Un equipo científico del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha identificado 14 nuevos casos de animales infectados con el virus de la gripe aviar (HPAI H5N1), lo que indica que la expansión del patógeno en la Antártida es mayor de lo esperado.
Tras el reanálisis de muestras de animales recogidas en la Expedición Australis, un proyecto internacional que rastreó la presencia del patógeno en la península antártica y la zona norte del mar de Weddell, los expertos y expertas señalan que estos nuevos resultados incluyen pingüinos, skuas, palomas antárticas y lobos marinos.
Este hallazgo ha sido presentado en el Scientific Committee on Antarctic Research (SCAR), la mayor conferencia científica mundial sobre ciencia antártica que se celebra en Chile entre el 19 y el 23 de agosto. En su intervención, el equipo investigador del CSIC, liderado por Antonio Alcamí, ha expuesto los datos iniciales que confirmaban la presencia de gripe aviar altamente patogénica en muestras de skuas (págalos) y un elefante marino. A este hallazgo, se suman dos casos adicionales reportados por equipos científicos chilenos y británicos.
La evolución del virus en la Antártida
El subtipo H5 del virus de la gripe aviar evolucionó inicialmente en aves de corral, pero recientemente se ha adaptado para propagarse entre la fauna salvaje.
Desde 2020, su propagación ha causado mortalidades importantes de aves salvajes y mamíferos en casi todo el mundo y, en 2022, se confirmó su llegada a Suramérica. Su esperada expansión a la Antártida fue confirmada por primera vez el 24 de febrero de 2024 gracias a los descubrimientos realizados por los investigadores del CSIC Ángela Vázquez y Antonio Alcamí.
Tras el hallazgo, el pasado 13 de marzo se puso en marcha una expedición internacional a bordo del velero Australis (HPAI Australis Expedition) con la participación de los investigadores del CBMSO-CSIC Begoña Aguado y Antonio Alcamí para rastrear la presencia del virus en la región de la península antártica y la zona norte del mar de Weddell. Los resultados mostraron la dispersión de la gripe aviar de alta patogenicidad en la región austral, donde se observaron altos niveles de mortalidad en aves skuas.
En julio, este descubrimiento fue seguido por la confirmación de la presencia del virus en la Antártida, por primera vez, en un mamífero marino. El equipo de investigadores españoles del CBMSO-CSIC, en colaboración con el proyecto de investigación sobre ecología de pingüinos antárticos PERPANTAR del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), hallaron el patógeno en el cadáver de un elefante marino.