Hay un fruto que protagonizó la historia agraria del sureste peninsular, particularmente en Almería. Su desarrollo tuvo lugar a lo largo de casi dos siglos. Después dio el relevo al siguiente ciclo agrícola. Nos referimos al parral de la uva tipo Ohanes y, después, a los invernaderos para hortalizas y frutas.
El cultivo de esta variedad de uva tuvo una gran importancia en la provincia. Una visión global del mismo puede darnos una idea de la utilidad posterior de este tipo de agricultura.
Así pues, podemos entenderla como una precuela del desarrollo agrícola que empezó a destacar en los años sesenta. A partir de este momento comenzó la generalización de los cultivos en enarenados y bajo plástico. Aunque el fruto sea diferente, las similitudes y la relación del know-how entre el cultivo de antes y el de ahora pueden apreciarse.
Además, estos dos ciclos agrícolas tuvieron un breve período de convivencia en la segunda mitad del siglo XX. Cuando el cultivo del parral estaba en su útlima etapa, los cultivos en invernaderos experimentaban un auténtico boom.
Una agricultura intensiva para la exportación
La agricultura tradicional llevada a cabo en Almería se vio alterada por la expansión del cultivo de una nueva variedad de uva que se cultivaba en parrales.
Como aspecto de interés, una de las características destacables de esta variedad de uva es tener una piel gruesa. Esto facilitaba enormemente la conservación del fruto (son numerosas las aproximaciones a las características de este cultivo).
Por eso, este tipo de uva fue dedicada a la exportación desde el inicio de su cultivo. Fue muy vendida en países donde la clase media iba en aumento como consecuencia de la expansión de la industrialización en Europa, como apuntaban Gallego y Pinilla.
Además, el cultivo de los parrales necesitaba usar muchos materiales (puntales, hierros galvanizados) para construir y mantener en pie su estructura. También, para su cultivo año tras año, se precisaban abonos o productos para realizar las curas. De forma paralela, destacaba por su importancia la industria auxiliar para fabricar los envases adecuados para transportar el fruto.
Algo similar ocurre en los actuales cultivos bajo abrigo, que requieren igualmente suministros variados de su industria auxiliar para su correcto desarrollo. En cuanto a los lugares donde vender, hortalizas y frutas encuentran actualmente en los destinos extranjeros unos amplios mercados que abastecer.
La transformación del paisaje
El paisaje del parral se extendió desde la parte de media montaña del valle del río Andarax hasta casi la costa. Para ello fue necesaria una profunda transformación del paisaje. Fue preciso aterrazar laderas, contener los nuevos bancales con muros de piedra seca, canalizar el agua necesaria para los riegos… El paisaje del sureste modificó su aspecto allí por donde se iba extendiendo el cultivo de la uva.
En la actualidad, salta a la vista la transformación experimentada en las zonas de mayor concentración de los invernaderos. Tanto es así que son incluso visibles desde el espacio. El impacto visual es igualmente destacable, aunque el color de la cubierta haya cambiado. Antes predominaba el verde de las hojas de las parras y ahora se observa la cubierta plástica blanqueada que tienen los invernaderos.
Las mujeres y la manipulación del fruto
En cuanto a la forma de manipular el fruto una vez que se había recolectado, también podemos encontrar similitudes. Antes, como ahora, las mujeres eran las grandes protagonistas de estas labores.
Si bien al principio se limpiaban las uvas y se colocaban en barriles de gran capacidad, poco a poco las cajas fueron ganando importancia para el transporte y comercio de la uva. El transporte marítimo disminuyó en favor del terrestre y eso propició el mayor uso de las cajas.
Ahora, las hortalizas y frutas son manipuladas por una considerable cantidad de mujeres que trabajan en los almacenes de cooperativas y alhóndigas.
Del parral al invernadero
En cuanto a las similitudes tecnológicas, recordemos que los parrales crecían y posaban sus tallos en la estructura creada con puntales y con hierro galvanizado.
Pues bien, los invernaderos que proliferaron en la segunda mitad del siglo XX se construyeron a imagen y semejanza de las estructuras de los parrales, como nos ha contado Gómez Díaz detalladamente. Tanto fue así, que se buscaba a los parraleros más expertos para el diseño y construcción de los invernaderos en aquellos años.
Retos de futuro para la agricultura actual
Estas son algunas de las similitudes y relaciones entre estos dos cultivos que se relevaron en Almería. Dos tipos de agricultura que guardan una estrecha relación que va más allá de desarrollarse en un territorio similar y próximo. Se puede apreciar pues que la más moderna ha aplicado avances desarrollados durante más de un siglo por la anterior.
Hoy en día, el sector agrícola afronta diferentes retos y problemáticas. La defensa de los intereses agrícolas locales frente a productos procedentes de otros países, los gustos y tendencias de consumo actuales o el precio pagado al productor son solo algunos de ellos. Dificultades estas que ya fueron sufridas por el parral.
Conocer las relaciones entre los cultivos antiguos y modernos y sus problemáticas puede ser de utilidad. Llegados a este punto, cabe preguntarse si seremos capaces de aprender de los errores cometidos en el pasado para contribuir a superar las dificultades actuales del sector.
Artículo de María Dolores Haro Gil, Profesora en el Departamento de Economía y Empresa, Universidad de Almería