Cuando el profesor de la Universidad de Murcia, Ignacio Martín Lerma, logró introducir la cabeza tras meses de excavación y enfocar con una linterna para comprobar qué había tras aquellos rocas situadas en el interior de la cueva del Arco, en la localidad de Cieza, comprobó que sus sospechas y las de su equipo, de que detrás se encontraba una cavidad de extensión indeterminada, que, en cualquier caso no superaría una veintena de metros, eran ciertas: frente a él se encontraba la esperada cavidad.
Lo que creían que tendría una extensión de unos metros multiplicó por centenares aquella cifra. Tantas veces que, a día de hoy, y apenas sin explorar en toda su extensión, se ha convertido ya, sobrepasando los 1.500 metros, en una de las cinco cavidades de mayor longitud de la Región de Murcia. El profesor Martín Lerma ha afirmado durante la presentación del hallazgo que esta cavidad descubierta “abre una nueva puerta a la prehistoria”.
El descubrimiento era totalmente espectacular, pero aquello no constituía lo más impresionante de aquella cavidad, que aún depararía -y probablemente seguirá haciéndolo- numerosas e importantes sorpresas, tantas que aún hoy continúa constituyendo un lugar que proporcionará sin duda, según el profesor de la UMU, importantísimos hallazgos.
Cuándo comenzó a estudiarse esta cueva de Murcia
Pero vayamos al principio para poder responder a las incógnitas -a algunas, pues este lugar único seguirá planteando numerosas preguntas acerca de esta cueva que habrán de ir contestándose poco a poco-: su primera campaña arrancó en 2015, y desde el comienzo ha suscitado un gran interés científico y obtenido un enorme impacto social, con apariciones constantes en medios de comunicación por constituir un espacio singular y valiosísimo para el estudio de nuestra prehistoria que le valió el calificativo de “La catedral del paleolítico”, por parte de Manuel Pimentel por la monumentalidad de sus hallazgos arqueológicos.
La cueva del Arco es un conjunto de cavidades concentradas en un gran arco de roca natural en el Cañón de Almadenes, situado en la localidad de Cieza. Desde aquel año 2015 se ha confirmado la existencia de ocupaciones pertenecientes al Neolítico antiguo (7000 años), Solutrense (21000 años), Gravetiense (30000) y Musteriense (50000), constituyendo uno de los escasos yacimientos del mediterráneo peninsular en los que se puede documentar la transición entre los neandertales y los humanos modernos.
Las labores de excavación han sido dirigidas por Ignacio Martín Lerma, de la Universidad de Murcia y por Didac Román, de la Universitat Jaume I de Castellón, junto a un grupo de espeleólogos del Grupo Geca de Cieza.
Sospechas de una cueva mayor
Fue durante la campaña del año 2018 cuando el grupo comenzó a sospechar que se encontraban ante una cavidad colmatada por unos sedimentos que podían esconder el paso a una cueva de mayores dimensiones. Diversos hallazgos, que el profesor Martín Lerma describe de modo meticuloso, hacían pensar que así era. Los trabajos eran pesados y lentos, pero todo se trocaba ligero con la esperanza de encontrar algo más importante.
Finalmente, la eliminación de unos bloques mostró un claro orificio en el que se podía percibir cierta salida de aire. La indicios de que podrían encontrar algo mucho mayor se fueron acrecentando, pero había que realizar todas las obras con cautela. Lo más importante era lograr la seguridad del posible hallazgo. Había, pues, que cerrar todo el perímetro de la cueva del Arco para asegurar las obras, el contenido y el continente de este insólito lugar que aún no se sabía hasta qué punto lo sería y conservar toda la superficie lo más intacta posible.
Una circunstancia inesperada que sorprendió al mundo en aquellos momentos: la pandemia del Covid, algo que retrasaría sobremanera unas actuaciones que estaban a punto de realizarse.
Vista la importancia de todo lo que se estaba conociendo, el equipo decidió contactar con José María Calaforra, de la Universidad de Almería, uno de los mayores expertos internacionales del mundo subterráneo. Se trataba de que se integrara en el proyecto y diera su opinión autorizada. Ésta no se hizo esperar: nos encontrábamos ante un descubrimiento de nivel mundial.
