El estudio, publicado en la revista Journal of Iberian Geology y llevado a cabo por Javier Lario, catedrático de Geodinámica Externa de la Facultad de Ciencias de la UNED; Chris Spencer (UWE Bristol), y Teresa Bardají(UAH), ha confirmado que en la costa mediterránea española también han tenido lugar tsunamis catastróficos, fenómenos que podrían repetirse en la actualidad. A partir de unos depósitos encontrados en el Cabo Cope, Murcia, los investigadores han registrado un evento, datado entre aproximadamente 800 y 1400 años, que provocó grandes acumulaciones de bloques en esta región de la costa murciana.
Si bien las olas de una gran tormenta pueden ser mayores que las de un maremoto, estas no tendrían la capacidad de arrastrar estos bloques 4 metros sobre el nivel del mar, que alcanzan las 17’7 toneladas. Con su trabajo, Lario y sus compañeros intentan principalmente distinguir estos dos tipos fenómenos. “Es interesante diferenciarlo porque con el cambio climático se está viendo que va a haber un aumento de grandes tormentas e incluso huracanes”, comenta el geólogo.
Qué medidas se toman contra los maremotos
Ciudades como Huelva y Cádiz han empezado a crear planes de evacuación, pero Lario explica que sería necesario implementarlo en las zonas de costa del sur mediterráneo para educar a la población y crear conciencia. “Hablamos de que el 70% de la población está en las costas. Si afectase en verano, la población flotante de las zonas de costa es mucho mayor que la de invierno. Claramente un tsunami ahora tendría un impacto muy grande”, comenta Javier Lario.
Asimismo, la erosión y degradación de la costa por la acción humana podría afectar en gran medida a la gravedad de un posible maremoto. “Los procesos de subida del nivel del mar o procesos erosivos de la playa y de la protección natural que tienen las costas hacen que sea más vulnerable en caso de que haya un tsunami. Si hemos perdido arena o zona de costa y el agua puede penetrar más en el interior, cuando venga un tsunami, el efecto va a ser peor”, avisa el geólogo.
Gracias a estos registros, es posible establecer periodos de recurrencia que permitan alertar a las autoridades de posibles fenómenos, al igual que el tsunami histórico de Lisboa, que arrasó la costa andaluza en 1755 y que dejó más de 1.000 fallecidos a su paso. Desde el Ministerio del Interior, junto con el Instituto Geográfico Nacional y la Dirección General de Protección Civil, han desarrollado un Plan Estatal de Maremotos donde identifican los riesgos de inundación por tsunami que podrían producirse en el territorio nacional.