Cuantos menos antibióticos recibe la vaca mejor es la calidad de la leche que produce

El uso de antibióticos en la ganadería resulta excesivo, hasta el punto de que estos fármacos se emplean de forma preventiva y no para tratar infecciones. Aparte de los problemas de salud pública que esta práctica puede generar, asociados a la resistencia de las bacterias a estos fármacos, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) han detectado que un uso abusivo de estos productos tiene consecuencias sobre la calidad de la leche de vaca, y recomiendan moderar el uso de los antibióticos.

En un estudio realizado en un centenar de fincas colombianas, los investigadores de la UNAL comprobaron que todas ellas cumplieron con el valor nutricional en sus productos, pero el 61 % presentó problemas de salud en las ubres de las vacas. También se identificó la oxitetraciclina como la base farmacológica más común, usada con frecuencia para tratar enfermedades infecciosas, especialmente mastitis.

Uno de los principales indicadores de calidad en la leche es la presencia de inhibidores, que es cualquier sustancia química o biológica que ingrese al organismo del animal –como pesticidas, antiparasitarios y antibióticos, estos últimos utilizados en la ganadería con fines terapéuticos o promotores de crecimiento–, y que cuando no se administran bien pueden quedar como residuos en la leche poniendo en peligro la salud pública y la seguridad alimentaria.

Ante los avisos de calidad, Diana Carolina Coca Lemos, estudiante de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, identificó y evaluó las prácticas en el uso de antibióticos en 100 fincas lecheras. La metodología empleada incluyó la caracterización de cada finca mediante una encuesta presencial con 25 preguntas que exploraban desde el manejo de enfermedades en el ganado hasta las prácticas de almacenamiento de la leche y uso de medicamentos. Además, se realizaron visitas técnicas para inspeccionar las instalaciones y asegurar el correcto manejo de insumos. Los datos recolectados se analizaron mediante estadística descriptiva, lo que permitió identificar patrones y errores comunes en las prácticas de los productores.

Posibles prácticas que afectan la calidad de la leche

Los resultados del estudio revelaron que el uso de antibióticos sigue siendo frecuente y, en muchos casos, inadecuado. Esto se debe en parte a la falta de control en la venta de estos medicamentos, que pueden ser adquiridos sin receta médica en almacenes agropecuarios. Además, la investigación identificó la mastitis como la enfermedad más común en el ganado lechero, lo que motiva el uso intensivo de antibióticos.

El análisis mostró que el 100 % de las fincas cumplen con el valor nutricional esperado. Sin embargo, el 31 % presentó unidades formadoras de colonias por encima del umbral de 100.000, lo que indicaría problemas higiénicos y deficiencias en la rutina de ordeño y almacenamiento. El 61 % exhibió un recuento de células somáticas superior a 400.000, lo que sugiere problemas graves en la salud de la ubre o glándula mamaria, que se relaciona con infecciones y condiciones sanitarias inconvenientes.

También se identificaron diversos factores de riesgo asociados con el manejo de estos fármacos y el período que transcurre desde que el animal recibe la última dosis del fármaco hasta que la leche puede ser apta para consumo: prácticas como el retiro incompleto de animales tratados, errores en la identificación de tiempos de retiro y dosificación excesiva de antibióticos. En particular, se observó que el 29 % de los casos de animales no identificados durante el retiro y la falta de registros adecuados reflejan una gestión deficiente que contribuye a problemas en la calidad de la leche.

“La leche con residuos de antibióticos no debería llegar al consumidor final, y por eso también es importante que como consumidores identifiquemos la trazabilidad de los alimentos, comprar productos verificados en calidad”, señala la investigadora. En la mayoría de los casos, estos productos son desechados, lo que representa pérdidas para los productores.