Cuidado con las cotorras argentinas: tienen una bacteria que puede ser transmitida a humanos

Las cotorras argentinas, esas ruidosas aves que vuelan a toda velocidad por las ciudades, se han convertido en un problema ambiental. Se trata de una especie invasora que acapara los recursos y resta espacio a aves autóctonas, pero además, existe un problema añadido con esta especie. Investigadores chilenos han comprobado que las cotorras argentinas tienen una bacteria que puede ser transmitida a seres humanos.

Cotorras argentinas.

Un equipo de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET) de la Universidad de Chile detectó en cotorras argentinas la presencia de la bacteria Chlamydophila psittaci que provoca la enfermedad de la “fiebre del loro”, tal y como detallan Matilde Larraechea Bascuñan, Cristóbal Briceño, Galia Ramírez y Alejandra Sandoval-Rodríguez, en un titulado «Seropositividad a Chlamydophila psittaci en cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) invasoras de la ciudad de Santiago de Chile«, publicado recientemente en la Revista Chilena de Infectología. 

En el caso de las cotorras, la bacteria es excretada en grandes cantidades en las heces y secreciones respiratorias de aves infectadas, pudiendo producir una enfermedad aguda o crónica, dependiendo de la cepa, la especie hospedera, la edad y la condición del ave infectada. 

Por qué se debe tener cuidado con las cotorras argentinas y controlar su población

El estudio realizado por investigadores chilenos demuestra que se debe tener cuidado y controlar la población de cotorras argentinas, dado que la bacteria que portan es origen de una enfermedad de naturaleza zoonótica, lo que significa que puede ser transmitida de las aves a los humanos, puede causar «psitacosis humana», una enfermedad infecciosa con diferentes escenarios clínicos: desde una enfermedad leve similar a la influenza, hasta un cuadro letal con falla multiorgánica. 

Sabemos que esta es una situación de riesgo habiendo encontrado una bacteria sabemos que se puede transmitir a las personas. Hasta ahora, conocemos un caso en Brasil, ya que una familia había comprado cotorras argentinas en el comercio ilegal como mascotas y esta situación derivó en la transmisión de esta misma bacteria. Provocó siete casos de neumonía severa y seis hospitalizaciones”, específica Matilde Larraechea Bascuñan. 

Cuánto se conoce sobre la bacteria que portan estas aves

En cuanto a los alcances del estudio, Larraechea aclara que se circunscribe a detectar anticuerpos contra este patógeno, haciendo necesario ampliarlo para conocer el origen de la bacteria. 

Nosotros, de hecho, buscamos ADN de esta bacteria y no logramos encontrar. Entonces, consideramos necesario continuar con los esfuerzos por detectarla y caracterizarla molecularmente, es decir, no solo a través de anticuerpos para así poder saber más de ella”, explica la investigadora.

Además, enfatiza que si bien este es un tema de salud animal o que podría ser considerado más bien específicamente veterinario, “demuestra que está siendo cada vez más importante adoptar el enfoque de salud que aborde las interacciones y relaciones entre la salud humana, animal y ambiental en conjunto y desde distintas disciplinas”.

Otros patógenos

Además de la circulación de la bacteria Chlamydophila en cotorras argentinas, el doctor Cristóbal Briceño, veterinario y académico de FAVET, explica que también han descrito otros patógenos que pueden enfermar a personas

Encontramos por primera vez en Chile la presencia de un ácaro que no se había descrito antes aquí y que abunda en nidos y pichones de cotorras. Este ácaro, también puede picar a personas, pudiendo ser un potencial vector de otros patógenos como virus y bacterias”, detalla. 

Además, han encontrado que, en cotorras adultas, existe una alta prevalencia de Cryptosporidium meleagridis. Este protozoo es un parásito de las aves, que puede producir diarrea en personas y generar cuadros complejos, sobre todo en adultos mayores, infantes y personas inmunocomprometidas. Este parásito se elimina por las heces y puede mantenerse infectante en el ambiente por hasta seis meses. 

“Como las cotorras se han mantenido en ciudades y buscan árboles en altura que abundan en plazas, estas áreas verdes podrían ser focos de riesgo para las personas. Además, al ser muy abundantes y volar sobre las ciudades, a través de sus deposiciones, las cotorras podrían estar contaminando la ciudad con éstos y otros patógenos, poniendo en riesgo la salud humana y animal”, explica Briceño.