El género condiciona la pérdida de grasa al hacer ejercicio durante la adolescencia

Científicos de la Universidad de Murcia (UMU) y el Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) acaban de publicar en Scientific Reports un estudio que analiza la composición de tejido adiposo en machos y hembras expuestas a un programa del ejercicio en su etapa adolescente. Los resultados, analizados en roedores, muestran que realizar actividad física reduce la grasa en el género masculino, pero no en el femenino.

Este estudio aporta un modelo que permitirá conocer los mecanismos involucrados en el desarrollo de la obesidad en jóvenes y comprender cómo la actividad física puede o no tener un efecto positivo en la reducción del tejido graso. La ausencia de un impacto en las hembras podría indicar que existen mecanismos, todavía por comprender, que actúan de modo diferente en ambos sexos.

Una etapa clave para el futuro

Determinar la composición corporal en la adolescencia puede ayudar a predecir enfermedades que se producirán en la vida adulta, tales como la osteoporosis o las alteraciones cardiovasculares. Según estudios desarrollados en humanos, un contenido adiposo excesivo que lleve a sobrepeso u obesidad en la adolescencia, determina un mayor riesgo a padecerla también en la vida adulta. Por esta razón, “estudiar los cambios en la composición corporal de los roedores expuestos a un modelo de actividad física es esencial”, resalta José Luis Ferran, que dirige el grupo de Neurobiología de la Actividad Física de la UMU.

La adolescencia es un período vulnerable para el desarrollo de enfermedades mentales y está caracterizado por cambios madurativos de amplias regiones del cerebro. Pero también por ser de riesgo para desarrollar obesidad debido a los hábitos de alimentación, la maduración sexual y la disminución de la actividad física.

“Los mayores aumentos de peso y contenido de tejido adiposo se producen precisamente durante esta etapa y no en fases posteriores de la vida”, señala Yevheniy Kutsenko, primer autor del trabajo de investigación. Además, otros estudios realizados también en humanos reflejan que la presencia de bajos niveles de ejercicio durante la adolescencia podría ser uno de los principales responsables del sobrepeso y la obesidad, y de su aumento en la vida adulta.

La actividad física es un mecanismo efectivo para prevenir o restaurar los cambios en la composición corporal, no solo en la propia obesidad, también puede tener efectos positivos en enfermedades como la diabetes u otras de tipo metabólico, ya que el ejercicio restaura el equilibrio del gasto energético. Además, ejerce una estimulación del sistema nervioso central, actuando sobre funciones cognitivas, el sistema cardiovascular o modificando respuestas metabólicas claves como las que determinan el almacenamiento de lípidos en el tejido adiposo.

“Acercarnos a los mecanismos moleculares que controlan la composición corporal podría abrir nuevas terapias y tratamientos (farmacológicos) para combatir estas enfermedades”, concluye Ferrán.

Artículo:

https://www.nature.com/articles/s41598-021-89584-8#Sec1

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