Aunque el 11.5% de los alumnos en Educación Infantil son rechazados por sus compañeros hay lugar para el optimismo ya que cada vez más se están desarrollando programas de intervención socioemocional cuya aplicación se está demostrando eficaz para la reducción del rechazo. “En la UVa hemos desarrollado un programa de intervención y lo hemos aplicado en algunos centros durante todo un curso escolar.
A la finalización del mismo, hemos comparado la evolución de los grupos participantes con la evolución de los centros en los que no se ha aplicado el programa. Los resultados confirman que gracias al programa se da una reducción del porcentaje de rechazo entre iguales”, explica Molinero.
El rechazo entre iguales es uno de los problemas más relevantes a los que tiene que hacer frente la Educación Infantil en la actualidad, ya que los niños que lo sufren lo viven como un acontecimiento estresante y doloroso, que provoca una distorsión en su autopercepción social, afecta a su estado emocional y presenta consecuencias a corto y largo plazo tales como dificultades socioemocionales (soledad, aislamiento, bajo rendimiento), problemas internalizados (baja autoestima, ansiedad, depresión) o problemas externalizados (abandono escolar, problemas de conducta o conducta antisocial). “Muchas veces los profesores están demasiado centrados en las exigencias académicas de acabar la programación y los cuadernillos marcados, y no tienen tiempo para atender a las conductas y actitudes de los niños, que sería fundamental para prevenir el rechazo, el bullying, el acoso…”, reflexiona la investigadora del GIR Psicología de la Educación.
Conscientes de este problema, desde el Departamento de Psicología de la Universidad de Valladolid han analizado los diferentes perfiles de niños que pueden aparecer en un aula y se ha planteado un programa de intervención en competencia socioemocional en colegios que pretende identificar los factores de rechazo y potenciar el desarrollo del alumnado rechazado. “El rechazo entre iguales es un problema habitual en muchas aulas, pero que, debido a su naturaleza sutil, a menudo pasa desapercibido para el profesorado. Por ello, a través de mi tesis doctoral he pretendido identificar los diferentes tipos de estatus sociométrico presentes en un aula, identificar las características de cada uno de ellos, así como los motivos de aceptación y rechazo entre los niños y definir un programa de intervención que ayude a los docentes a identificar y prevenir el rechazo entre compañeros”, añade Molinero.
Gracias a su investigación Paula ha identificado 5 tipos de estatus sociométrico en un aula estándar. Para llegar a esta conclusión, la investigadora pedía a cada alumno, a través de un juego, identificar quienes son sus mejores amigos y quienes no argumentando los motivos de dicha elección. Los perfiles identificados son:
– Preferido: con una posición social privilegiada, siendo muy apreciados por sus compañeros. Representan aproximadamente el 8% de los alumnos.
– Medio: se llevan bien con los demás, y tienen algunos amigos. Es el grupo mayoritario, compuesto por el 71% de los escolares.
– Ignorados: pasan desapercibidos para el grupo, no siendo nominados ni positiva ni negativamente. Los ignorados representan cerca del 7% del aula.
– Controvertidos: tienen un número significativo de nominaciones de preferencia, pero también de rechazo. Son el grupo minoritario, representando el 2.5%.
– Rechazado: son estudiantes que, por diversos motivos, no encajan en el grupo y son pasiva o activamente rechazados por sus iguales. El porcentaje medio de alumnos que conforman este grupo en las aulas es del 11%.
“De los motivos expuestos por los alumnos se han sacado 34 categorías, 20 de rechazo y 14 de aceptación. Entre los principales motivos de aceptación aparecieron la afinidad, la reciprocidad o el apoyo emocional. En cuanto a los motivos de rechazo más repetidos destaca con diferencia la agresividad física seguida de las conductas molestas o inmaduras. Es destacable también la variable género, los chicos son bastante más rechazados que las chicas”, detalla la investigadora.
Con estos datos y con la literatura existente se han planteado diferentes actividades, propuestas, estrategias… que se han puesto ya en marcha en colegios. Pero el programa de intervención planteado por la ya doctora de la UVa va más allá y plantea también formación para los docentes y actividades de implicación familiar. “Es importante tratar el problema desde todos los ámbitos posibles, sino sería imposible abordarlo satisfactoriamente. Gracias a esta visión poliédrica y multi escenario hemos conseguido una reducción real del rechazo en las aulas”.
El futuro de esta investigación pasa por aplicarlo en más centros y realizar estudios longitudinales que permitan saber si es realmente efectivo en el largo plazo, cuánto tiempo es necesaria la intervención… “Defendí recientemente mi tesis doctoral con calificación de sobresaliente mención Cum Laude, pero la investigación continúa. Todavía me queda el año de posdoc garantizado por las becas FPU y luego voy a luchar por quedarme en la UVa. Llevo un tercio de mi vida entre grado, máster y doctorado en la Universidad de Valladolid y me hace muy feliz, así que voy a hacer todo lo posible para quedarme”, adelanta ilusionada la doctora.
Paula, maestra de educación infantil y psicóloga de formación, considera fundamental la investigación en Ciencias Sociales y Humanidades, pero tan importante como la investigación considera la transferencia y la divulgación. “Es capital que los conocimientos que se generan en el ámbito de la Psicología de la Educación no se queden entre las cuatro paredes de las facultades. Tendría que estar más vinculada la parte de la educación universitaria y de la investigación con la educación infantil y primaria para hacer entender a algunos docentes y algunas familias que tan importante es acabar el cuadernillo como analizar y mejorar las relaciones sociales del alumnado especialmente en las edades más tempranas, pero para ello tenemos que conocer la psicología de los grupos a través de la investigación y formar a los docentes que están en las aulas y a las familias, a través de proyectos de divulgación y transferencia”, valora Paula Molinero.