La subida de las temperaturas como consecuencia del cambio climático aumenta la proliferación de termitas.
Compañías de control de plagas como Rentokil Initial alertan sobre las consecuencias que puede tener no realizar inspecciones técnicas a los edificios (ITE).
Las termitas suponen un gran problema para todos aquellos edificios que tienen madera en su estructura; y en España más del 90 % de los edificios construidos antes de 1920 tienen estructuras de madera, según datos de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla). Esto supone un gran problema a tener muy en cuenta, ya que las termitas son una plaga silenciosa que se suele detectar demasiado tarde, cuando el daño causado ya es irreparable.
Son muchos los edificios históricos afectados por estas plagas dentro del territorio nacional, como el Monasterio del Escorial; La Mezquita-Catedral de Córdoba; las catedrales de Barcelona, Valencia, Huesca y Zaragoza; o el Museo Bellver de Sevilla; y con el calentamiento global los problemas que causan estos pequeños insectos aumentan, ya que las subidas de las temperaturas impulsan la proliferación de termitas y el volumen de madera que estas destruyen.
Ante esta situación, es importante tomar medidas control de plagas, implementar inspecciones regulares en los edificios y aplicar tratamientos adecuados para prevenir o tratar las infestaciones de termitas. También es esencial realizar labores de mantenimiento y conservación de los edificios históricos para proteger su integridad estructural y preservar su valor patrimonial.
El cambio climático aumenta las plagas de termitas
Los últimos estudios de la Universidad Internacional de Florida (FIU) afirman que existe una correlación entre el aumento de las temperaturas y la proliferación de estos insectos, que prosperan más en climas cálidos que en climas fríos. Según las conclusiones que han extraído, para finales de este siglo las termitas podrían colonizar hasta un 30 % más de su tasa actual en las zonas templadas, liberando más CO2 a la atmósfera.
Por lo tanto, las plagas de termitas no son solo un problema para los edificios y la madera, sino también para los ecosistemas y el medioambiente; ya que suponen una potencial amenaza para la aceleración del calentamiento global.
Termitas en los edificios históricos
El problema de estos pequeños insectos es que se reproducen rápidamente y viven en grandes colonias que pueden albergar hasta tres millones de ejemplares. Su capacidad reproductiva convierte a las termitas en una especie invasora especialmente dañina.
Además, se trata de una especie que no tiene problemas para acceder a las estructuras de los edificios, atravesando materiales como el yeso, el hormigón o el pladur y llegando finalmente a la madera. Esta capacidad de penetración los convierte en una plaga especialmente problemática.
El daño que las termitas causan en los edificios puede tener un impacto significativo en las arcas públicas. Se estima que el impacto económico mundial causado por las termitas podría alcanzar los 60.000 millones de dólares al año. Esto incluye los gastos necesarios para reemplazar la madera dañada, restaurar la estructura del edificio y llevar a cabo tratamientos para erradicar la infestación.
Es por eso que tanto la prevención como la detección temprana son aspectos cruciales en la gestión de las termitas. Implementar medidas preventivas, como barreras químicas o tratamientos de madera, puede ayudar a evitar la infestación inicial. Además, es importante realizar inspecciones regulares (ITE) para detectar cualquier signo de actividad de termitas y tomar medidas rápidas para controlar la situación antes de que el daño se vuelva irreparable.
La concienciación sobre el problema de las termitas y la adopción de medidas preventivas y de control adecuadas son fundamentales para minimizar los daños económicos y preservar la integridad de los edificios afectados.