Cómo es el nuevo espacio descubierto en la Cueva del Arco
Sus enormes medidas, con ser unas de los aspectos más relevantes no era lo más sorprendente: la enorme altura de sus salas, algunas de hasta 20 metros de altura la sitúan como la cueva con las bóvedas más altas de la región. Sus salas de estalactitas constituyen algo de difícil parangón en el mundo, con ejemplares que alcanzan los tres metros de longitud y un centímetro de diámetro, que se han originado y crecido en condiciones de una estabilidad que no tiene prácticamente rival, gracias al aislamiento de la cavidad durante muchos milenios.
A todo ello habrá que sumársele lo que pueda ofrecer este espacio a nivel arqueológico, cuyo alcance continúa siendo una incógnita, pero con un enorme potencial, dado que se han documentado marcas de zarpazos de osos de más de tres metros cuya especie se creía que no había descendido de la zona donde se sitúa hoy Madrid.
Preservar el lugar a salvo de visitas
Para el profesor Martín Lerma no hay duda. “Se trata de una cavidad con un gran interés geológico y arqueológico, tanto por las formaciones como por la perfecta conservación de todo lo que contiene, que se ha mantenido gracias al estricto protocolo que hemos seguido en su exploración”. Para ello es preciso impedir las visitas hasta que todos los estudios científicos estén finalizados: “hay que tener en cuenta que tenemos entre las manos un tesoro natural intacto, y así es como debería seguir estando”.
“Por las características geológicas de la cueva, llevábamos tiempo con la sospecha de que algo así podía suceder, pero ha superado todas nuestras expectativas”, afirma Ignacio Martín Lerma, director científico del proyecto.
La formación del enclave debió estar relacionada con flujos profundos, posiblemente termales, pero sin relación directa con el exterior, por lo que la convierten en un ejemplo singular para la evolución geológica de los acuíferos de la zona. La “cavidad única”, como ha sido catalogada por el catedrático de Geodinámica Externa de la Universidad de Almería, José María Calaforra, es un “espacio virgen”, sin alteración humana, que otorga una “oportunidad sin igual para la investigación paleoclimática y el avanzar en el conocimiento del cambio climático”.
El rastro del oso de las cavernas
El acto ha sido presentado hoy por el consejero de Presidencia, Turismo, Cultura, Juventud, Deportes y Portavocía, Marcos Ortuño; la vicerrectora de Estudios de la Universidad de Murcia, Sonia Madrid y el alcalde de Cieza, Pascual Lucas, junto con los profesores de Prehistoria, Ignacio Martín Lerma y Didac Román, codirectores de las excavaciones en la Cueva del Arco, el catedrático de Geología de la Universidad de Almería, José María Calaforra y Pedro Ríos, representante del Grupo espeleológico G.E.C.A. de Cieza.
El alcalde de Cieza, Pascual Lucas, ha destacado “el potencial del hallazgo para poner en valor el tesoro natural, histórico y patrimonial del Cañón de Almadenes y a la Región de Murcia en su conjunto. Cieza es territorio neanderta,l y de su estudio no solo se beneficiará la arqueología regional, también la humanidad al completo”. El consejero de Presidencia, Turismo, Cultura y Deportes, Marcos Ortuño, ha cerrado el acto incidiendo en el “descubrimiento” que “vuelve a situar a la Región de Murcia en el mapa más actualizado de la Prehistoria”.
En la presentación oficial, en la Filmoteca Regional, los codirectores de las excavaciones, Ignacio Martín Lerma y Didac Román, ambos doctores en Prehistoria, hicieron hincapié en el increíble tesoro hallado y el gran potencial que posee la cavidad: “La identificación de zarpazos de oso cavernario en muchas de las paredes, posiciona a la cueva como un gran ejemplo de morada de estos grandes mamíferos al sur de Europa, algo realmente único”.
Pedro Ríos, representante del Grupo G.E.C.A. de la O.J.E. de Cieza, que está llevando las labores de reconocimiento espeleológico, ha descrito las dimensiones kilométricas de las galerías que, atendiendo solo a lo que se lleva explorado, “ya la convierten en una de las cavidades más grandes de la Región de Murcia y en la que posee las salas de mayor volumen de toda la zona”.
El rector de la Universidad de Murcia, José Luján Alcaraz, que no pudo asistir al acto, ha destacado por su parte la importancia de apoyar la investigación desde las instituciones: “La Universidad de Murcia apoya incondicionalmente a sus investigadores, como Martín Lerma, que generan conocimiento con sus trabajos, alimentando el espacio científico y conectando con la sociedad a través de la pieza esencial del conocimiento: la divulgación”.