Habitualmente, estos animales acuden al calor, sin embargo, este fin de semana han encontrado refugio en las costas del Poniente. Concretamente en Almerimar, donde el grupo Promar trabaja en la recuperación del delfín Marcos, se han visto unas cantidades impresionantes.
El suceso no ha pasado a más porque no es tiempo de playa, así como por las lluvias registradas a lo largo del fin de semana, que alejaron cualquier intención de tomar el sol. La imagen habla por sí sola y da buena muestra de la invasión vivida este fin de semana.
La plaga de medusas se extendió desde el viernes tarde hasta el domingo, con el sábado como el punto álgido de esta explosión de medusas “nunca vista hasta ahora”, según comenta la asociación PROMAR, de la especie Pelagia noctiluca.
La Pelagia noctiluca o medusa luminescente es una especie de medusa de la clase de los escifozoos, de distribución atlántica y mediterránea, que ocupa preferentemente hábitats pelágicos pero que puede formar enjambres que llegan a la línea de costa, impidiendo el baño dada la naturaleza extremadamente urticante de sus cnidocitos.
La reproducción de esta medusa, a diferencia de otras especies, es únicamente sexual. Los ejemplares machos vierten en el agua sus espermatozoides y las hembras, sus óvulos. Si se da la fecundación, dan lugar a un huevo, un embrión y, finalmente, a una larva microscópica capaz de desplazarse en el agua. Esta larva que va creciendo se desarrolla como éfira (estadio juvenil de las medusas).
Científicos y grupos ecologistas definen el problema de las medusas como una consecuencia de la contaminación y degradación de los sistemas marinos. La proliferación de contaminación en la aguas, el aumento de las temperaturas, el mayor índice de salinidad de las aguas de la franja costera, así como el descenso en las aportaciones de agua dulce de los ríos están conformando un entorno en el que estos invertebrados se sienten cada vez más cómodos.
Para la asociación PROMAR, “el crecimiento exponencial de estos animales en nuestras aguas es síntoma de una serie de factores de los que parece que el ser humano es el principal responsable”. El portavoz de esta asociación, Paco Toledano coincide, en parte, con los investigadores al identificar una serie de factores clave para explicar la proliferación las medusas en el Mediterráneo. En primer lugar, el representante de PROMAR habla de la ruptura de la cadena trófica, con el exterminio de los principales predadores de las medusas: el atún y la tortuga marina, que ingieren miles de estos animales. Sin embargo, este argumento no resulta de tanta fuerza para Ignacio Franco, que asegura que estas especies como el pez luna o las tortugas son especies de metabolismo lento y no eliminan un número alto de medusas.
El segundo factor esgrimido por Paco Toledado es el aporte de nutrientes procedente de vertidos urbanos y la agricultura. En este sentido, Ignacio Franco precisa que “no sólo hay que pensar en vertidos urbanos descontrolados, sino también en obras de construcción de puertos, paseos marítimos, regeneraciones de playas; cualquier actividad que remueve el fondo provoca que los nutrientes presentes en los sedimentos pasen a la columna de agua y pasen a estar disponibles.
El investigador del IEO, Ignacio Franco, añade que “hemos estado abonando el mar y esto produce un aumento en la producción del plancton. Al igual que en tierra al fertilizar conseguimos un mayor crecimiento de las plantas ocurre lo mismo en el mar y se produce un incremento en las cantidades de fitoplancton (plantas)”. Este exceso en comida, fuerza la cadena alimentaria y aumentan las cantidades de los organismos que se alimentan de él, el primer eslabón sería el zooplancton.