jugaría un papel relevante en la adquisición de características distintivas por parte de las células tumorales”, manifiesta el médico genetista.
Posibles beneficios
A largo plazo esta investigación –que está en sus etapas iniciales– tendría varias aplicaciones en oncología. Al respecto, la ingeniera Pedroza dijo: “entender mejor la alteración de ciertos genes y la presencia de mecanismos comunes entre diferentes tipos de cáncer permitiría desarrollar tratamientos más efectivos que ataquen esos puntos en común”.
“Lo anterior llevaría a aplicar terapias que funcionen para varios tipos de cáncer, y que a la vez que sean más precisas y menos tóxicas. Además, si se comprende cómo los virus afectan el cáncer, encontraríamos maneras de prevenir o limitar su impacto”, precisa.
Cómo se ha visto la relación entre cáncer y virus
El profesor Payán explica que en el desarrollo de la investigación analizaron varios conjuntos de datos, en los que se midió el nivel de expresión cada uno de los genes en las células cancerosas. “Esto se hace estudiando una molécula que se llama ARN, producida a partir del ADN, que es la que contiene la información genética. Estos datos provienen de diferentes cánceres de pulmón, gástrico y de colon, generados por investigadores en diferentes partes del mundo”, detalla.
El análisis se enfocó en identificar una red de factores de transcripción con un patrón de expresión anormal en los tres tipos de cáncer estudiados. Estos factores son un grupo de proteínas que determinan cuándo y cómo se activan o desactivan los genes de una célula. Cuando sufren alteraciones pueden ser demasiado activas, lo que provocaría su multiplicación, como se investiga en ciertos tipos de cánceres.
“El objetivo era encontrar aquellos factores de transcripción que funcionaban de manera anormal en los diferentes tipos de cáncer y que estarían relacionados con la capacidad de las células cancerosas para modificar sus características, adaptarse y sobrevivir durante el desarrollo del tumor”, explica el docente de la UNAL Sede de La Paz.
Agrega que “los factores de transcripción son proteínas importantes porque controlan cuánto se expresan sus genes objetivos. Luego se investigó qué proteínas de la membrana celular –que actúan como receptores– estaban reguladas por los factores de transcripción identificados y mostraban mayor presencia en las células tumorales en comparación con las células normales. Por último, se examinó cuáles de esas proteínas estaban relacionadas con procesos de infección de distintos organismos del microbioma humano”.
En la investigación, cuyos resultados se publicaron en agosto en la revista Frontiers in Cellular and Infection Microbiology, también participaron: Beatriz Otálora y Claudia Aristizábal Guzmán, del Grupo de Investigación INPAC de la Fundación Universitaria Sanitas de Bogotá; Juan López, del Grupo de Investigación INPAC; Specialized Laboratory, la Clínica Universitaria Colombia y la Clínica Colsanitas, Bogotá; Mario Isaza, de Keralty Sanitas International, y Carlos Arturo Álvarez Moreno, de Infectious Diseases Department, Clínica Universitaria Colombia, Bogotá.