El profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y Montes de Albacete, Manuel Esteban Lucas Borja, ha participado en un estudio, publicado recientemente prestigiosa revista Nature, Ecology & Evolution (I.F. 12.54), en el que se ha evaluado diferentes proyectos de restauración en 174 lugares de seis continentes, trabajando sobre un total de 594.065 observaciones de 671 especies de plantas.
El trabajo de investigación se enmarca dentro de las diferentes actividades que se realizan en el proyecto Global Arid Zone Project (drylandrestore.com), en el que participa la Universidad de Castilla-La Mancha y que está liderado por investigadores de la Universidad de Victoria, en Canadá y la Universidad de Colorado, en Estados Unidos. Este proyecto pretende reunir a los investigadores que actualmente trabajan en la restauración de zonas áridas y semiáridas de todo el mundo, con el objetivo de poner en común los datos y conocimientos existentes.
Tal y como señala el profesor de la UCLM, la restauración de zonas áridas es complicada, “ya que se fracasó en el 17 por ciento de los proyectos de restauración, observando un descenso constante en la supervivencia de las especies utilizadas en los proyectos a lo largo del tiempo”, mientras añade que “las zonas áridas y semiáridas comprenden el 40 por ciento de la cubierta terrestre mundial y soportan actualmente importantes procesos de degradación”, por lo que la restauración de la diversidad de estas zonas, su estructura y función ecológica sigue siendo difícil.
Manuel Esteban concluye que “los porcentajes de supervivencia de las plantas utilizadas en los diferentes proyectos de restauración dependieron del tamaño de la semilla utilizada, la aridez del lugar que se pretendía restaurar, la identidad taxonómica y la forma de vida de las especies”. Los resultados obtenidos ayudarán en la toma de decisiones para conseguir restauraciones de zonas áridas más eficaces y fundamentadas.
“En el contexto actual de cambio climático, la restauración de zonas áridas es una necesidad urgente que busca revertir los procesos de desertificación, mitigar los efectos que generan los eventos climatológicos extremos y asegurar un futuro a los dos millones de personas que viven en estos territorios áridos a lo largo de todo el mundo”.