Las microalgas constituyen un amplio grupo de microorganismos de vida acuática capaces de aprovechar la energía luminosa para la producción de materia orgánica mediante un proceso de fotosíntesis oxigénica. En comparación con las plantas superiores, pueden alcanzar tasas de eficiencia fotosintética notablemente superiores ya que, debido a la posibilidad de movimiento de las células en el seno del medio líquido, se reducen los fenómenos de saturación lumínica y de fotolimitación, lo que determina una mayor producción de materia seca por unidad de superficie. Por otro lado, no es raro encontrar especies de microalgas con elevadas concentraciones de ciertas sustancias de interés, incluso mayores que las de los vegetales superiores, por lo que, teniendo en cuenta el gran número de especies que conforma este grupo (en torno a treinta mil) y que sólo un centenar aproximadamente han sido estudiadas en profundidad, se consideran microorganismos con un gran potencial. Por todo ello han despertado en los últimos años un gran interés a nivel mundial.
Los principales aprovechamientos de las microalgas se centran en la extracción de sustancias de interés para la industria farmacéutica, cosmética y agroalimentaria, en acuicultura y finalmente se están evaluando ciertas aplicaciones de bajo coste, como son la obtención de biofertilizantes para su uso en agricultura o de biocombustibles para uso energético.