Este verano, un equipo científico multidisciplinar, coordinado por el catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Alicante, Jaime Molina, ha iniciado un ambicioso proyecto arqueológico en la ciudad antigua de Amiternum (L’Aquila, Italia) con el objetivo de hallar evidencias de terremotos históricos. Sus miembros han llevado a cabo durante un mes excavaciones que han dado como resultado la detección de fisuras, grietas, derrumbes y desplazamientos de materiales en las construcciones halladas, que ahora están pendientes de datación. En él han participado, además, investigadores de las universidades de Cádiz, Almería, Barcelona y la Università degli studi de L’Aquila.
El grupo está compuesto por arqueólogos, arquitectos, ingenieros y restauradores, y tiene como objetivo recrear la historia de la ciudad a través de la secuencia arqueológica y el estudio de las huellas que los terremotos dejaron en las construcciones antiguas y las recreaciones 3D de edificios romanos.
Qué restos estudian en los orígenes de la actual L’Aquila
Actualmente los restos de la ciudad romana fundada en el siglo III a.C. se encuentran bajo campos de cultivo de los que todavía emergen los imponentes restos del anfiteatro y el teatro. En la Edad Media se produjo el definitivo abandono y el traslado de la población a la actual ciudad de L’Aquila, debido a las destrucciones producidas por la endémica actividad sísmica de la zona, especialmente por el terremoto de mediados del siglo IV d.C. “Esta es la clave de este proyecto que centra su atención en una de las zonas de mayor sismicidad de Europa con el fin de analizar sus efectos sobre el urbanismo, las técnicas constructivas y el registro de material romano”, afirma el profesor Molina.
Este proyecto se ha realizado con la financiación del Ministerio de Cultura y Deporte (Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, Proyectos Arqueológicos en el Exterior 2022-23) y ha centrado su área de estudio a la antigua ciudad romana de Amiternum, situada a aproximadamente 90 km al noreste de Roma y a 9 km de L’Aquila, en la región italiana de Los Abruzos. Se trata de un área de elevada peligrosidad sísmica debido a la presencia de un gran número de fallas sismogénicas capaces de generar eventos sísmicos que pueden alcanzar una magnitud Mw: 7,0. La energía de estos terremotos, junto con su superficialidad hace que los efectos puedan ser catastróficos, como ocurrió en 2009.
La ciudad romana apenas ha sido excavada, aunque con el paso de los siglos los restos de edificios romanos que todavía resultaban visibles fueron empleados como cantera para las construcciones de los núcleos cercanos. En 1830 se llevó a cabo una primera intervención que concentró sus esfuerzos en la necrópolis de la ciudad, en la zona norte del anfiteatro y en el teatro. Algunas de las piezas recuperadas alcanzaron el mercado internacional, como la estatua colosal identificada como Cibeles que se exhibe en la actualidad en el Museum of Fine Arts de Boston. Posteriormente, en los años 1878 y 1879 se llevó a cabo una nueva y ambiciosa excavación que exhumó completamente los vestigios del edificio del teatro. Desde entonces las intervenciones han sido menores y fundamentalmente centradas en los restos de época medieval.
Tal y como explica cuenta Jaime Molina, está prevista la continuidad del proyecto en próximas campañas, quien explica, además, que éste incorpora un plan de difusión no solo dirigido a las publicaciones de carácter científico en revistas especializadas, sino también un plan de socialización del conocimiento mediante la virtualización arqueológica (fotogrametría, scanner, modelado 3D, motores de juegos, etc.) con el fin de ofrecer medios de divulgación interactivos a través de realidad virtual y realidad Aumentada. Esta parte del proyecto será desarrollada por el grupo de investigación Patrimonio Virtual de la UA.