Nuevo estudio estima los lugares idóneos para instalar paneles fotovoltaicos y hacerlos más rentables

El proyecto es su trabajo fin de grado que inició en 2022 y que desarrolló con la colaboración de una empresa de energías renovables, que le proporcionaron los datos para calcular un año metereológico típico.

María Sánchez Villanueva ha desarrollado un modelo estadístico que permite estimar los lugares adecuados para instalarlos y que sean rentables, lo que puede ayudar a la toma de decisiones políticas. El trabajo fin de grado de María Sánchez Villanueva ha conseguido el segundo premio, de los premios “Valladolid, ciudad inteligente y climáticamente neutra”.

“La empresa con la que trabajé tenía un problema para calcular el año metereológico típico, porque las herramientas que existen actualmente en el mercado son muy costosas”, explica María.

Estudió el doble Grado de Estadística e Informática en la Universidad de Valladolid, y sus conocimientos en ambas áreas le han valido a María Sánchez Villanueva para desarrollar una aplicación que permite una nueva metodología estadística que agiliza y facilita el cálculo para estimar los lugares idóneos en donde se pueden ubicar los paneles fotovoltaicos y así mejorar el rendimiento, viabilidad económica y el diseño de estas instalaciones. 

El proyecto es su trabajo fin de grado que inició en 2022 y que desarrolló con la colaboración de una empresa de energías renovables, que le proporcionaron los datos para calcular un año metereológico típico. La idea fundamental es estimar la cantidad de irradiancia solar media que va a caer durante el periodo de un año en un determinado lugar, y de esta forma conocer si resultaba rentable instalar una placa fotovoltaica sabiendo de antemano la energía que se puede obtener. El fin último es establecer un estudio de mercado y la viabilidad de su instalación. 

Cuando María Sánchez decidió presentar su trabajo a los premios “Valladolid, ciudad inteligente y climáticamente neutra”, en los que ha obtenido el segundo premio, y dado que era un proyecto muy técnico, se enfocó, al describir su proyecto, en la utilidad que podía tener para el Ayuntamiento de Valladolid, es decir, su uso para conocer en qué zonas de Valladolid podía ser más rentable poner las placas fotovoltaicas y que fueran utilizadas para las infraestructuras públicas (alumbrado público, semáforos..). 

De hecho, en la descripción de su proyecto a estos premios, expone que la viabilidad técnica del proyecto es “innegable” así como su “viabilidad financiera” y argumenta que “se puede considerar una inversión asequible para la ciudad de Valladolid”, aunque alega que se debe incluir “un recurso humano encargado del mantenimiento y la continua mejora del software, asegurando así su óptimo desempeño y evolución”. En su propuesta también plantea la posibilidad de “desarrollar una versión comercializable del software lo que permitiría su implementación en múltiples empresas del sector”.

Aunque tuvo que desarrollar dos trabajos fin de grado, uno para Estadística y otro para Informática, fue en Estadística en donde realizó gran parte de su estudio. Sin embargo, el trabajo que presentó en su grado de Informática fue la interfaz gráfica que diseño gracias a esta investigación, es decir una aplicación, donde el usuario puede incluir una serie de datos y obtener así el año metereológico típico, que mide cada día del año y cada hora en un punto determinado la radiación solar.

Desarrollo de un modelo distinto

“La empresa con la que trabajé tenía un problema para calcular el año metereológico típico, porque las herramientas que existen actualmente en el mercado son muy costosas”, explica María. Y en esa colaboración, “la empresa estaba interesada en que les proporcionásemos un modelo que pudiesen implementarlo y con ello ahorrar los gastos”.

El problema inicial para el desarrollo de este modelo fue que debían hacer una revisión bibliográfica de todos estos métodos que surgieron en los años 70, desarrollados por las empresas del sector fotovoltaico, pero que no están publicados. “Tú puedes tener una idea del cálculo matemático que hay detrás para intentar replicarlo, pero nos dimos cuenta que tenían una limitación, porque siempre se entrenaban con datos de fuera de la Unión Europea y tenían unos parámetros fijos”.

Para la premiada, esto era un obstáculo para una empresa que trabajaba en Europa, ubicada en Valladolid, con el obstáculo de las variaciones de temperatura que se están produciendo debido al cambio climático, por lo que los datos metereológicos de antes no son válidos en la actualidad.

Para estos modelos se necesitan los datos registrados a lo largo de veinte años, por lo que con los datos proporcionados por la empresa y gracias a la ayuda de sus tutores, decidieron plantear un modelo distinto, lo que se denomina en estadística un modelo de regresión, que significa que es dinámico y los parámetros se van ajustando a los datos que se introducían. De esta manera, se solventaba el problema de la ubicación geográfica y también del cambio climático. 

“Aunque suena sencillo, nos llevó mucho trabajo. Son muchos datos, se recogen con instrumentos que tienen errores de medida, de repente puedes tener diferentes fuentes de datos. Y con este modelo los errores se intentan reducir”, explica. La egresada por la UVa explica que en la actualidad tan sólo hay dos software en el mundo y son muy herméticos y cerrados, por lo que si se consigue afinar este nuevo modelo, podría llegar a comercializarse. “De momento -explica- está destinado a una empresa local y su uso es muy interno, por lo que aún es un prototipo. 

Para ambos trabajos fin de grado contó con el apoyo de sus tutores, tanto de Estadística (Yolanda Larriba González y Miguel Alejandro Fernández Temprano) como de Informática (Yolanda Larriba González y José Berlamino Pulido).

Para más información, podéis contactar con María Sánchez Villanueva, en el teléfono 610 87 69 28.