Fatena Al-Gurra: "Me rebelé para luchar contra el dictado machista y lo conseguí"

La escritora palestina Fatena Al-Gurra ha participado hoy en la Universidad de Almería en los ‘Encuentros con Escritoras: Oriente y Occidente a través de la literatura femenina’, en un acto emotivo en el que Al-Gurra, considerada una de las voces más destacadas de la poesía árabe en la actualidad, ha desgranado sus vivencias hasta convertirse en la mujer y escritora que hoy es. Ha relatado, por ejemplo, que para ella fue determinante que a los 17 años la obligaran a casarse y que su marido lo único que deseara fuera encerrarla bajo un niqab.

“O seguía aquel camino, que es el camino que siguen las mujeres sometidas, o me rebelaba y emprendía la vía más difícil. Me empeñé en terminar mis estudios, en afirmarme, en liberarme, en luchar contra el dictado machista y lo conseguí”. Contarlo, añadía hoy, ahora parece fácil, pero en su momento fue una experiencia dura y traumática, aunque todas las dificultades, todas las trabas con que se encontró cuando, por ejemplo, su marido le impedía firmar sus publicaciones, le ayudaron a configurar su capacidad de desafío y de lucha.

Fatena Al-Gurra (Gaza) es licenciada en Literatura Árabe. Ha trabajado como voluntaria en diversos proyectos para la defensa de los derechos de la mujer palestina. Ha sido presentadora de programas radiofónicos y corresponsal de cultura para la agencia de noticias Wafa. Desde 2002 fue presentadora de la televisión palestina. Ha publicado los poemarios ‘Todavía el mar entre nosotros’ (Ramallah, 2000) y ‘Una mujer muy sediciosa’ (El Cairo, 2003). Sus textos han aparecido en la recopilación ‘Cincuenta años de poesía palestina’ (Ramallah, 2004), y se han traducido al italiano en ‘In un mondo senza cielo: antologia della poesia palestinese’ (Florencia, 2007).

A causa de la situación en Gaza, y de las constantes amenazas y humillaciones que recibía por defender los derechos de la mujer mediante la palabra, a finales de 2008 se exilió a Egipto. Desde noviembre de 2009, ha vivido en un centro de acogida para refugiados políticos en Bélgica y ahora lo hace en un apartamento mientras estudia flamenco y busca trabajo. “La singularidad de esta experiencia, de tanta gente distinta que estaba en la misma situación que yo, creo que es el comienzo de algo, el germen, tal vez, de una nueva novela”, afirmaba.

 

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