El 15 de noviembre la población mundial alcanzaría 8 mil millones de habitantes, según estimaciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU), lo que pondría mayor estrés en la producción alimenticia y la necesidad de mejorar los sistemas productivos para satisfacer la demanda de la población.
En este contexto, el economista agrario y académico de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca, José Díaz, señaló que, “el desafío más importante que se vislumbra es el abastecimiento alimenticio de la población mundial, es decir, cómo llegamos a tener una disponibilidad entre 1600 a 2500 calorías diarias por habitante”.
De acuerdo al profesor de la UTalca, la mayor problemática no está asociada a la producción de los alimentos, sino que tiene mayor relación con “la distribución de estos y su pérdida o desperdicio por los ineficientes sistemas de conservación”.
Según Díaz, solo un 17,2 % de los países tendrá niveles moderados de seguridad alimentaria y un 10% de la población mundial, perteneciente a los países más desarrollados, carecerá de hambre.
Cómo alimentar a toda la población mundial
El especialista en economía agraria precisó que la respuesta a esta crisis se debiera abordar de manera multisectorial. “Sin duda alguna las estrategias más significativas van por el lado de generar los adecuados canales de distribución de los alimentos; el mejoramiento de la producción y la productividad; el uso de la tecnología y transferencia tecnológica tendiente a lograr esos objetivos”, expresó.
Junto con esto, Díaz sostuvo que es necesario generar estrategias a nivel de los países. “El uso de instrumentos de políticas agrarias como sistemas crediticios y financieros ad-hoc, políticas cambiaria y tributaria, además de políticas de comercio exterior, salariales, de tenencia de las tierras, de fomento al sector agropecuario, y de precios, entre otras, son importantes”, detalló el docente.
El académico advirtió que, de no tomarse medidas orientadas a concretar estas estrategias, “tendremos efectos en el mediano plazo, no solo de escasez de alimentos y hambre, sino que en relación a una problemática política que podría generar situaciones de inestabilidad y de conflictos asociados”.