El sistema infalible combatir las pérdidas de suelo en olivares de montaña

En las regiones montañosas de la cuenca mediterránea, el cultivo del olivo y la producción de aceite es una de las actividades que más población fija. Se trata de una actividad tradicional, que ha pasado de generación en generación. Sin embargo, en la actualidad, este modelo agrícola se encuentra en peligro. Para reducir el nivel de amenaza, la Universidad de Málaga ha desarrollado un sistema pionero para vigilar las acciones contra la erosión y pérdidas de suelo, que emplea imágenes de drones y que en un futuro utilizará las que ofrecen los satélites.

Olivar de montaña afectado por la erosión ocasionada por las lluvias y un mal manejo del arado.

La orografía del olivar de montaña complica la mecanización de las tareas de cuidado y recolección, lo que reduce su rentabilidad con respecto a explotaciones ubicadas en zonas de campiña, mucho más llanas, y donde se puede hacer un laboreo industrializado, así como aplicar las innovaciones mecánicas en la recogida de la aceituna. Este tipo de olivar ubicado en zonas montañosas se enfrenta también a la pérdida de suelo, un problema mucho más grave, pero que sí podría paliarse con unas prácticas más sostenibles.

Cómo se combate la pérdida de suelo en olivares de montaña

Para combatir la pérdida de suelo provocada, sobre todo, por la erosión causada por las lluvias, se llevan a cabo una estrategia de laboreo menos agresiva y el mantenimiento de unas cubiertas vegetales capaces de retener el terreno en las épocas de mayor pluviometría, que es justamente cuando se registran las pérdidas de suelo más importantes. Esta erosión merma las condiciones del terreno y tiene consecuencias directas en la rentabilidad de las explotaciones, tanto que incluso llegan a abandonarse.

Consciente de esta realidad, la Unión Europea introdujo en el sistema de ayudas de la Política Agraria Común (PAC) el modelo de condicionalidad, en el que se establecían una serie de medidas para la protección del suelo, de forma que se incentivaba a los agricultores que las seguían con una cuantía adicional en la subvención agrícola.

Francisco Lima Cueto, investigador de la Universidad de Málaga.

En su concepción, este sistema de premio a los agricultores que cumplen estas condiciones es acertado, sin embargo, no lo es tanto el modelo de comprobación real de las condiciones establecidas en la PAC se lleven a cabo en las explotaciones.

En cuántas explotaciones se vigila que se lleven a cabo estrategias sostenibles contra la erosión del suelo de olivares

Tan solo en un uno por ciento de las fincas se vigila que se lleven a cabo estrategias para conservar el suelo, mediante visitas de los especialistas encargados de certificar que se mantiene una cubierta vegetal adecuada para frenar la erosión; y solamente el tres por ciento de los agricultores que reciben estas ayudas adicionales eran sometidos a unas inspecciones realizadas en las oficinas que gestionan las ayudas, donde se tienen que presentar los justificantes de que el trabajo en el olivar se está llevando de manera adecuada.

Estas cifras llevaron a que el investigador del Departamento de Geografía de la Universidad de Málaga, Francisco Lima Cueto, aplicara una herramienta ideada por la universidad y el grupo tec4AGRO del Instituto de ciencias agrarias del CSIC, para comprobar, de manera rápida y barata, que los agricultores cumplen con las condiciones establecidas en las ayudas de la PAC y llevan a cabo tanto un laboreo sostenible, como el mantenimiento de una cubierta vegetal.

Imagen multiespectral para calcular la densidad de la cubierta vegetal obtenida con la herramienta desarrollada por la Universidad de Málaga.

Con qué herramienta se pueden controlar las acciones contra la pérdida de suelo

Según explicó a Nova Ciencia Francisco Lima Cueto, el equipo de la Universidad de Málaga indagó en la última tecnología disponible para una desarrollar herramienta de control, adecuada para vigilar la cubierta vegetal y el laboreo, que se basa en imágenes tomadas por drones y una aplicación informática que permite interpretarlas y obtener la información adecuada para determinar la idoneidad de las prácticas que se llevan a cabo en cada una de las fincas adscritas a las ayudas.

