La Universidad de Málaga (UMA) vuelve al Ártico. Tras un año de ausencia obligada, debido a la pandemia por la COVID-19, los investigadores Carlos Jiménez y Sergio Cañete, del Grupo de Ecofisiología de Sistemas Acuáticos, se han desplazado al archipiélago de Svalbard, en el paralelo 79 Norte, a apenas 1000 km del Polo Norte geográfico, para iniciar una nueva campaña en la base científica de Ny-Ålesund, el enclave humano más al norte del planeta.
Una expedición de dos semanas en la que se culminarán los estudios relacionados con la estacionalidad de la respuesta de las algas polares al cambio climático, en los que se ha abordado la incorporación de carbono a través de la fotosíntesis de las principales especies de macroalgas. Estos experimentos se han llevado a cabo en colaboración con el ‘Alfred Wegener Institute for Polar and Marine Research’ (AWI), Alemania.
Como principales resultados, el catedrático de Ecología Carlos Jiménez destaca la evidencia de que algunas especies de algas polares son capaces de crecer durante la “larga noche polar” -4 meses en completa oscuridad-, usando las reservas del verano y el otoño anterior.
Asimismo, el científico explica que la falta de nutrientes en el agua en verano -a pesar de haber 24 horas de luz solar continua durante 4 meses- limita el crecimiento de las algas, por lo que este se produce principalmente en las primeras semanas de la primavera. “Las algas están estresadas en verano debido a la luz continua, que disminuye su rendimiento metabólico”, señala.
Finalmente, alerta de cómo el incremento de temperatura del océano Ártico está llevando a la desaparición de algunas especies endémicas por ejemplo, el bacalao ártico, y a la invasión de nuevas procedentes de zonas más meridionales como los arenques.
Nueva línea de investigación
La Universidad de Málaga lleva desde el año 2002 realizando campañas de investigación en el Ártico. En este nuevo viaje, con el que ya suma doce, se iniciará una nueva línea de trabajo que permita determinar los aportes de nitrógeno y fósforo al fiordo desde tierra por erosión.
“Estos elementos constituyen los nutrientes esenciales para el fitoplancton y las comunidades de macroalgas y, por el momento, no se conoce la contribución terrestre a la fertilización de estas aguas árticas”, afirma el coordinador de la Instalación Radiactiva de la UMA, Sergio Cañete, quien añade que, la cuantificación de los aportes terrígenos por medio de trazadores radiactivos permitirá determinar las tasas de aporte y sedimentación de materiales de origen terrestre, que en un escenario de cambio climático pueden ser determinantes de modificaciones en la estructura de las comunidades acuáticas en el océano Ártico.
El Vicerrectorado de Investigación y Transferencia de la Universidad de Málaga ha hecho posible la realización de esta nueva campaña que, también, cuenta con el apoyo de los Servicios Centrales de Apoyo a la Investigación (SCAI) y del Instituto de Geomorfología y Suelos.