La Universidad de Almería inaugura un curso de verano que aborda un “problema de salud mundial” como es la resistencia a antimicrobianos, desdoblando la cuestión sanitaria también tratada en el seminario sobre el cambio que Internet ha provocado en la relación médico-paciente
La cuestión tratada es de una máxima relevancia y actualidad pese a que hace varios años que comenzó a darse la voz de alarma. El mensaje es dramático, pero “no debe darse en tono alarmista”, tal y como ha recomendado José Miguel Cisneros, que es director de la Unidad de Gestión Clínica Intercentros de Enfermedades Infecciosas, Microbiología y Medicina Preventiva, el primero de los ponentes en el programa del Curso de Verano de la UAL con título ‘Actualización sobre la resistencia a antimicrobianos’. Dirigido por Verónica Márquez y Emilio García, esta propuesta estival es “extraordinariamente oportuna”. No en vano, Cisneros ha sido rotundo a la hora de definir la situación como “uno de los mayores problemas de salud pública mundial a los que se enfrenta la humanidad en estos momentos”. La aparición y desarrollo de las bacterias multirresistentes, “las que se han vuelto resistentes a los antibióticos”, ha provocado un grave contratiempo: “Hemos dejado de tener uno de los mayores avances de la humanidad, que son los antibióticos”. Cabe la esperanza todavía: “No es que los hayamos perdido por completo, pero sí es verdad que la eficacia de estos tratamientos es inferior a la que tenían en la generación que nos precedió”. De no tomarse las medidas oportunas, sí se perderían del todo.
La solución debe ser “integral”, ha advertido José Miguel Cisneros, llamando la atención sobre una responsabilidad compartida entre ciudadanos, profesionales sanitarios y administraciones, sin olvidar a los medios de comunicación: “Si todos juntos hacemos la lucha contra estos ‘bichos malos’, sin duda el resultado será mucho más satisfactorio”. Insistiendo en que “esta situación es real, no es del futuro”, ha aportado los datos arrojados por un estudio de marzo pasado realizado por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. Tomando como espectro a 133 hospitales de toda España, si se extrapolase a todos los hospitales españoles en un periodo de un año los datos tomados durante un mes con pacientes con infección a este tipo de bacterias, el resultado sería tan demoledor como 26.000 personas fallecidas: “Se ha instaurado de forma lenta y progresiva, y por eso no tiene la trascendencia mediática de otras infecciones con un impacto sobre la salud extraordinariamente menor, como el de los dos casos de ébola”.
Ha recordado que estos sí llenaron portadas de los medios de comunicación, pero no las tiene el mal uso de los antibióticos y sus consecuencias: “Es una cifra muy superior a otro problema muy importante como el de las muertes en carretera, que en 2017 fueron 1.200, así que se puede ver la comparación y el nivel de atención y de recursos que recibe una cosa y la otra”. Es importante el hecho de que “estas cosas se digan”, y que sea en un foro como este curso de verano de la UAL, en el que también cabe la autocrítica: “No ha sucedido de manera inevitable; hemos contribuido a que así sea haciendo un mal uso de los antibióticos, abusando de ellos, utilizándolos de manera inadecuada, prescribiéndolos mal, dispensándolos mal y no dotando de recursos necesarios para hacer frente a este problema, como han hecho otros países del entorno”. Ha colaborado la automedicación, que “no es una buena decisión y en el caso de los antibióticos es una muy mala decisión, una razón que contribuye a esto”.
Ha manifestado que por ello “es muy importante trasladar a los ciudadanos que comenten una irresponsabilidad social cuando no hacen caso al seguimiento de la prescripción exacta, cuando hacen uso de la automedicación o cuando recomiendan a una persona conocida un antibiótico”. Cada uno “es libre de seguir o no la recomendación que les hace el médico, pero no tomarlo o no respetar las horas significa poner en riesgo su salud, generando peligro de generar estas bacterias multirresistentes en su intestino, y el problema es que lo transmiten con un apretón de manos o con una caricia”. España “es el país del mundo con un mayor consumo de antibióticos sin causa epidemiológica que lo justifique”, pero afortunadamente la UE lanzó el proyecto PIRASOA tras tomar conciencia de la situación y Andalucía lo aprobó en 2013, con aplicación desde 2014: “Ha sido un gran éxito, mejorado de manera significativa el uso de los antibióticos tanto en atención primaria como en hospitales hasta estar cerca de los países nórdicos y siendo líder nacional, un éxito profesional en el que se han implicado entendiendo el mensaje médicos y farmacéuticos y al que se han sumado la medicina privada y los consejos oficiales, algo fundamental porque esto no entiende ni de tabiques ni de fronteras”.
Doctor Google
En el curso sobre ‘Cómo ha modificado Internet y las redes sociales la información en salud y su efecto sobre la relación médico-paciente’, José Eduardo Arjona, jefe de Servicio Obstetricia y Ginecología en el Hospital San Juan de Dios de Córdoba, ha hecho una recomendación: “Los médicos debemos ser creadores de contenidos sanitarios fiables, y para ello debemos conocer las necesidades del paciente, crear esa información en un lenguaje adecuado”. Ha hablado de que se debe transformar en “una herramienta”, como lo son ya varias aplicaciones que los médicos sí que recomiendan como fiables. Y es que lograr información veraz es la clave: “A pesar de que Internet es la primera fuente de información sanitaria en España y en el mundo, no existe ningún ente capaz de controlar los contenidos; actualmente se calcula que solo el 50% de los pacientes que buscan información encuentran un contenido relevante sobre su enfermedad”. A su juicio, “se deben aprovechar las redes sociales lo máximo posible, sabiendo que antes la relación entre médico y paciente era unidireccional y ahora se ha convertido en bidireccional; se deben usar en crear conciencia, la mejora del estado general de salud de la población con difusión de hábitos saludables y varias cosas más para así llegar a un sistema sanitario más sostenible”.