Toma de decisiones: no es tan sencillo como pensamos

Artículo de Luis Martínez López y Rosa Mª Rodríguez Domíngez, investigadores de la Universidad de Jaén.

La situación de pandemia global que vivimos nos ha hecho preguntarnos muchas veces si las decisiones que se están tomando son adecuadas o correctas en cada momento en el que se han tomado. Por ejemplo, ¿con los mismos datos dos áreas diferentes pueden estar en fases de alerta sanitaria? O se están tomando decisiones de forma arbitraria. Desde un punto de vista científico es justificable que se tomen decisiones diferentes para casos similares ya que, la toma de decisiones está influenciada por gran cantidad de aspectos y parámetros que a veces no analizamos con la suficiente profundidad. Un análisis científico puede y debe descubrir variaciones debidas a cuestiones inherentes del problema es situaciones aparentemente similares, que permiten adaptar y optimizar las soluciones en cada situación. Para sensibilizarnos de la dificultad de la toma de decisiones vamos a hacer una pequeña descripción del proceso de toma de decisiones y las dificultades a las que se enfrentan los decisores que en ellos participan.

Rosa Rodríguez y Luis Martínez.

Los seres humanos estamos acostumbrados a la toma de decisiones como una actividad habitual en nuestro quehacer diario, en la que elegimos una opción sobre un conjunto de soluciones posibles. Estas decisiones pueden ir desde ¿qué zapatos ponernos hoy?, hasta ¿qué medidas facilitarán la sostenibilidad del planeta a largo plazo sin un impacto en la pobreza de sus habitantes? Vemos que la complejidad y el impacto en la sociedad de las decisiones puede variar significativamente.

La complejidad de la toma de decisiones se incrementa por diversos factores tales como, la falta de datos sobre el problema o la cantidad ingente de datos sobre el mismo que los hace difíciles de analizar, el número de criterios que describen las distintas soluciones del problema, la incertidumbre asociada a la información que se dispone sobre el problema, alternativas y otros elementos propios del problema, el tiempo disponible para tomar la decisión, etc.

En situaciones de decisión muy complejas se tiende a utilizar enfoques de grupo donde múltiples expertos aportan conocimiento multidisciplinar y distintos puntos de vista para alcanzar soluciones que con enfoques individuales serían difíciles de obtener. Sin embargo, el trabajo en grupo también conlleva un incremento de la complejidad en la toma de decisiones por los conflictos que pueden surgir durante la resolución del problema.

Otra dificultad añadida, viene determinada porque en la toma de decisiones a menudo juega un papel clave las emociones de los sentimientos tal y como el neurocientífico A. Damasio demostró en los años 90 en sus estudios clínicos, en los que se mostraba cómo la toma de decisiones está ligada a las emociones y que en el cerebro humano; la capacidad de análisis racional y la toma de decisiones propiamente dichas son funciones separadas. Así en ocasiones, pacientes con lesiones cerebrales no eran capaces de tomar decisiones acertadas porque sus emociones no funcionaban adecuadamente, aunque su capacidad de razonar no se había visto afectada en nada.

Vemos por tanto, que la toma de decisiones a pesar de ser una actividad ligada a los seres humanos no siempre resulta un proceso asequible a los mismos. Recientemente, con el impulso de la ciencia de datos y las tecnologías de Big Data se han desarrollado procesos de decisión basado exclusivamente en datos, en los que hay poco margen para que los encargados de la formulación de políticas o toma de decisiones, así como otros grupos de interés clave (los conocidos como stakeholders), aporten sus conocimientos y experiencia a fin de colmar posibles lagunas en el conocimiento obtenido a partir de los datos. Esta exclusión del factor humano, en combinación con la complejidad de los procesos de toma de decisiones, hace que en ocasiones los encargados de implementar las soluciones o desarrollar políticas a partir de las mismas se muestren reacios a confiar en sus resultados y a utilizarlos.

Consecuentemente, para establecer marcos de resolución de procesos de decisión complejos hace falta una amplia gama de metodologías diferentes, con características diversas y basadas en enfoques sustancialmente diferentes, y que puedan aplicarse en un gran número de aplicaciones y disciplinas. En dicha gama podemos incluir por supuesto a la teoría de la decisión, con sus diversas ramas entre la que destaca la toma de decisión multi-criterio, pero además es necesario hoy en día hibridar dichos modelos con herramientas de aprendizaje máquina (machine learning), ciencia de datos, técnicas de Big Data, etc. También es necesario considerar nuevas fuentes de información además de los expertos que se han usado clásicamente, tales como sensores de internet de las cosas (IoT), redes sociales, entre otras.

Por tanto, a pesar de que la toma de decisiones ha sido un campo profundamente estudiado e investigado en múltiples disciplinas como, la ingeniería, las ciencias sociales, la gestión y administración de negocios, la salud, etc. Nos encontramos ante una gran cantidad de nuevos retos en la sociedad del conocimiento para adecuar la toma de decisiones a las demandas de los distintos actores de dicha sociedad en todas estas disciplinas y otras que van apareciendo.

Autores:

Luis Martínez López, Catedrático de Universidad de Lenguajes y Sistemas Informáticos
Rosa Mª Rodríguez Domínguez, Postdoctoral Ramón y Cajal, Departamento de Informática

Universidad de Jaén

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