El Informe Regional sobre Gestión Sostenible del Medio Marino Andaluz de 2018, elaborado por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, refleja que durante el año pasado se registraron en Andalucía los varamientos de 130 cetáceos y 49 tortugas marinas, lo que supone un 14,5% y un 42% menos, respectivamente, que en 2017.
Atendiendo a su distribución por provincias, Cádiz y Huelva son las que mayor número de tortugas marinas registraron desde la puesta en marcha del servicio de emergencias (2008-2018). Y en el caso de los cetáceos, fueron las provincias de Málaga, Cádiz y Almería en las que mayor número de ejemplares vararon. Durante los últimos once años se han atendido un total de 3.072 varamientos, de los cuales 1.665 correspondieron a cetáceos (54%) y 1.407 (46%) a tortugas marinas.
La media anual de varamientos de cetáceos es de 148 animales y durante 2018 se registraron 130 cetáceos, con una media mensual de 10,8 ejemplares. Las especies varadas con más frecuencia son: el delfín listado 42% (Stenella coeruleoalba), el delfín común 22% (Delphinus delphis), y el delfín mular 8,5% (Tursiops truncatus), aunque hay que tener en cuenta aquellos delfínidos que, por el avanzado estado de descomposición que presentaron, no pudieron ser identificados (13%) pero compatibles con delfines listados o delfines comunes. Destacar los varamientos de especies muy inusuales y/o raras como un cachalote enano (Kogia sima), dos rorcuales tropicales (Balaenoptera edeni) y un ejemplar de Zifio de true (Mesoplodon mirus), el primer registro de esta especie en Andalucía.
Respecto a las tortugas marinas, 2018 se convierte en el año que menos varamientos se observan (48) desde que se comienza el seguimiento en el 2008. La especie de tortuga marina más frecuente en el litoral andaluz siempre es la tortuga boba (Caretta caretta) con más del 90%, seguida de la tortuga laúd (Dermochelys coriacea).
La respuesta a este llamativo descenso es compleja, ya que la costa andaluza tiene casi 1.000 kilómetros y tres áreas bien diferenciadas en cuanto a ecología y presencia de amenazas: Golfo de Cádiz-sudatlántico; área del Estrecho y Mar de Alborán; y Levante almeriense. Es en la primera donde se mantiene esta tendencia a la baja. En el Levante no es perceptible y en el Estrecho-Alborán las fluctuaciones son muy altas. Por tanto, en el Golfo de Cádiz sí podríamos estar hablando de un buen resultado, siendo importante ahora estudiar si el dato se corresponde con una menor interacción pesquera en el área. Las corrientes juegan un papel fundamental en la llegada de tortugas muertas a la costa y en esta zona las dominantes son de este a oeste, por lo que el origen de estos animales muertos podría ser también portugués.
Emergencias, siempre activo
El servicio de emergencias frente a varamientos de tortugas y mamíferos marinos se inicia el último cuatrimestre de 2007 con los objetivos de realizar un seguimiento con atención veterinaria de los animales vivos; recuperar y reintroducir al medio natural, siempre que sea posible; valorar las causas de muerte de los cetáceos varados muertos, con especial atención a aquellas muertes de delfines listados (Stenella coeruleoalba) y calderones (Globicephala melas) relacionados con el último brote epizoótico causado por DMV (Dolphin Morbillivirus) detectado en el Golfo de Valencia en 2007 (Raga et al, 2008).
El Equipo de Emergencias frente a varamientos se encuentra activo los 365 días del año. Los avisos se canalizan a través del 112 que se pone en contacto con el teléfono de Emergencias del Medio Marino que, a su vez, comunica la incidencia al equipo técnico provincial que se encarga de organizar el trabajo en función del tipo de actuación a realizar. Es recomendable no tocar estos animales cuando los encontramos en la playa, avisar inmediatamente al 112 y esperar a que llegue el equipo veterinario especialista.
Todas las tortugas varadas vivas, así como aquellos mamíferos marinos que, a juicio del Equipo veterinario, puedan ser recuperables, son trasladados a un CEGMA o Centro de Recuperación Colaborador de la Consejería (tortugas, focas y pequeños cetáceos) o bien a una zona acotada (grandes cetáceos), con el fin de diagnosticar el o los procesos patológicos que presentan y administrar el tratamiento veterinario adecuado para procurar su recuperación y posterior reintroducción en el medio natural. En caso de muerte se realiza el estudio anatomopatológico del animal (necropsia e histopatología).
En cuanto al seguimiento sanitario, entre el 2008-2018 se llevaron a cabo un total de 450 necropsias a 15 especies de cetáceos diferentes en toda Andalucía, con el fin de averiguar las causas de muerte. Durante el año 2018, se llevaron a cabo 45 necropsias, cuyos resultados de causa de muerte aún se están analizando.
En cuanto a los cetáceos llegados con vida a la costa, se registraron 180 cetáceos, 20 durante el 2018, concretamente: 9 delfines listados, 4 delfines comunes (Delphinus delphis), 1 rorcual aliblanco, 1 zifio de True (Mesoplodon mirus) y 5 delfines en los que no se pudo confirmar la especie. En todas las ocasiones se activó el protocolo de atención a varamientos, pero en ningún caso se pudo salvar la vida de los animales.
Entre los casos más llamativos cabe destacar el hallazgo de un ejemplar adulto de delfín mular en el río Guadalquivir, a la altura de Sevilla. El ejemplar fue remolcado por los GEAS hasta el puerto de Sevilla, y su necropsia fue realizada en el muelle del puerto. Se trató de una hembra adulta que presentaba lesiones compatibles con una muerte por causa de origen natural relacionada con un animal de edad avanzada.