El estudio ActiveBrains, liderado por el catedrático de la Universidad de Granada Francisco B. Ortega, en colaboración con la Universidad Loyola, revela que los niños con obesidad pueden mejorar su densidad mineral ósea con tan solo cinco meses de ejercicio físico.
Los científicos acaban de presentar un estudio en la misma línea en la reunión anual del Colegio norteamericano de Medicina del Deporte (American College of Sports Medicine (ACSM) que demuestra que los ejercicios combinados (aeróbico y fuerza), practicados de forma regular, parecen no tener un efecto antiinflamatorio en los niños/as prepuberales con sobrepeso u obesidad, lo cual sigue desvelando aspectos relevantes de los efectos del ejercicio en estos menores.
El investigador y profesor del grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Loyola, José J. Gil Cosano ha asistido a la reunión anual del Instituto Norteamericando de Medicina del Deporte. Una de las entidades más prestigiosas dentro del panorama internacional a lo que deporte, salud y ejercicio físico se refiere. En el evento celebrado la semana pasada en la ciudad de Boston, el investigador presentó el trabajo titulado “Impacto de una intervención de ejercicio en el perfil inflamatorio en niños con sobrepeso/obesidad: estudio ActiveBrains”.
Uno de los resultados principales de este trabajo es que el ejercicio físico combinado (aeróbico y fuerza), practicado de forma regular, parece no tener un efecto antiinflamatorio en los niños/as prepuberales con sobrepeso u obesidad. Los resultados del trabajo derivan del proyecto ActiveBrains, liderado por el profesor Francisco B. Ortega del Departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad de Granada y en el cual José Juan realizó sus estudios de doctorado.
Los escolares que practican ejercicio físico mejoran su densidad ósea
Se trata de otro de los estudios en la línea del proyecto ActiveBrain, en el que participa el investigador de la Universidad Loyola. Liderado por investigadores del departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad de Granada (UGR), en colaboración con pediatras de la Unidad de Endocrinología Infantil del Hospital Clínico Universitario de Granada y colaboradores externos nacionales e internacionales, que demostraron anteriormente que los escolares que practican ejercicio físico aeróbico y de fuerza mejoran su densidad mineral ósea.
Este trabajo fue publicado en la prestigiosa revista en al ámbito de las Ciencias del Deporte Journal of Science and Medicine in Sport, y reveló que el ejercicio físico practicado de forma regular por estos menores durante los cinco meses de duración del programa les permitió mejorar su densidad mineral ósea de las piernas y del cuerpo entero. El estudio recientemente presentado continúa arrojando luz a los efectos del ejercicio físico en los menores con obesidad.
“Uno de los resultados más interesantes es que este programa de ejercicio, sin estar pensado específicamente para mejorar los huesos, ha logrado ganancias óseas significativas en las piernas y en el cuerpo entero”, destacó el catedrático del departamento de Educación Física y Deportiva de la UGR e investigador responsable del proyecto, Francisco B. Ortega.
Además, el investigador del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Loyola, y primer autor de este estudio, José J. Gil Cosano, apuntó que “desde el punto de vista clínico, las ganancias óseas observadas después del programa de ejercicio podrían reducir en un 12% el riesgo futuro de fractura en esta población”. Esto es especialmente importante, dado que estudios recientes muestran como esta población es propensa a sufrir fracturas, especialmente en el miembro inferior.
¿Existe un entrenamiento específico para los huesos?
Las actividades que implican esprints, cambios de dirección y saltos son beneficiosas para el desarrollo esquelético durante el crecimiento. En este sentido, Luis Gracia Marco, otro de los investigadores que coordinó el trabajo, aclaró que “aunque este programa de ejercicio no se diseñó pensando en la salud ósea, la mayoría de los juegos y ejercicios propuestos durante los 5 meses de entrenamiento reunían estas características”.
Los juegos y los ejercicios de fuerza propuestos en el programa de ejercicio se realizaron con una intensidad entre moderada y alta. De hecho, Esther Ubago Guisado, una de las investigadoras principales del estudio, destacó que “a estas intensidades, el esqueleto de un niño con obesidad soporta una carga mecánica muy elevada, lo cual podría explicar los incrementos significativos de la densidad mineral ósea observados con tan solo 5 meses de entrenamiento”.
El programa de ejercicio físico desarrollado en este estudio se basa en juegos grupales, sin equipamiento avanzado, que implican actividades sencillas, realizándose en unas condiciones similares a las que se dan en el entorno escolar o en las actividades extraescolares, lo que significa que este programa es transferible socialmente a un contexto habitual.
El investigador José J. Gil Cosano es actualmente investigador en el Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Loyola e imparte docencia en el Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Desde 2016 forma parte del grupo de investigación PROFITH de la universidad de Granada y ha trabajado para el proyecto ActiveBrains. En la actualidad y fruto de la presente investigación, ha publicado varios artículos entre los que cabe destacar tres estudios observacionales examinando la asociación del perfil inflamatorio, la vitamina D y la condición física con la salud ósea, y los efectos de la intervención del proyecto ActiveBrains en la salud ósea. Más adelante publicará los resultados sobre los efectos de la intervención del proyecto ActiveBrains en el perfil inflamatorio.
La formación académica de José J. Gil Cosano ha sido dirigida por los científicos Francisco B. Ortega y Luis Gracia Marco de la Universidad de Granada. El investigador continuará esta colaboración desde la Universidad Loyola en la que sigue desarrollando estudios sobre los efectos del ejercicio físico sobre la salud ósea en diferentes poblaciones. En esta línea, el investigador ha publicado 21 artículos en revistas de alto impacto (7 como primer autor).