“Hace 10 años nadie me llamaba y ahora el teléfono no para”. Marcos López-Brea, director del Programa Ejecutivo en Hidrógeno de la Escuela de Organización Industrial. Pero claro, ¿Quién hubiera imaginado hace 10 años que en algún momento se podría “alimentar” los coches o las fábricas con agua – o, al menos, con su compuesto principal- y, especialmente, hacerlo de forma sostenible? Lo hemos visto muchas veces en las películas, pero nunca en la vida real. Hasta ahora.
Hace décadas que se investiga la posibilidad de utilizar este compuesto del agua (H2O) como fuente de energía renovable, pero nunca se habían dado las circunstancias necesarias para lograr que fuera una opción viable. De tal forma que, aunque antes se pudiera producir y utilizar hidrógeno, se trataba de hidrógeno marrón, extraído del metano con un altísimo impacto medioambiental. Hoy en día es posible conseguirlo separando las partículas de hidrógeno y oxígeno del agua, dando lugar al preciado hidrógeno verde.
La Era Digital y la 4ª Revolución Industrial pueden asustar a algunas personas, pero traen consigo “milagros” renovables e infinitos como éste, que se han obrado gracias a varios factores:
En primer lugar, la conciencia social. Las personas reconocen cada vez más la relación entre el cambio climático y la salud; con la llegada de la pandemia han podido comprobar que sin los coches circulando por la ciudad, es posible ver el cielo. Las instituciones también están promoviendo muchas normativas acerca del uso de vehículos en los núcleos urbanos y estableciendo regulaciones más estrictas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Además, el aumento de la demanda de hidrógeno a nivel internacional ha disparado la necesidad de producirlo de forma sostenible, pues las refinerías de petróleo y otras grandes industrias consumen enormes cantidades –150.000 toneladas al año en el caso de una refinería mediana-. Y, por último, la evolución de las tecnologías y el desarrollo de las Energías Renovables, gracias al cual, los costes de producción de energía se han reducido.
La llegada del hidrógeno verde augura un cambio radical en el mix energético, pues todos los componentes de su cadena de valor están en marcha: su transporte es posible a través de camiones, pero también se examina la posibilidad de utilizar los gaseoductos para hacer llegar este elemento a todos los lugares en los que ya está el gas. Muchas ciudades han comenzado a implementarlo en sus sistemas de movilidad urbana: ferrys, autobuses, camiones… Y hay más: el hidrógeno verde permite resolver uno de los grandes retos que hasta ahora tenían las Energías Renovables. Gracias a las pilas de hidrógeno, es posible almacenar -e incluso vender- los excedentes de energía que se obtienen en momentos de picos de producción.
Marcos López-Brea, director del Programa Ejecutivo en Hidrógeno Renovable de EOI no tiene dudas: “El hidrógeno verde jugará un papel clave en la descarbonización gracias a su versatilidad”. Holanda ya se ha preparado para liderar la economía del hidrógeno y ser el mayor almacén de Europa de este elemento.
La Escuela de Organización Industrial, líder en formación ejecutiva enfocada a las Nuevas Tecnologías y la Sostenibilidad, también se prepara para esta prometedora etapa y ha lanzado el Programa Ejecutivo en Hidrógeno Renovable. La formación comienza en mayo de 2021 y se imparte en formato blended, es decir, online y presencial. La Escuela, comprometida con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la transformación de profesionales en líderes conscientes de la transición ecológica, y dadas las circunstancias de pandemia global, ha lanzado #eoiteayuda, una bonificación del 30% en la matrícula de sus programas. Además, con el propósito de apoyar la reducción de la brecha de género a través de la digitalización y la sostenibilidad, EOI ha lanzado el Programa Mujeres 2030, que consiste en un descuento del 35% para mujeres en todos sus programas, con inicio entre el 1 de abril de 2021 y el 30 de enero de 2022.
