Detrás de un “no me entran las matemáticas”, “no entiendo lo que me están explicando” o “esto es demasiado difícil para mí” pueden encontrarse dificultades de aprendizaje con consecuencias para los niños tanto en el ámbito académico como en el personal.
Daniela Alexandra Morales, fonoaudióloga de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), ha realizado un trabajo con un grupo de estudiantes de cuarto y quinto grado de primaria, con el que se mejoró su comprensión numérica, memorización de operaciones aritméticas –como suma, resta o división– y el cálculo correcto y fluido.
La investigadora de la UNAL explica que “para este estudio, en las 8 semanas hicimos 6 intervenciones con enfoques muy didácticos. Con dos grupos de cuatro niños realizamos dos horas de sesiones semanales en las que usamos juegos y dinámicas que los contextualizaran y acercaran a las diferentes temáticas”.
Por ejemplo, pintando números se les reforzó el cálculo matemático y la solución de problemas, y con otras actividades, como guiar al personaje hasta la salida del laberinto, se fortalecieron sus habilidades geométricas. Se hicieron 20 ejercicios con diferentes temáticas de fondo.
Según la investigadora, “tanto las matemáticas como las diferentes dificultades del aprendizaje requieren una instrucción directa y un acompañamiento permanente que identifique las necesidades del estudiante y cómo nosotros las podemos fortalecer, que es la razón del proyecto”.
Los orígenes de la dificultad de aprendizaje
Las dificultades pueden ser multifacéticas e incluyen factores tanto genéticos –diferencias estructurales en el cerebro– como ambientales, entre ellos la crianza y el consumo de alcohol durante el embarazo.
La fonoaudióloga Morales señala que “dentro de los factores genéticos están las mutaciones en el gen DCX, que está dentro del cromosoma X y se encarga de la migración neuronal, proceso por el que las neuronas se desplazan a su ubicación final en el cerebro durante el desarrollo, pero también del avance de áreas relacionadas con las matemáticas.
La profesora Judy Costanza Beltrán Rojas, del Departamento de la Comunicación Humana de la Facultad de Medicina de la UNAL y directora de la investigación, explica que una de las señales más importantes para detectar esta problemática es el rechazo a las matemáticas.
“Por lo general en las clases los niños muestran un rendimiento más bajo, y formalmente exhiben dificultades de procesamiento en las habilidades relacionadas como conteo, lectura de números y operaciones básicas”, precisa.
Aunque la prevalencia exacta de estas dificultades aún se debate, se estima que entre el 3 y 10 % de los niños pueden verse afectados. Sin embargo, a pesar de su impacto en la calidad de vida, el desarrollo económico y psicosocial, estas no reciben la misma atención que otros trastornos del aprendizaje como la dislexia.
Por eso el interés de las investigadoras en seguir profundizando en esta área. A través de estrategias como estas se puede mejorar el procesamiento del lenguaje de los niños, que resulta fundamental para comprender y resolver problemas matemáticos.