Este sistema abre un camino nuevo en el seguimiento de estos factores; además, se presenta también como una herramienta útil para componer mapas de vulnerabilidad, en los que se identifican las zonas más sensibles a la erosión del suelo. Aunque la característica que lo hace más interesante es su capacidad para gestionar de una tacada cuatro o cinco fincas, lo que ahorra tiempo y dinero, y que se verá ampliada en una siguiente fase de la investigación, cuando en vez de utilizar imágenes tomadas por drones, los estudios se lleven a cabo con fotografías de satélite, que abarcan el territorio de municipios enteros, lo que agilizará todavía más el trabajo.

Cómo funciona el sistema para seguir las acciones contra la erosión

¿Cómo funciona esta herramienta desarrollada en el marco de la tesis doctoral de Francisco Lima Cueto? El sistema emplea imágenes tomadas en formato RGB (red, green, blue), es decir, fotografías como las que cualquier persona puede tomar con un móvil o una cámara digital convencional, que se emplean para modelizar el terreno y conocer las características de pendiente de la finca, gracias a la fotogranimetría; y las que proporciona una cámara multiespectral, con varias bandas, que son adecuadas para calcular la densidad de la cubierta vegetal.

Hasta ahora, en diversos trabajos se había comprobado la presencia de la cubierta vegetal con una tecnología parecida, pero nunca antes se había llegado a calcular con precisión la densidad del manto verde en las explotaciones agrícolas, como sí ha conseguido este equipo de la Universidad de Málaga. Este avance es crucial, según explica Francisco Lima Cueto, ya que la densidad de la cubierta vegetal es “el factor clave a la hora de contar con una finca resistente a la erosión, en la que se conserve el suelo adecuadamente”.

Imágenes del sistema de detección y caracterización del laboreo (OBIA4Tillage), diseñado conjuntamente entre el grupo de Análisis Geográfico Regional de la UMA (HUM-776) y el grupo tec4AGRO del CSIC.

Qué información sobre las fincas aporta el sistema ideado por la Universidad de Málaga

Con este sistema, ahora en proceso de patente, se obtiene un mapa con información de gran valor para controlar la pérdida de suelo, en el que se identifican las zonas protegidas adecuadamente por la vegetación y también aquéllas en las que se debe incrementar la presencia de forraje, y que necesitaban la intervención del agricultor, a fin de proteger ese espacio ante las posibles pérdidas de suelo.

Para precisar el laboreo que se estaba llevando a cabo en la finca, este grupo de la Universidad de Málaga creó una aplicación informática que caracterizaba el laboreo a partir de imágenes convencionales, y precisaba “si había laboreo de contorno, su porcentaje, la dirección, de forma que podíamos detectar las zonas que podrían ser afectadas por la erosión”.

“Estamos en proceso de patente, porque no había nada similar. Existía la tecnología (índices de vegetación y análisis de objeto – OBIA), pero no habían sido aplicados para el cálculo de densidades de cubierta, ni para detectar y caracterizar el laboreo remotamente. Se tratan de algoritmos innovadores”, afirma Francisco Lima Cueto.”, afirma Francisco Lima Cueto.

Esta tecnología permite ejercer un control remoto de las explotaciones, que será todavía mucho más amplio cuando el sistema se aplique a fotografías tomadas por satélite.
Por el momento, este método se ha puesto a prueba a modo experimental, pero sus responsables están convencidos de que las instituciones responsables de vigilar estas actuación se van a interesar por él, debido a su versatilidad y su eficacia.

Pero también, porque se trata de una herramienta idónea para prevenir la pérdida de suelo iniciada en los años 60 del siglo pasado, cuando se dejaron de lado prácticas tradicionales, en las que se combinada la producción de aceituna con el cultivo de forraje para el ganado, una simbiosis beneficiosa tanto para el medio ambiente, como para la economía de la familias que dependían de estos olivares de montaña.