Economista, profesor de la Universidad, impulsor de nuevos modelos para entender la economía, poeta y ahora, Francisco Joaquín Cortés acaba de escribir el libreto para una ópera de cámara que se estrenará en el Auditorio Maestro Padilla antes del verano y que ha sido compuesta por el macaelense Juan Cruz Guevara. La ópera se llama ‘La mujer de la sombrilla’ y ofrece una visión muy humana del Alzheimer. El autor del libre nos cuenta los secretos de su primera incursión en la ópera.
¿Cómo surgió la oportunidad de escribir una ópera?
Juan Cruz Guevara, que es profesor de Composición en el Conservatorio de Granada, con el que he trabajado con la letra de algún tema musical ha sido el impulsor de la idea. Este compositor confiaba en mí después de los trabajos previos que había hecho poniendo letra a algunas de sus composiciones, y me encomendó el libreto de esta ópera de cámara.
– Ahora mismo está en imprenta pero, ¿qué encontraremos en ‘La mujer de la sombrilla’?
El liberto cuenta la historia de una mujer mayor que vive en Benidorm, una mujer que ha recalado en esta ciudad para retirarse. Ella se llama Olvido, es escritora y padece Alzheimer. Se trata de un tema que a Juan Cruz Guevara le gustaba mucho, aunque a mí en un principio no me convencía, pero conforme avanzaba en el trabajo me fue apasionando. Es un tema con una gran componente social, pero al que no le veía mucho juego literario. Más adelante me di cuenta de que sí que lo tiene.
– Se trata de una ópera pero en pequeño formato, ¿no?
Es una ópera de cámara. La obra tiene dos voces, la de la propia Olvido y un narrador, que se acompañan de cuatro instrumentos: la flauta, el acordeón, algo muy extraño en la ópera, la percusión y violonchelo. Ha sido un reto porque hacer una ópera es muy difícil, de hecho en España se suelen hacer un par de ellas al año, no mucho más. Fue un reto tanto para el compositor, que es su primera ópera, y también para mí porque, a pesar de que he publicado varias obras literarias, nunca me había enfrentado a hacer un libreto de ópera. El resultado del libreto ha sido bueno, he quedado muy contento; mientras que la composición se está haciendo ahora y quedará terminada sobre el mes de febrero.
– ¿Cómo planteáis esta ópera del siglo XXI?
Va a ser una obra muy moderna, con una presentación minimalista y en la que utilizaremos muchos medios audiovisuales, sobre todo para evocar el concepto del recuerdo, el olvido y el papel que tiene la memoria en nuestros días.
– A pesar de que el resultado final será el que cuenta, ¿el libreto funciona como obra independiente?
Generalmente, cuando se hace una ópera, el libreto es casi inseparable de la música, pero en este caso el libreto tiene vida propia. De hecho, se ha creado sin contar con el compositor, el compositor está trabajando a partir del texto. Generalmente, la composición de obra se realiza la parte musical y la literaria a la par.
– Una ópera escrita en verso, ¿por qué?
El formato es poético porque entendía que era el formato ideal; da mucho juego con la música que hace Juan Cruz Guevara. En el libreto se ve lo dramático de la situación, la rabia de una mujer que pierde la memoria. La música de Juan es muy moderna y muy visceral, y permitía jugar con el drama del ser humano, con la memoria, el olvido consciente, el olvido inconsciente… y para ello el verso es la mejor manera.
– En este acercamiento al Alzheimer, ¿cómo tratas la enfermedad?
Inicialmente, me preocupaba ver la profundidad de la enfermedad, pero más adelante pensé que quería ver la enfermedad como la podía ver cualquiera, con todos los tópicos, sin mayor conocimiento, pero siempre con un enfoque literario. Y la enfermedad puede tener muchas derivaciones, pero yo me he querido centrar en la pérdida de memoria. De hecho, tenemos a una mujer muy lúcida pero con problemas de memoria. He querido caer conscientemente en el tópico de que el alzheimer es la pérdida de la memoria, porque creo que daba muchísimo juego literario y porque creo que la gente simplifica mucho las cosas.
– ¿Qué te ha permitido escribir esta ópera?
Lo bueno que tiene la ópera es que, al apoyarse en la música, genera un marco surrealista. Esto te permite dar mucha cabida a la poesía. Es todo muy intimista, muy psicológico, un marco de sugestión para el espectador que viene apoyado por el contenido audiovisual. Entre todo se crea un marco muy evocador. Es una música muy moderna y directa, no deja impasible al espectador y no le permite que se relaje. Hemos conseguido una compenetración muy grande, yo con la palabra, él con la música.