En la selva tropical de África Central habitan en la actualidad grupos de cazadores-recolectores denominados pigmeos – término usado por Homero para designar a poblaciones míticas de baja estatura – caracterizados por una altura en edad adulta no superior a 1,55 metros. Se trata de una sociedad de gran interés para la biología evolutiva porque su genética es muy parecida a la de nuestros ancestros. Además, son poblaciones que siguen viviendo como hace 200.000 años, al margen de la industrialización.
Ahora, un trabajo liderado por el investigador del Departamento de Biotecnología de la Universidad de Alicante, Alejandro Romero, acaba de resolver un paradigma sobre esta población única en el mundo: la alometría negativa en pigmeos en relación a la altura y el tamaño dental, es decir, que la baja estatura de estas poblaciones se asocia a dientes grandes. Por tanto, afirma el investigador, “los factores morfogenéticos que controlan el tamaño dental deben ser independientes de aquellos que determinan el crecimiento postnatal”.
La investigación se ha llevado a cabo con moldes dentales in vivo de 120 individuos juveniles (15/16 años) y adultos (máximo de 35 años) de ambos sexos en pigmeos Baka de Le Bosquet (Camerún), en plena selva tropical de África Central, comparados con tribus vecinas de bantúes no pigmeas de mayor estatura, los Mvae y Yassa (de entre 1,65 y 1,70 metros de altura).
Estos moldes han servido para diseñar réplicas de alta resolución en el laboratorio del Departamento de Biotecnología de la UA y, a partir de imágenes digitales, se han registrado medidas morfológicas relativas al tamaño de los dientes anteriores y postcaninos.
El análisis de estos moldes ha revelado de forma sorprendente un significativo mayor tamaño de los dientes en pigmeos Baka con respecto a poblaciones bantúes, quienes mostraron además un dimorfismo sexual casi ausente. “Los datos genómicos que se disponen identifican además señales de adaptación diferencial poligénica entre pigmeos y bantúes involucradas en el crecimiento y la altura. En concreto, el modelo del diente en pigmeos no ha evolucionado y se parece más al de las especies homínidas de hace un millón de años», explica Romero.
A diferencia de otros estudios científicos anteriores, éste es el primero que se ha realizado con muestras de individuos vivos tras más de diez años de campañas de trabajo sobre el terreno y gracias a una misión de monjas francesas que, desde los años 80, han apuntado la fecha de los nacimientos de niños Baka en Le Bosquet. «Se trata de un censo de edad único en el mundo correspondiente a una tribu de cazadores-recolectores que permite analizar rigurosamente los cambios en el desarrollo de los individuos», destaca el investigador de la UA.
Esto significa que por primera vez en la historia se puede conocer a un baka niño o adolescente y saber su edad exacta. “De ahí que este trabajo sea único y excepcional y abre nuevas líneas de investigación acerca de una sociedad que presenta un fenotipo particular ya que vive aislado en una selva cerrada tropical y mantiene un modo de vida ancestral”, apunta Alejandro Romero.
El trabajo del investigador de la UA, publicado en la revista científica American Journal of Physical Anthropology, ha contado con el referente internacional en el estudio de la biología de pigmeos Fernando Ramírez-Rozzi, del UPR 2147 CNRS Université Paris V, y Alejandro Pérez-Pérez de la Universidad de Barcelona.