No encuentran relación entre la exposición a la contaminación en el embarazo y trastornos psicológicos en los niños

Un estudio internacional en el que han participado científicos de la Universidad de Granada (UGR) no ha encontrado evidencias de que, en contra de lo que apuntan otras investigaciones similares, exista una relación entre la exposición durante el embarazo y los primeros años de vida a contaminantes comunes del aire (óxidos de nitrógeno, partículas finas y ultrafinas e hidrocarburos aromáticos policíclicos) y la presencia de síntomas de depresión, ansiedad y agresividad en niños con edades comprendidas entre los 7 y los 11 años.

La investigación, que publica la revista Environment International, se trata de un estudio epidemiológico en el que se han analizados los datos de una amplia muestra de niños (13.182) que participan en 8 cohortes de nacimiento europeas, entre ellas la cohorte Infancia y Medio Ambiente (INMA).

El estudio INMA incluye niños procedentes de diferentes áreas geográficas de España, entre ellas Granada. Diversos estudios realizados en los últimos años sugieren que la exposición a contaminación atmosférica durante el periodo fetal y los primeros años de vida podría suponer un riesgo para el correcto neurodesarrollo de los niños, y se ha asociado con efectos negativos en la funciones cognitivas y motoras y con el riesgo de autismo y déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

Bajo esta hipótesis, este trabajo examina la posible relación entre la exposición temprana a contaminantes del aire y la presencia de síntomas de depresión, ansiedad y agresividad, problemas conductuales y emocionales comunes pero hasta ahora poco estudiados en relación a la exposición fetal e infantil a contaminación atmosférica.

Mediciones ambientales

Los niveles de exposición a contaminantes del aire se determinaron mediante mediciones ambientales en las zonas de residencia de los niños y posterior aplicación de técnicas de análisis espacial. La información sobre síntomas de depresión, ansiedad y agresividad se obtuvo mediante cuestionarios cumplimentados por los padres.

“Entre todos los niños evaluados, un total de 1.108 niños presentaban síntomas de depresión y ansiedad, mientras que 870 presentaban síntomas de agresividad. De forma general, en el estudio no se observó ninguna asociación significativa entre la exposición prenatal o postnatal y el riesgo de presentar síntomas de depresión, ansiedad o agresividad para ninguno de los contaminantes del aire evaluados”, señala Carmen Freire Warden, investigadora del grupo de investigación Medicina Ambiental de la UGR y una de las autoras del trabajo.

Dado que otros estudios sí han evidenciado una relación entre la exposición a contaminación atmosférica y el riesgo de problemas emocionales y de comportamiento en adultos, la ausencia de asociación en este estudio podría deberse a que la población estudiada tal vez sea demasiado joven (7-11 años) para haber desarrollado este tipo de problemas.

“Esto nos alerta de la necesidad de realizar nuevos estudios de este tipo pero en adolescentes o adultos jóvenes para poder corroborar la hipótesis planteada”, concluye Freire.

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