La emergencia de los emergentes

    Perdonen la redundancia del título. Era casi tan irresistible como la potencia creciente de los países antesdeayer en vías de desarrollo y hoy protagonistas de un crecimiento sin paragón. Dentro del conjunto de países emergentes hay un grupo especialmente interesantes, los denominados BRIC (que, además del juego de palabras, encierra las iniciales de Brasil, Rusia, India y China).

    Todos ellos etán saliendo fortalecidos de esta crisis, antes de la cual ya habían comenzado a destacar. De hecho, la mayor parte de los avances contra la pobreza en el mundo tienen su referencia allí (veánse los Objetivos de Desarrollo del Milenio –¿alguien se acuerda?–). Sus logros son evidentes y dan para mucho en los titulares de prensa. Hace unos meses China superaba a Alemania como primera economía exportadora del mundo. Hace unos días nos sorprendía que, con datos del segundo trimestre de 2010, se había convertido en la segunda economía del mundo, superando esta vez a Japón. Y hoy, Brasil se posiciona por encima de España, quitándonos de momento el título de octava economía del mundo.

    Las claves este vuelco económico hay que buscarlos en una gran diversidad de razones, entre las que seguro que están la globalización (con las oportunidades que aportan a estos países los fenómenos de deslocalización), el abaratamiento de los transportes, los avances de las telecomunicaciones y la gran población y superficie. Hasta ahota, una de las característicaas definitorias de los países que crecían rápidamente (los famosos tigres y dragones asiáticos) eran una población relativamente pequeña y una economía volcada en la exportación. Ahora, por el contrario, parece que las modificaciones producidas por la globalización favorecen a los que son grandes. Se me ocurre que una primera cuestión es que el tamaño de la población puede guardar relación con el nivel salarial, por lo que la inversión extranjera encuentra un mercado laboral de bajo coste y con escasas tensiones salariales al alza durante un elevado período de tiempo (hay mucha gente dispuesta a formar parte del mercado a los precios de equilibrio iniciales). Otra cuestión relacionada con la población es, obviamente, el tamaño potencial del mercado interior. En la medida que los países logran iniciar la senda del crecimiento, la demanda de productos de consumo de los propios ciudadanos comienza a aumentar, siendo las propias empresas nacionales las primeras en estar en condiciones de atender a esa enorme demanda creciente. Por decirlo de algún modo, en casos como el actual, en el que la demanda de los países importadores (otrora denominados países ricos) decae, existe un importante colchón de seguridad constituido por los muchos millones de personas que tienen un consumo creciente dentro de sus fronteras. Por otro lado, coincide también una gran dimensión territorial, lo que se relacionaría con una mayor disponibilidad de recursos naturales propios, activables en cuanto se disponga en el país el suficiente capital financiero.

    Y, aquí, entroncamos con una de las viejas preocupaciones de esta Bitácora (me resisto a lo de Blog, aunque cada vez me sale más natural), la capacidad del planeta para dar satisfacción a todas las demandas de la población. El sistema capitalista se basa hoy más en el consumo que en la apropiación del capital. Si hacemos un símil automovilístico, el motor del sistema sería el consumo, mientras que el capital finanxiero sería el aceite lubricente y los mercados financieros el circuito de alimentación y distribución de ese aceite. La economía clásica define a la economìa como la ciencia que asigna unos recursos escasos para la satisfacción de unas necesidades virtualmente infinitas. Cualquier observador se daría cuenta de que hay un enorme problema encerrado en la propia definción: no se pueden satisfacer todas las necesidades porque no hay recursos para ello. Pero hay más, se pone el énfasis en la eficiencia, en el concepto de productividad, olvidando el pequeño detalle del stock de recursos global consumido/disponible. Si es finito (y lo es) la eficiencia no es la solución, si acaso es una parte de la solución. La verdadera solución es la LIMITACIÓN.

    El acceso a los niveles de vida de los ricos de cada vez más población emergente implica un sobre esfuerzo en la utilización de recursos que tal vez sea demasiado para el planera. China, en 10 años ha duplicado su consumo global de electricidad, y eso sin llegar siquiera a los consumos per cápita de Europa ni, por supuesto, de EE.UU. Cierto es que la tecnología les permite a los emergentes crecer nás deprisa evitando parte de los errores que los ricos cometimos por el camino, pero, repito, el planera es finito (vaya, se me ha escapado un ripio).

    Si no somos capaces a corto plazo de concebir un nuevo sistema, más equilibrado y posiblemente, con unos principios y prioridades (un nuevo orden de valores) distintos; si no refrenamos nuestro constante apetito energético; si no ponemos coto a la deforestación; si no entendemos los impactos que estamos generando sobre el medio ambiente, estaremos abocados a una crisis ecológica (si es que no la estamos sufriendo ya: la gran madre de todas las crisis) que llevaría a la humanidad al enfrentamiento, incluso bélico, en el que el control de los cada vez más escasos recursos naturales serían la clave. El mundo (en realidad, la humanidad) no suele reaccionar bien a las tensiones ambientales y en esta ocasión tal vez sea la primera vez en la historia de la nuestra especia en la que las iniciativas de un solo Estado no sirvan para nada y haya que actuar a nivel global (si, también esto es una consecuencia de la globalización y del tamaño de la población). 

    Addenda: 

    Hay al menos un escenario B, aquel en el que los BRIC colapsarían ante la incapacidad de sus débiles instituciones (no es el caso de China) de recondudir las tensiones internas que surgirán entre sus ciudadanos por el reparto de la renta y la riqueza crecientes (es el caso de China en la que una parte de la población aún no tiene acceso a las condiciones de vida mejoradas de las zonas en las que se protagoniza el crecimiento económico). En este caso, los paises ricos ganaríamos algo de tiempo, pero no demasiado.

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