La toxicidad del plomo (Pb) y su incidencia sobre el ser humano es sobradamente conocida desde hace mucho tiempo. Por lo tanto, si el Pb es un metal altamente tóxico para el ser humano, no es descabellado pensar que también es perjudicial para la fauna silvestre. Si bien todos los vertebrados somos sensibles al Pb, las aves lo son especialmente, y un grupo en concreto destaca sobre todas ellas: los buitres.
Se considera que su principal fuente de intoxicación deriva del uso de munición de Pb en la caza. Una bala, al impactar contra un animal, se puede romper en hasta 500 pedazos, y aunque los cazadores suelen llevarse la carne, las vísceras suelen quedarse en el campo. En otras ocasiones, el animal herido por el impacto de una bala no se puede localizar, por lo que acaba muriendo en el campo dejando su carroña a merced de los buitres.
Para hacernos una idea de la magnitud del problema, conviene recordar el caso del cóndor de California (Gymnogyps californianus), que estuvo a punto de desaparecer a causa del plumbismo. Está claro que la exposición de los buitres a los residuos de Pb derivados de la munición de caza puede constituir un serio problema para su conservación, pero, ¿es la munición de Pb la única fuente de intoxicación por este metal pesado para los buitres?
Hace un tiempo, se sugirió que los buitres podrían bioacumular el Pb al alimentarse de la carroña de ungulados silvestres y domésticos expuestos a concentraciones ambientales elevadas, especialmente en zonas afectadas por antiguas actividades mineras, en las que los suelos, las plantas y los cursos de agua aún presentan altos niveles de contaminación. Parece que el tema no está del todo claro, y dado que la Península Ibérica alberga entre el 70 y el 90% de los buitres europeos, un grupo de científicos ha considerado necesario determinar qué papel juegan ambas fuentes potenciales de exposición al Pb (la munición y el suelo) en las intoxicaciones que se registran en los buitres.
Con ese objetivo, investigadores de diversas instituciones científicas equiparon con GPS y extrajeron muestras de sangre a un total de 58 buitres leonados (Gyps fulvus) de dos zonas de la Península Ibérica (el Valle del Ebro y las Sierra de Cazorla), las cuales estuvieron bien diferenciadas en cuanto a la presencia de contaminación por Pb en suelos y a la intensidad de la actividad cinegética.
Lo primero que mostraron los resultados es que la mayoría de los individuos estudiados poseían altos niveles de Pb en sangre. Sin embargo, aquellos que campeaban en áreas con mayor actividad cinegética (Sierra Morena y alrededores) tenían los mayores niveles de Pb, incluso cuando provenían de zonas tan alejadas como el Valle del Ebro. Aunque no resultó tan determinante como la actividad cinegética, la cantidad de Pb presente en los suelos de las áreas donde campeaban los buitres también influyó en los modelos de riesgo.
El siguiente paso consistió en comparar isotópicamente el Pb bioacumulado por los buitres, el Pb de las balas más comúnmente usadas en la práctica de la caza mayor y el Pb del suelo de las áreas más contaminadas. Los isótopos estables son como las “huellas dactilares” de los elementos químicos, de modo que su estudio es de gran utilidad para determinar su origen. Inesperadamente, el Pb encontrado en los buitres se pareció más al presente en los suelos que al de la munición de Pb, aunque este parecido se redujo mucho en las áreas geográficas con más actividad cinegética.
Todo parece indicar que los buitres están expuestos de forma constante a cantidades basales de Pb a través del suelo, y de forma excepcional a cantidades extraordinariamente altas de Pb a través de la munición. A tenor de estos resultados, los autores del trabajo hacen hincapié en que el sector cinegético debe tomar conciencia y abandonar totalmente la munición de Pb, sustituyéndola por otras alternativas que ya existen en el mercado. Por otro lado, este trabajo de investigación advierte de la necesidad de seguir profundizando en el papel que juega el Pb presente en los suelos contaminados en la intoxicación de ciertas especies más sensibles que el buitre leonado, como el águila imperial o el alimoche.
Este trabajo de investigación ha sido fruto de la colaboración entre la Estación Biológica de Doñana (EBD – CSIC), la Universidad Miguel Hernández, la Universidad de Lleida, la Universidad de Murcia, el Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad de Castilla-La Mancha, el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA – CSIC) y el Grupo de Investigación en Toxicología de Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM). La publicación científica está disponible en:
Arrondo, E., Navarro, J., Pérez-García, J. M., Mateo, R., Camarero, P. R., Rodríguez Martín-Doimeadios, R. C., Jiménez-Moreno, M., Cortés-Avizanda, A., Navas, I., García-Fernández, A. J., Sánchez-Zapata, J. A., Donázar, J. A. 2020. Dust and bullets: Stable isotopes and GPS tracking disentangle lead sources for a large avian scavenger. Environmental Pollution 266 (Part 3), 115022.