Rector de la UMU: “La universidad tiene que ser profundamente permeable para detectar qué ocurre más allá de sus muros”

El rector de la Universidad de Murcia, José Luján, cuenta en esta entrevista los cambios que se deben implementar en el conjunto de las universidades, para hacerse más ágiles y atentas a los cambios de estos tiempos convulsos. Define a las universidades como “entes vivos” y opina que la formación de postgrado juega un papel fundamental en la adaptación a las exigencias de la sociedad.

José Luján, rector de la UMU.

¿Las universidades están preparadas para dar respuesta a un mercado de trabajo tan dinámico?

En general, la universidad española lleva bastante tiempo vislumbrando un cierto cambio de paradigma en el requerimiento de formación de nivel superior como consecuencia de la transformación del modelo productivo. En los últimos años hemos asistido a una revolución tecnológica sin precedentes que hace que el mercado de trabajo sea muchos más dinámico y exigente como corolario de los cambios en la mentalidad empresarial y de la ejecución de los sistemas de trabajo. Naturalmente, la universidad tiene que adaptarse a ese nuevo mercado, porque como ente vivo que es no está ajena a la realidad y a los profundos cambios que experimenta el entorno laboral. Sobre ese desafío común, cada universidad presenta modelos diferentes en función de su oferta formativa y en el caso de la Universidad de Murcia tenemos veintiséis centros en los que podemos encontrar modelos de formación-aprendizaje muy diversos en función de las características de las materias que se estudian en cada uno de ellos.

¿Qué iniciativas deberían introducirse para ajustarse más a las demandas?

Todos los vicerrectorados de los que se compone la estructura organizativa de la Universidad de Murcia tienen entre sus prioridades estar al día en las necesidades que se detectan en la sociedad para poder implementarlas en su estrategia de gestión. La universidad tiene que ser profundamente permeable para detectar qué ocurre más allá de sus muros y satisfacer esas necesidades que demanda el mercado laboral. La universidad tiene que ser más práctica y su oferta formativa debe ajustarse a la realidad empresarial y colaborar con ella. Por eso, por ejemplo, es crucial favorecer la internacionalización.

– La pandemia ha traído un impulso definitivo a la docencia on line y semipresencial, ¿ha llegado para quedarse?

Actualmente la universidad española ofrece distintas posibilidades que se adaptan a las necesidades de sus estudiantes, de ahí que la oferta formativa sea más amplia y diversificada de lo que ha sido nunca. Hay universidades cuyo planteamiento formativo es online o semipresencial, no es el caso de la Universidad de Murcia, que seguirá siendo eminentemente presencial. Otra cosa es que debamos adaptarnos a los cambios que experimenta nuestro entorno para por una parte reforzar nuestro modelo presencial y, por otra, abrir nuevas oportunidades de formación, especialmente en los posgrados y en el ámbito de la formación continua.

¿Cómo se le podrá sacar el máximo partido en el escenario pospandemia?

Esta experiencia nos está demostrando que estamos dotados de las herramientas, instrumentos y personal necesario para adaptarnos a las circunstancias por complejas que puedan llegar a darse. Así ocurrió en el confinamiento cuando de un día al siguiente nos encontramos con un escenario completamente distinto al que conocíamos y tuvimos que adaptar todo el sistema de una universidad a una estructura de gestión online. De esta experiencia hemos aprendido mucho y nuestro objetivo es continuar dotándonos de las herramientas más eficaces para mantener la calidad de la docencia en cualquier escenario que pueda presentarse.

La flexibilización de la formación universitaria con itinerarios abiertos e incluso la hibridación de títulos pueden ser líneas interesantes, ¿de qué manera se pueden hacer efectivas?

Actualmente en la Universidad de Murcia contamos con dobles titulaciones como ADE y Derecho, Matemáticas e Informática o Periodismo con Información y Documentación, que presentan nuevos perfiles profesionales complementarios y más competitivos para hacer frente a las demandas del mercado laboral. En un futuro es muy probable que la formación superior continúe hacia esta tendencia que permite una mayor especialización.

¿Estamos a las puertas de una formación ‘a la carta’?

No parece que sea un escenario realista si hablamos de los grados universitarios, cuya estructura se rige por unos criterios más bien rígidos y homogéneos, especialmente cuando se trata de titulaciones habilitantes. Cosa distinta es el ámbito del posgrado y de la formación continua, donde es más coherente la intensificación de la formación en áreas muy concretas en las que se realiza una especialización dentro de un campo de conocimiento y donde en realidad ya hay una formación a la carta: basta comparar la oferta de las distintas universidades. En realidad, la cuestión está en si las universidades estamos preparadas para adaptar esa oferta de formación de posgrado y de formación continua a las particulares demandas de nuestro entorno social, económico y productivo. Y, en relación con ello, qué valor formativo tienen los productos que se pueden poner en el “mercado universitario” por parte de plataformas nacionales e internacionales de formación a distancia.

José Luján, rector de la UMU.

¿Qué se necesita para implantar una formación dual en el conjunto de las titulaciones?

Sin duda una financiación adecuada y unas ventajas fiscales que favorezcan la implicación empresarial. Pero incluso antes, debería aclararse qué se entiende como formación dual en la universidad. Y tampoco debería olvidarse que la universidad española tiene desde hace mucho tiempo una exitosa experiencia de formación dual en el ámbito de las ciencias de la salud, solo que aquí las empresas son, principalmente, los servicios autonómicos de salud.

Por otra parte, tampoco puede desconocerse que la universidad ha intensificado enormemente su componente práctico mediante distintos sistemas de prácticas de los alumnos. En los diferentes centros de la Universidad de Murcia podemos encontrar prácticas curriculares obligatorias y extracurriculares que son gestionadas por la propia universidad y agentes externos. Las prácticas se llevan a cabo a través de convenios entre la universidad y las empresas, en ellas un tutor académico es el responsable de llevar a cabo el seguimiento y coordinar con un tutor asignado por la empresa que los objetivos planteados por ambas partes alcanzan su consecución, del mismo modo que las competencias que debe desarrollar el o la estudiante que accede a las prácticas son adquiridas.

Ahora están surgiendo fórmulas de formación diferentes y más adaptables, como los títulos propios de Google, que equipara a los grados, o microgrados, como el que recientemente ha implantado la UNED sobre Historia de España, ¿cuándo veremos títulos de este formato en la universidad?

Además del seguimiento y evaluación de la ANECA que está presente en todas las universidades, cada centro realiza una valoración de las necesidades presentes y futuras de sus titulaciones y del estudiantado para adaptar adecuadamente los planes de estudio a las necesidades que se detectan. En este sentido y actualmente, desde los distintos centros se ofertan títulos de experto, másteres o cursos de especialización que son formatos que, sin ser híbridos en los grados, a través de microgrados, son complementos de especialización a la formación superior. Además, se desarrollan muchísimas actividades con vocación social a través de los distintos servicios de la Universidad de Murcia que forman parte del valor que se da a la formación permanente y permiten realizar transferencia del conocimiento a través de diversos formatos que fomentan a su vez la interrelación social.

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