Adolescentes adictos a la tecnología: ¿qué les hace tan vulnerables?

Investigadores de la Universidad de Málaga definen el perfil emocional de adolescentes adictos a la tecnología e Internet. La mayoría están poco controlados por sus padres y tienen problemas para gestionar sus emociones.

Internet y las tecnologías de la información y la comunicación ofrecen una ventana al mundo maravillosa, con posibilidades infinitas para el intercambio de conocimiento y experiencias, pero que se empañada cuando el uso de toda esa tecnología comienza a convertirse en un problema.

Adictos a la tecnología

En España, el 22,8 de los adolescentes están en riesgo de caer en un uso problemático de Internet y las TICs, una cifra que contrasta con el 7,9% de Islandia, según un estudio comparativo con los datos de siete países europeos. Qué les lleva a inmiscuirse hasta este punto en la realidad de su pantalla, qué formas hay de detectar de manera temprana este problema y las maneras posibles de prevenir esta adicción propia de este tiempo es lo que han analizado el equipo científico del Applied Positive Lab, de la Universidad de Málaga.

Este grupo científico, liderado por Lourdes Rey, se han especializado en el estudio de las problemáticas que se ceban sobre los adolescentes en la actualidad, con líneas de investigación relacionadas con el acoso y ciberacoso, la inteligencia emocional, y el papel de las fortalezas psicológicas y la inteligencia emocional juegan en las adicciones a la tecnología.

Uso problemático de Internet y las pantallas

En el marco de esta última línea han desarrollado varias investigaciones para conocer más a fondo los usos problemáticos de la tecnología e Internet en adolescentes, que llega al punto de convertirse en un factor de inestabilidad para la vida cotidiana.

En todos estos trabajos han descubierto que unos niveles bajos de inteligencia emocional suelen estar asociados a conductas adictivas a la tecnología e Internet.

¿Qué papel tiene la inteligencia emocional en la adicción a la tecnología?

Pero, cuando hablan de inteligencia emocional, ¿a qué se refieren exactamente? Este término, popularizado por Daniel Goleman, ha saltado de los círculos más especializados y vale para denominar la capacidad para gestionar las emociones y reconocer las de los demás. De ahí que a la inteligencia emocional se le otorgue un papel tan importante en la capacidad de adaptación al contexto social y los tiempos actuales.

La inteligencia emocional adquiere una dimensión especial en la etapa de la adolescencia, ya que este periodo de la vida se caracteriza por la dificultades en el manejo de impulsos en situaciones emocionales y el incremento de las conductas de riesgo.

Si a estas condiciones propias de la adolescencia se le une una exposición creciente a la tecnología y redes de comunicación, el resultado es una población adolescente vulnerable a un uso inapropiado, por adictivo, de los aparatos electrónicos e Internet.

En un artículo publicado en la Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes, firmado por Christiane Arrivillaga, Lourdes Rey y Natalio Extremera, este grupo de investigación analizó el perfil de riesgo de este segmento de la población de padecer algún tipo de adicción a Internet y a la tecnología, en el que tuvieron en cuenta factores “familiares, comportamentales y psicológicos”.

Estudio con 2.195 personas

Tras un estudio con 2.195 personas, detectaron que los adolescentes que padecen esta adicción a la tecnología tenían unos padres que ejercían un control más laxo de su comportamiento en la red, de las horas que pasaban delante de la pantalla y de la frecuencia con que la utilizaban; se iniciaron en la tecnología a una edad muy temprana; y presentaban más problemas para regular las emociones.

Esta información sobre el perfil tipo de los adolescentes con problemas de adicción a la tecnología resulta de gran valor para este equipo de investigación, ya que le vale como base para el desarrollo de intervenciones más efectivas.

También se han dado cuenta de que el nivel de percepción interpersonal influye en el desarrollo de conductas adictivas en el uso de los medios tecnológicos. Por ejemplo, han encontrado que “mayores niveles de percepción interpersonal y menores de facilitación y regulación emocional” siempre han sido la puerta de entrada a esta adicción.

Especialmente la facilitación, dicen estos investigadores de la Universidad de Málaga, ya que “este componente de la inteligencia emocional influye en la toma de decisiones sobre el tipo de contenido al que acceden los adolescentes según su estado emocional”.

Grupo Applied Positive Lab.

Disección de la inteligencia emocional

Como explica Christiane Arrivillaga, en su trabajo han ‘diseccionado’ los componentes de la inteligencia artificial, para analizar desde cada uno de ellos las características que presentan las personas adolescentes con un uso problemático de la tecnología y las red.

Han detectado que la adicción a la tecnología no está relacionado necesariamente con el tiempo que se pasa delante de las pantallas, sino de la finalidad con la que se emplean.

Las consecuencias negativas, dice Arrivillaga, se derivan de que estas herramientas “se utilizan para aliviar estrés, para no sentirse solo, traen consecuencias negativas en el rendimiento académico, en la relación con los amigos y familia”.

Los motivos para caer en un uso problemático tienen una naturaleza muy variada. Puede ser una falta de control de la ansiedad o la angustia, lo que hace que se “vuelquen sobre el móvil, moviéndose por redes sociales y buscadores, simplemente por ocupar el tiempo, no tanto por buscar un contenido concreto”; también tiene relación con que prefieran un tipo de comunicación on line a una cara a cara, ya que la red permite romper la barrera de la vergüenza, que muchas veces se siente en el contacto real con otras personas; o una manera de evadirse de la realidad, por ejemplo, a través de personajes de videojuegos.

Características emocionales de adictos a la tecnología

Los más novedoso de esta investigación, explica la investigadora de la Universidad de Málaga, reside en que han descrito las características emocionales de los jóvenes que quedan atrapados por la Red.

“Basado en modelos de inteligencia emocional de habilidades, hemos encontrado que estar más conscientes de las emociones de los demás; la facilitación emocional, que es el uso que se le pueden dar a las emociones, dependiendo de la motivación que te lleva a las tecnologías”.

En el fondo, el uso problemático de la tecnología y de Internet no está alejado de cualquier otra adicción, en la medida en que se trata de “una manifestación de otra cosa que les está pasando”.

En algunos casos, este uso problemático puede llevar a una adicción, pero ésta no se da por “la sustancia en sí, como por las circunstancias que rodean a la persona que la consume”. De ahí que estudien esta cuestión con modelos de adicción.

Aún así, tratan de “no patologizar la tecnología, sino de hablar de que un uso excesivo, combinado con otros factores, puede dar lugar a un patrón de reacción que no les va a ayudar a reducir el estrés”.

El confinamiento ha multiplicado la adicción a la tecnología

Otra cuestión es cómo ha incidido el tiempo de confinamiento y la distancia social a la incidencia del uso problemático de la tecnología e Internet. Aunque están analizándolo ahora mismo, Christiane Arrivillaga entiende que en este periodo se ha incrementado considerablemente el uso de las herramientas digitales y, si existe relación entre dedicar más horas y un uso problemático, entiende que se puede haber incrementado el número de personas que presentan este tipo de problemas.

Una cifra que se agravaría, además, por el incremento de los problemas en bienestar mental que ha traído la pandemia, del que hablan algunos grupos de investigación.

La tecnología muestra su lado más oscuro, como refugio para personas que no tienen los conocimientos o las habilidades adecuadas para la gestión de sus emociones. Aunque el problema no es la tecnología en sí, sino más bien el cúmulo de circunstancias que están llevando a que los adolescentes de ahora se encuentran un panorama realmente complicado, en el que cada vez resulta más importante aprender a controlar las emociones.

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